Parashá: Matot-Maase: Números 30:2 – 36:13. Haftará: Haftara: Jeremías 2:4-28 y 4:1-2. Darshán: Morenu Verabenu, Ribí David Jananiá Pinto, shlita
“Moshé les dijo a los dirigentes
de las tribus de los Hijos de
Israel: ‘Esto es lo que ordenó
Hashem: [El hombre] no
deberá profanar la palabra
que dio […] así como salió
de su boca, él deberá hacer’.”
(Bamidbar 30:2-3)
A diferencia de los demás preceptos de la Torá —que comienzan con la frase: “Hashem le dijo a Moshé”—, Moshé Rabenu pronunció este precepto a Israel por cuenta propia , porque sabía muy bien cuán grande e importante es el poder de la palabra tanto para hacer el bien como —jas vejalila— para el hacer mal. Luego de sopesarlo, él comprendió que había que motivar a los Hijos de Israel a cuidarse de no causar un daño en el habla: “[El hombre] no deberá profanar la palabra que dio […] así como salió de su boca, él deberá hacer”; que se cuiden de profanar el habla y no impurifiquen sus bocas con lo que está prohibido decir, como lashón hará, chisme o mofa. De esta forma, podemos explicar maravillosamente la siguiente dificultad: en la Torá, Hakadosh Baruj Hu le ordenó primero a Moshé (Bamidbar 25:17):
“Aflige a los madianitas y los golpearás”; y de pronto, pasa a otro tema y empieza a hablar acerca de la virtud del poder de la palabra y sus consecuencias: “[El hombre] no deberá profanar la palabra que dio […] así como salió de su boca, él deberá hacer”. Luego vuelve la Torá a explayarse y detallar acerca de la guerra contra Madián y a ordenar a Moshé con minuciosidad que debe vengar de los madianitas la venganza de los Hijos de Israel, y le dice a Moshé que luego de ello, fallecerá. ¿Por qué en medio del tema de la guerra contra Madián, la Torá interrumpió, pasó al tema de los votos y de la santidad de la palabra, y finalmente, retomó el tema de la guerra?
Esto lo podemos aclarar según lo que dice el Midrash (Sifré): “A pesar de que Moshé escuchó que su fallecimiento dependía de la guerra contra Midián — pues Hashem le dijo que después de tomar venganza, fallecería—, Moshé cumplió con alegría y no la aplazó”. No cabe duda de que ello requirió una gran entrega por parte de Moshé Rabenu, pues los Tzadikim aman mucho la vida y desean con todas sus fuerzas continuar existiendo sobre la faz de la tierra en este mundo terrenal para hacer más y más buenas acciones, para así santificar el Nombre de Hashem Yitbaraj y servirle. Así dice el Midrash (Yalkut Shimoní, Matot 785) que cuando Hakadosh Baruj Hu le dijo a Moshé: “Lleva a cabo la venganza de los Hijos de Israel […] y luego fallecerás”, Moshé comenzó a tratar de convencer a Hakadosh Baruj Hu de que le permitiera continuar con vida, pero no lo logró. Moshé dijo: “¿Acaso es posible que yo muera luego de que logré lo que no ha logrado ningún hombre? Es preferible que siga con vida y les instruya a las personas acerca de Tus caminos: ‘No he de morir, sino que viviré y habré de contar las acciones de Hashem’”.
Y ya que Moshé Rabenu habló delante de los jefes de las tribus acerca de la virtud del poder de la palabra, la cual tiene la fuerza de prohibir a la persona todo tipo de temas por medio de votos y juramentos, agregó y les advirtió acerca de profanar la palabra: “[El hombre] no deberá profanar la palabra que dio”, para que no cause un defecto a la lengua y la vuelva profana. Moshé se dijo a sí mismo: “Si Hashem encontró apropiado advertirles tanto de que no causen un defecto a la palabra como de cuán grave es ello —pues el propósito de la guerra contra Midián es el de subyugar y quebrantar la impureza del habla de Midián—, entonces, es una obligación sagrada ser el primero en salir a hacer esta guerra”. Así, Moshé Rabenu no esperó ni un momento, ya que la impureza del habla de Midián se estaba dispersando y estaba sembrando destrucción en el mundo. Y en efecto, Moshé Rabenu pasó de inmediato del pensamiento a la acción, y comenzó a movilizar al pueblo para salir a la guerra. Y por medio de una alusión, podemos explicar el versículo “[El hombre] no deberá profanar la palabra que dio […] así como salió de su boca, él deberá hacer”.
Acerca de la persona que cuida su habla y no la profana, el versículo dice “así como salió de su boca, [se] deberá hacer”, lo que nos insinúa que las bendiciones que da dicha persona se cumplen y que todo lo que dice es considerado como un decreto que se debe cumplir, como dijeron nuestros Sabios: “El decreto que digas se te cumplirá”, es decir, el Tzadik decreta y Hakadosh Baruj Hu hace que se cumpla. Así encontramos en nuestros ancestros sagrados —que nos protejan sus méritos—. Todas sus bendiciones fueron aceptadas, y sus plegarias fueron escuchadas delante de Quien reside en las alturas; es decir, Hakadosh Baruj Hu cumplía lo que ellos pedían y solicitaban.