PARASHAT HA´SHAVÚA: «KI TAVO»

Parashá: כִּי-תָבוֹא, Cuando vengas. Deuteronomio 26:1–29:8. Haftará: Isaías 60:1–22.. Darshán: Morenu veRabenu HaGaón HaTzadik Rabí David Janania Pinto shlita


“Y será que, cuando llegues a la tierra que
Hashem, tu Dios, te da como legado, y la heredes
y te asientes en ella, tomarás de los primeros
frutos de la tierra, los cuales traerás de la tierra
que Hashem, tu Dios, te da, y los pondrás en la
cesta e irás al lugar en el que Hashem, tu Dios,
eligiere posar Su Nombre.” (Devarim 26:1-2)

El versículo comienza diciendo: “Vehayá…” (והיה : ‘Y será…’), y nuestros Sabios, de bendita memoria (Tratado de Meguilá 10b), dijeron: “El término en hebreo «vehayá» no es sino una expresión de alegría. La traída de bicurim (los primeros frutos) debía hacerse con alegría y corazón lleno de júbilo, pues no es lo mismo un siervo que le trae un regalo a su patrón con cara amargada que uno que le trae un regalo con un rostro reluciente de alegría. Al traer los bicurim con alegría, la persona le agradece a Hakadosh Baruj Hu por todo el bien que Hashem hace con ella”.

Ahondemos un poco acerca de esta mitzvá. Podemos formular la siguiente pregunta: Nuestros Sabios, de bendita memoria, dijeron que los bicurim eran traídos en canastas. Aparentemente, ¿para qué debían traer los bicurim a la vista de todo el mundo? ¿Por qué no los traían en recipientes sellados para ocultar su contenido de la vista de todos? Y, además, la Torá le ordena (Devarim 26:5) al que trae los bicurim:

“Dirás delante de Hashem, tu Dios: ‘[Laván] el Arameo quiso exterminar a [Yaakov,] mi Patriarca, por lo que [este] bajó a Egipto, en donde vivió, como un pueblo escaso, (…) ”.

Hace falta comprender para qué se menciona lo que les sucedió a nuestros ancestros en Egipto; y, además, por qué se menciona a Laván el Arameo, quien quiso matar a Yaakov Avinu. ¿Por quéprecisamente al momento de traer los bicurim hay que mencionar todo esto? Como es sabido, la persona debe recordar en todo momento y a toda hora las bondades que Hakadosh Baruj Hu hace con ella. Nuestros Sabios, de bendita memoria, estudiaron: “Todo aquel a quien Hakadosh Baruj Hu le hace un milagro y éste se lo agradece, Hakadosh Baruj Hu le hace más milagros, porque, por medio del reconocimiento, la persona demuestra que no es malagradecida con Aquel que le hace aquellas bondades. Por ello, Jazal establecieron que todo aquel al que le fue hecho un milagro debe bendecir la berajá de “…Hagomel lejayavim tovot” (‘… El que les hace bondades a los culpables’). E incluso se acostumbró a hacer una comida de agradecimiento. También, en la festividad de Janucá, tenemos el precepto de difundir el milagro en público, pues esa es la manera debida de agradecer, publicando el milagro a los cuatro vientos. Ahora podemos comprender la mitzvá de los bicurim. Cuando ve el producto de su campo, cuando comienzan a surgir los frutos en los árboles y los selectos frutos brotan en su jardín, la persona tiene la obligación de dar alabanzas y agradecer al Creador y publicar las bondades que Hakadosh Baruj Hu hace con ella.

Y ya que estamos hablando de las alabanzas al Creador, tenemos la obligación de mencionar Sus alabanzas y Sus bondades, que nos invisten desde que somos un pueblo. Por lo tanto, en el momento en el que se traen las primicias mencionamos las alabanzas por todo lo que nos ha sucedido desde la época de nuestros Patriarcas sagrados, y le agradecemos al Creador por haber rescatado a Yaakov Avinu de las manos de Laván el Arameo, quien quiso matarlo, y lo alabamos por habernos sacado de la tierra de Egipto, mientras éramos extranjeros residentes en tierra extraña bajo el yugo de la esclavitud arrolladora, y nos sacó, por Su abundante bondad, de la oscuridad a la luz, de la esclavitud a la redención, y nos dio esta buena tierra. Todo esto es debido a que la persona tiene la obligación de recordar y no olvidar las bondades que el Creador del Mundo hace con ella.

De aquí, la persona debe aprender cuán grande es su obligación de agradecer y alabar a su Creador por todo el bien que Él hace con ella desde el día en que nació hasta la fecha. Desde que se levanta de su sueño en la mañana, abre los ojos y, lo primero que hace es pronunciar el texto de agradecimiento de Modé aní: “Agradezco, delante de Ti, Rey viviente y existente, que me devolviste el alma con misericordia. ¡Grande es Tu fidelidad!”.

No obstante, la persona debe meditar acerca de si este agradecimiento lo dice con plena intención del corazón, comprendiendo cada palabra que pronuncia, pues durante la noche estuvo como si fuera un muerto y ahora, en la mañana, volvió a la vida, razón por la que debe agradecer. Sería una pena que estas valiosas palabras de agradecimiento fueran dichas por costumbre, como una acción que se hace tantas veces que al final se convierte en algo automático, sin ponderación; si así lo hiciera, a esto no se lo puede llamar agradecimiento. Yehí ratzón que sepamos siempre reconocer y valorar las bondades del Creador para con nosotros, y llenemos nuestras bocas de alabanzas y agradecimiento a Él, como dijo David Hamélej (Tehilim 150:6):

“Toda alma alabará a Hashem: ¡Haleluyá!