
Parasha: Tatzría, תַזְרִיעַ, engendra. Levitico 12:1–13:5. Haftará: 2 Reyes 4:42–5:19. Darshán: Morenu Verabenu, Ribí David Jananiá Pinto, shlita
“Ésta es la ley para el metzorá”
(Vaikrá 14:2)
En esta parashá, se trata el tema del metzorá, la persona que es afligida con una erupción cutánea llamada tzaráat. El Sifté Jajamim (Vaikrá 13:46) cita que por eso a la persona afligida con dichas erupciones se la llama metzorá (מצורע ,(palabra que en hebreo se compone de las palabras מוציא’) saca, produce’) y רע’) mal’). Rashí cita que la Guemará (Tratado de Erjín 16b) pregunta: “¿En qué se diferencia [el metzorá] de los demás impuros? En que tiene que estar apartado y a solas; por cuanto él ocasionó una separación entre las personas con su lashón hará (‘chisme’) —entre marido y mujer, entre un hombre y su amigo—, entonces, a él también lo separan de los demás”. Vemos que todo el que habló un chisme fue
afligido con tzaráat, como le sucedió a Miriam, y otros similares. No obstante, aún tengo una dificultad: ¿por qué Javá no fue afligida con tzaráat cuando relató a Adam lo que le dijo la serpiente?, ¡si la serpiente habló sediciosamente contra Hashem cuando dijo (Bereshit 3:5):
“Pues Dios sabe que en el día en el que coman de él (el Árbol de la Sabiduría) se les abrirán los ojos y serán como Dios, sabedores del bien y el mal”!
Y Rashí explicó la intención de las palabras de la serpiente: “Todo artesano odia a sus colegas; el comió del árbol y creó el universo”. Javá repitió las palabras de la serpiente a Adam, con lo que transgredió la prohibición de chismear. ¿Por qué ella no recibió tzaráat?
Antes de responder, cabe explicar lo grave del castigo del tzaráat. La Guemará (Tratado de Nedarim 64b) dice: “Se enseñó que cuatro [personas] son consideradas como muertas: el pobre, el metzorá, el ciego y quien no tiene hijos”. Ciertamente, se necesita una explicación a esta Guemará: se comprende que estén incluidos el pobre, el ciego y el que no tiene hijos en la lista de los que son considerados como muertos, pero el metzorá, ¿por qué se lo considera como muerto, si no le hace falta nada, pues tiene hijos, tiene dinero y puede ver como cualquier otra persona y, aparentemente, disfruta de la vida? ¿En qué aspecto la condición del metzoráes tal que es considerado como muerto?
A pesar de que la explicación es que la Shejiná se apartó del metzorá y es como si el metzorá hubiera sido excomulgado por Hashem Yitbaraj —Quien es la fuente de la vida— y Quien lo alejó y dictaminó su sentencia, como dice el versículo
(Vaikrá 13:46):
“Se sentará solo; fuera del campamento es
su asentamiento”
y el mensaje que Hakadosh Baruj Hu le quiere dar con ello a aquel metzorá es ¡que no lo quiere! Resulta, entonces, que el metzorá es considerado como un muerto, y nada de lo que posee tiene valor. De aquí vemos la gravedad del pecado de chismear, lo que parece como algo insignificante. Pero los resultados de ello no son menos que una gran tragedia. Les contaré algo que me estremeció.
Una vez estuve en Nueva York y una persona que conozco desde hace años vino a verme y me dijo: “Vengo a despedirme de usted, pues no sé si lo volveré a ver”. Me sorprendí de sus palabras, y le pregunté por qué hablaba así. Me respondió: “Me descubrieron la temible enfermedad, y los doctores no me dan más que unas semanas, o, a lo sumo, unos meses de vida”. Le dije que él debía que tener esperanza, y ansiar que la salvación vendrá pronto, y no debía desesperanzarse en absoluto. No obstante, él estaba convencido de que su fin se aproximaba y me pidió que rezara por él. Me pidió que suplicara delante de Hakadosh Baruj Hu que tuviera misericordia de él y no recordara todas las transgresiones que él había cometido; irrumpió en llanto y en confesión, y me dijo: “¡Ay de mí! ¡Qué vergüenza me espera allá!”. Su petición me dejó sin poder dormir. Y me asombró que sus palabras habían sido las mismas que las del Gaón de Vilna,quien dijo que el Guehinam es la vergüenza que tendrá el hombre el día del gran y temible juicio. Le pregunté por qué no había despertado en arrepentimiento años antes, y había acumulado años sin teshuvá… Nosotros sabemos cuál es la respuesta: la persona que está sumergida en el mundo terrenal no ve la verdad, pues tiene una pantalla de placeres mundanales ante sus ojos. Sólo ve el honor, el dinero, la belleza; esto le oculta la verdad. Pero cuando la muerte se aproxima, comienza a ver la verdad, ya que “[la persona] no tiene dominio en el día de la muerte”.
Esta moraleja está insinuada en el castigo de tzaráat, porque el metzorá es considerado como un muerto, ya que tiene que estar apartado de todo el mundo, sin familiares, amigos o allegados. Así, esa permanencia en soledad lo llevará a hacer una introspección de la cual concluya que llegará el día en el que se encontrará totalmente solo en la tumba. Y los comentaristas agregan que la plegaria del chismoso no sube, pues con su chisme crea una pantalla que lo separa de Hakadosh Baruj Hu; resulta que está rezando en vano, a una pared que no escucha, y es como si hiciera idolatría; y todas sus plegarias se acaban yendo a la impureza —Rajmaná litzlán—, y por todo esto deberá rendir cuentas en el futuro. De aquí vemos cuán grande es el defecto del que chismea.