
Parasha: Va´yerá, וַיֵּרָא, apareció. Génesis 18:1–22:24. Haftará sfaradit: Reyes II, 4:1-23. Darshan: Morenu veRabenu HaGaón HaTzadik Rabí David Janania Pinto shlita.
“Toma, por favor, a tu hijo,
a tu único, aquel a quien
amas, a Yitzjak, y ve, por ti,
hacia la región de Moriá, y
elévalo allí como [ofrenda
de] elevación, sobre una de
las montañas que te diré.”
(Bereshit 22:2)
Con la prueba de la Atadura de Yitzjak —que fue la última de las pruebas que atravesó Abraham Avinu, y la más difícil de todas—, vemos la grandeza del amor de Abraham por Hakadosh Baruj Hu. Abraham amó a Hashem no solamente a través del servicio y la plegaria, sino también con aquello que afectaba su vida particular, llegando a pagar el alto precio de atar a su hijo.
Y dice la Mishná (Tratado de Avot 1:17): “El estudio no es lo principal, sino la acción”, pues existen personas que estudian mucho, pero cuando llega el momento de llevar a cabo la acción, no cumplen con aquello que estudiaron. El hecho de que una persona no llega a realizar la acción es un indicativo de que no valora de la forma correcta aquello que estudió, pues el estudio es el esfuerzo, pero de la acción es de donde se obtiene el deleite, ya que es el producto del estudio. Por medio de la acción, la persona aprecia el estudio y ello la lleva a que quiera estudiar más. Esto se puede asemejar a una persona que trabaja y recibe su sueldo por ello. Ya que el propósito del dinero es el de gozar de él, cuando la persona tiene placer del dinero que obtuvo, se siente motivada a trabajar más para poder deleitarse más. Pero cuando la persona tiene el dinero y no hace uso de él, ¿qué provecho le da el dinero? El dinero pierde significado cuando no es utilizado, y la persona pierde también el deseo de trabajar más, pues su trabajo no tiene propósito. Lo mismo sucede con el estudio de la Torá; cuando se estudia con el fin de poner el estudio en práctica —como, por ejemplo, el estudio de las leyes prácticas de Shabat—, cuando la persona ve que por medio de su estudio se abstiene de transgredir prohibiciones, ello le da la motivación para continuar estudiando. Abraham Avinu vio que las personas del mundo hacían idolatría y ellos pensaban que era bueno; y Abraham Avinu mismo había probado la idolatría, cuando era pequeño, en su búsqueda del Creador del Mundo. Cuando se dio cuenta de que todo aquello era mal, se alejó del mal y sirvió a Hakadosh Baruj Hu. Y, en efecto, ese es el verdadero servicio del hombre, corregir su alma animal y conectarla al alma superior. Así, vemos en los Tzadikim que sus cuerpos son sagrados, y no tienen efectos corporales, como sudor o mal olor, etc. Todo esto es debido a que sus cuerpos están conectados con sus almas elevadas. El cuerpo de la persona se compone de 248 miembros y 365 ligamentos, que corresponden a las mitzvot de realización y a las de abstención. Pero se puede objetar que también los no judíos tienen los mismos miembros y ligamentos, y a pesar de ello, dijeron nuestros Sabios: “[Si te dicen que hay] Torá en las naciones, no lo creas”. ¿Cómo se concilian estas ideas? Hakadosh Baruj Hu creó a Adam Harishón completo y, si él no hubiera pecado, no habría judíos y no judíos, sino que todo habría sido un solo bien verdadero. Pero debido al pecado, se creó la diferencia, y así existen judíos y no judíos.
Podemos decir, además, que por cuanto el no judío no está circuncidado, no tiene 248 miembros y 365 ligamentos; mientras que el judío, al hacerse el berit milá, se considera completo, tal como se dice al respecto de Abraham, cuando recibió la orden de circuncidarse (Bereshit 17:1):
“Anda delante de Mí y sé íntegro”.
Es decir, sin el berit milá, el hombre no se considera completo. Por ello, esa fue la primera mitzvá que se le dio a Abraham Avinu y a su descendencia, para que exista una diferencia entre nosotros y las naciones. Toda la Torá está conectada con la circuncisión, y ya que al hombre judío se lo circuncida a muy temprana edad, éste obtiene la fuerza y las herramientas para crecer en Torá y en santidad. No es así con respecto a los no judíos, que nacen y mueren incircuncisos. Y cuando el hombre recibe las fuerzas y los medios a través de la circuncisión, todo depende de él; si se esfuerza y se dedica, tendrá ayuda del Cielo y
tendrá éxito.