YUÇE BITON Y ALONSO DE PALENCIA

 Intrahistoria de la judería segoviana en los últimos años de su existencia a través de un herero judío.


Yuçé Bitón es un nombre particular dentro de la Historia de los Hispano-Hebreos y los conversos al cristianismo, pues, sin ser más que un humilde herrero de la judería segoviana del S XV,  la historiografía puede reconstruir, con el rompecabezas de los archivos, cuarenta años de  su existencia.  Es decir, cuatro décadas vitales que ilustran -no sólo de forma verosimil sino también veraz- lo que fue la vida judía en Castilla al borde de la expulsión.

  No sabemos cuándo nació exactamente, pero en diciembre de  1478 -con Segovia azotada por los rigores del invierno castellano- aparece por primera vez su nombre en el resgistro de la mayordomía de fábrica de la catedral de Segovia. (El mayordomo de fábrica era el encargado de recaudar las rentas de las iglesias con el fin de administrar los gastos de velas, sotanas, flores, etc.) Bitón, que como hemos dicho era herrero -artesano del hierro- creó para la catedral segoviana tres badajos de campana, seis clavos y dos grapas. Debió hacerlo muy bien, porque la catedral seguirá contando con sus servicios.

 Yuçé era hijo de un judío llamado Ezra y su esposa Yamila, que habían traído al mundo también unas hijas de las que sólo sabemos que estaban casadas. No sabemos si la familia estaba emparentada con el rabino segoviano Salomón Bitón, pues Bitón es apellido profuso en la localidad y no podemos atar vínculos, pero lo más probable es que hubiera varias ramas Bitón en la ciudad.

 En 1481, rabí Bitón, en tanto que líder de la comunidad judía, fue el máximo representante hebreo de la comunidad para el acto de delimitar la judería. (En las Cortes de Toledo de 1480 se emitió el decreto real para el apartamiento de los judíos en barrios propios)  En 1483, un tal Hiyan (Jaím?) Bitón depositó en la aljama un préstamo de  500 maravedíes para poder acometer el pago de los judíos de Segovia para la Guerra de Granada. Yucé, que ya en 1478 era herrero, esto es, adulto, conoció perfectamente esos dos eventos de sus posibles parientes, pues para esta época la aljama segoviana vivía un escándalo interno insoslayable: los miembros de la comunidad habían denunciado al rabino porque adjudicaba de forma muy desigual las cantidades que se debían aportar para pagar la guerra contra el reino nazarí de Granada. De ahí lo del préstamo de los 500 maravedíes de Bitón para salir del paso. Ni siquiera Abraham Senior se libró de las protestas de la aljama a este respecto, porque la denuncia llegó a palacio de la mano de Abraham Alboer y Yaakov Cachopo, procurador aljamial del reino de Castilla.

Los monarcas decidieron exigir que las cantidades fueran equitativas para todos los judíos. Está claro que los Reyes Católicos presionaban fiscalmente a los judíos para procurar su conversión: si se convertían en cristianos nuevos quedaban exentos de los pagos exclusivos que tenían que hacer los judíos. La tenaz persistencia en la fe mosaica no sólo era un esfuerzo moral y religioso, también era un esfuerzo que requería mucho trabajo físico para poder pagar la no abjuración. Y no olvidemos que en el monasterio segoviano  de la Santa Cruz estaba como prior Tomás de Torquemada, inquisidor general desde 1483, aplaudiendo las incendiarias prédicas contra los judíos de fray Francisco de la Peña, que eran de tal calibre que tuvieron que prohibirle desde palacio siguiera vomitando odio por la garganta. Parece ser que hizo caso omiso.

En esta coyuntura, no es difícil imaginar a nuestro Yuçé Bitón  golpeando insistentemente el yunke de la  herrería de su mente, valorando la posibilidad de bautizarse y entrar a formar parte del grupo de los neocristianos . ¿Y correr el riesgo de las denuncias que habían sufrido los Arias Dávila? ¿O quizás medrando como lo había hecho Andrés de Cabrera? El era un simple artesano. Y aun es más: ¿podía el herrero vislumbrar el advenimiento de los acontecimientos del decreto real por el cual se planteaba la disyuntiva de bautismo o exilio perpetuo? Si hasta el propio Abraham Senior se había convertido! ¿A dónde iba ir él, humilde herrero, con el poco dinero que conseguiría con la precipitada liquidación de la herrería y la casa?

 Yuçe tenía en propiedad una casa con corral en la judería. Se la donaron sus padres, Ezra y Yamila, en 1487. El documento original de la donación, redactado en hebreo, se ha perdido, pero sin embargo se conserva su traducción al castellano. Por eso sabemos que el monto total de la tasación era ni más ni menos que de 40.000 maravedíes. Y lo que es más interesante: el motivo de la donación. Sus padres decidieron de este modo pagar la deuda que tenían con su propio hijo cuando con el dinero que salía de la herrería se usó en dos ocasiones: ayudar a los padres en momentos de estrechez económica y pagar la dote de la boda de sus dos hermanas.

Yuçé finalmente se hizo bautizar tomando el nombre de Alonso de Palencia y el doce de octubre de 1500 vendió la casa al beneficiado catedralicio Diego de Castro. Pero no dejó de vivir en ella, pues Diego de Castro firmó con él un contrato de censo enfitéutico: el nuevo propietario se convertía en patrón  de un inquilino que debía pagar de renta 1000 maravedíes al año. ¿Por qué lo hizo? La Inquisición no podría arrebatarle nada si tuviera un proceso inquisitorial y a la vez seguiría  viviendo en la misma casa en que nació. Al menos mientras estuviera a bien con Diego de Castro. Pero éste en 1506 cedió la casa a losc apellanes catedralicios, estipulando una renta enfitéutica de 1136 maravedíes. Es decir, en seis años disfrutando de la casa en el nuevo régimen, tuvo que abonar al año 136 maravedíes más. Una gran subida (pero en aquellos tiempos la economía del reino andaba maltrecha, pues se hacía notar en las arcas reales  la falta del dinamismo económico que procuraban los judíos ya expulsados y, además,  había que pagar las muy costosas campañas militares del emperador  Carlos I de España y V de Alemania..)

 Por esos años el ya llamado Alfonso de Palencia está casado con Catalina Alonso, nombre de bastane reminiscencia conversa,  y ambos son padres de dos muchachos a los que llamaron Diego y Fernando, de 17 y 18 años, que entonces eran ya hombres adultos.  ¿Se casó entonces el herrero en 1492? Todavía en 1519, 41 años después de hacerlo por primera vez,  aparece Bitón en los  archivos catedralicios como herrero del templo. No consta que tuviera en ningún momento proceso inquisitorial alguno, ni tampoco la fecha de su fallecimiento, pero pervivir entre los legajos de los archivos le hace donar su nombre a los muchos judíos de fines del S XV en aquella Segovia convulsa.

Bibliografía:

  • Una donación entre judíos segovianos, originalmente en hebreo, del año 1487, BONIFACIO BARTOLOMÉ HERRERO, Espacio, Tiempo y Forma, Serie III, Hª  Medieval, t. 20, 2007,