EL RABINO ASKENAZI QUE DEJÓ DE SERLO

Historia de r. Yitsjak de Prag-Oplatka, personaje fundamental de la historia de Jerusalén por muchos méritos.


R.  Yitzjak Prag, hijo de un vendedor de telas de Praga, fue a nacer en esta ciudad en 1819,  entonces bajo el Imperio Austro-húngaro. Su educación formal, no obstante, la recibió en Bratislava, en la populosa y famosa yeshivá de r. Moshé Sofer. Allí fue donde tomó conciencia de su necesidad de vivir en Eretz Israel y no en otro sitio.

En contra de sus padres,  llegó a Jerusalén en el año de 1838, cuando la Ciudad Santa -como ilustran los diarios de sir M. Montefiore- sobrevivía bajo tres terribles factores: la desidia de la administración otomana, el bandolerismo extramuros y los continuos brotes de cólera. Por aquel entonces era mucho mejor, desde todo punto de vista, vivir en la también ciudad santa de Jebrón. Pero Yitsjak,  en el ímpetu de sus 20 años, prefirió Jerusalén.

Desconocemos el porqué, pero fue acogido en casa de Baruj Ayash, nieto del fallecido Rishon Le´Tsión r. Yaakov Moshé Ayash, el cual era hijo de r Yehudá ben Yitsjak Ayash, rabino y presidente del tribunal rabínico de Medea, Argelia, que a principios del S XVIII se había trasladado a Jerusalén. Para alguien nacido en Praga y educado en Bratislava, el microcosmos sefardí de la vida en casa de los Ayash supuso, como mínimo,  un punto de inflexión para el joven askenazí; no sólo aprendió a hablar y leer en ladino, sino que también asimiló el rezo según la usanza sefardí y hasta adoptó para sí la vestimenta de los sefardíes de entonces -con la rodela roja heredada de Sefarad y la bata de rayas marrones con el avnet, el fajín que recordaba al del Cohén Ha´Gadol. La metamorfosis llegó hasta el punto de que se hizo apellidar, a partir de entonces,  Oplatka -fundando este conocido linaje en Israel. Su anfitrión y valedor, Baruj Ayash, se sintió tan orgulloso de él que le ofreció la mano de su hija, llamada como la madre: Vida.

Shalomo y Amnon Oceransky, en la emblemática farmacia
Shalomo y Amnon Oceransky, en la emblemática farmacia, dos años después de la re-fundación del Estado.

La vida era un bien muy preciado en aquella Jerusalén asfixiada por el hacinamiento intramuros, sumamente degradada por  las malas condiciones de salubridad pública. Así que r Oplatka, sensible a esta adversidad generalizada, se dedicó con todos los medios disponibles a tratar  de paliar, o de al menos aliviar,  las consecuencias del problema de la salud general de sus convecinos. No sólo sabía hacerse con medicamentos a veces de muy difícil acceso, sino que también recurría a la vieja farmacopea de las hierbas medicinales y hasta se sabe que llegó a tratar de curar enfermos mediante la hipnosis (que en el S XIX era un médio recurrente incluso para corregir actitudes psicológicas desviadas) Además, ya reconciliado con sus padres, recibía de éstos, periódicamente,  ciertas sumas de dinero que él, sin dudar, destinaba íntegramente a la tsdaká -la justicia social- entre los más necesitados.

Tal fue la dedicación que tuvo con el asunto de la sanación, el bienestar en general,  que la familia entera se fue involucrando en el tema: su nieto, Eliezer Oplatka, fundó en 1917, en la calle Yafo, la primera farmacia extramuros de Jerusalén -y de Israel en sí mismo. (Desde 1950, hasta su cierre en 2018, esa conocida farmacia jerosolomitana fue regentada por Shlomo Oceransky y familia) Por si quedara poco claro su compromiso con la sanidad, Oplatka dirigió, por decisión de M. Montefiore, el Hospital Rothschild, que primero estuvo en la Ciudad Vieja y luego se trasladó a la calle Neviím (zona de profusión de barrios, sinagogas y vida sefardí del centro de Jerusalén; de hecho las mejores burekas de la ciudad están allí hasta hoy mismo)

Pero no sólo pasó a la historia de Jerusalén por eso. En 1866, junto a un filántropo parisino llamado Joseph Blumenthal, construyó y dirigió el famoso Talmud Torá de «Doresh Tsión», donde estudiaron sus primeras letras casi todos los rabinos sefardíes de Jerusalén. En principio, la institución académica estuvo pensada para el estudio conjunto de sefardíes y askenazíes, pero en realidad sólo hubo alumnos sefardíes….La creación de este  Talmud Torá fue muy polémica y llenaba páginas en la prensa local del momento, pues la línea educativa que presentaba era, para el sector más recalcitrante a la modernidad,  demasiado innovadora: no sólo se impartirían las materias tradicionales que todo judío debía conocer sino, además, en ladino, aritmética y árabe (entonces llamada «la lengua del país») Los askenazíes llamaban al edificio Bluementhal Shul. Los sefardíes, Scola de Prag. Se inauguró con presencia del Rishon Le´Tzión, el mufti de Jerusalén y los cónsules de Britania y de Prusia. Por parte de los askenazíes no fue nadie, porque para ellos la existencia de ese colegio era una desgracia. De hecho, no se quedaron en tildar así el hecho, sino que se apresuraron a redactar un jerem (una expulsión del judaísmo) que, Baruh Ha´Shem, no se llegó a firmar oficialmente. Los más radicales adversarios de Oplatka, eso sí, pusieron ante la puerta de la casa de Oplatka el lecho funerario de la Jevrá Kadishá (la funeraria hebrea) para hacer público el jérem no publicado por el rabinato. (El jérem no puede ser secreto, debe ser público) En el periódico local Ha´Levanon, a dos de shevat de 1868, a los extremistas askenazíes pro-jérem de Oplatka los trataban de «ratas salidas de agujeros por la noche» por ir a tocar el Shofar bajo la ventana del rabino mayor askenazí y luego, por la mañana, ir a pegar a los alumnos del nuevo colegio. Este alboroto violento además queda reflejado en los libros del propio Oplatka, que dice que él también fue golpeado. Quizás fue por esto por lo que los estatutos del colegio prohibieron terminantemente castigar a los alumnos con violencia. Si se quejaban de innovación, aquí había una muy grande. Bluementhal, mientras tanto, seguía mandando desde París ropa para los alumnos huérfanos, que aquí obtuvieron las bases para tener un oficio (desarrollado luego en las escuelas de l´Alliance Israelite Universelle, en la calle paralela, la calle de Yafo)

Doresh Tsión en 1950

Oplatka falleció en 1900. Incluso su muerte fue materia de viva polémica interétnica, pues se creó una discusión entre askenazíes y sefardíes sobre el lugar en el que debiera ser enterrado. Al final, se optó por hacerlo en la sección sefardí del Monte de los Olivos: con los grandes. Su tumba fue profanada en 2015. Y la lápida rápidamente rehecha.

Yitsjak y Vida fueron padres de no pocos hijos. Abraham fue el padre del fundador de la farmacia ya mencionada (y también creador, o fundador,  del sindicato de farmacéuticos de Israel). Rajamím Yosef sucedió a su padre en la dirección del Talmud Torá Doresh Tsion hasta 1909. Hija de Abraham, esto es nieta de Yitzjak, fue Rajel, que casó con r. Janania Gavriel Yehoshua, por lo tanto abuela del conocidísimo escritor A. B. Yehoshúa, Z´´l.

Doresh Tsion en la actualidad, en la calle de Isaías, cerrado porque aún hoy- parece ser- hay quien piensa que no es necesario un colegio sefardí en Jerusalén y lo que no pudieron las guerras lo pudo la burocracia 

Bibliografía:

  • יעקב יהושע, ילדות בירושלים הישנה, הוצאת ראובן מס, 1968 כרך ג’