EMMA LEON GOTTHEIL

Reseña biográfica de una intelectual que formó parte del nacimiento y difusión del sionismo.


 Rajamím Yehudá, que era hombre de letras, llegó a Eretz Israel desde Rusia -pimera aliá-  siendo un niño. En la ciudad santa de Jebrón, casó con Hadasa, hija de uno de los más prominentes linajes sefardíes de la ciudad. En 1862, el matrimonio, que entonces vivía en Beirut,  tuvo una hija a la que llamaron Emma. Doce años después, la niña fue enviada a París a estudiar y, poco más tarde, toda la familia se trasladó a Francia.

  Emma tuvo mucho éxito en los estudios, dominaba varias lenguas, se especializó en literatura decimonónica francesa y conoció a muchos autores en el salón que abrió en su casa parisina. Pero pronto conoció también la desgracia: casada mu joven, tuvo tres hijos, pero el pequeño murió en la infancia; además, quedó viuda a los veinte años y tuvo que regresar a vivir en casa de sus padres. Pero rehizo su vida casándose con un judío de Manchester, Richard Gottheil, con el que se casó el 18 de septiembre de 1891. El, que era hijo de un rabino, y rabino él mismo, era un gran semitólogo y orientalista formado en la universidad de Berlín; encontró trabajo en la Universidad de Columbia, N.Y., por lo que los recién casados se trasladaron a los EE.UU.

Emma pronto empezó a dictar ocasionales conferencias sobre literatura en Columbia y, además,  tradujo al inglés muchas obras literarias francesas. Al mismo tiempo, se sumergió en los asuntos judíos y frecuentaba la hermandad del Templo Emanu-El, la Asociación Hebrea de Mujeres Jóvenes y el Consejo Nacional de Mujeres Judías. En las tardes de los sábados, cuando terminaba el Shabat, reunía en su casa a un nutrido de intelectuales neoyorquinos, judíos y gentiles.

  En el segundo Congreso Sionista (1898)  el matrimonio fue elegida como delegados oficiales de la Federación de Sionistas estadounidense. Junto con su suegro, ella había convencido a su esposo de asumir la presidencia de esta federación recién formada. Completamente encantada por Emma Gottheil, Theodore Herzl la invitó a sentarse en la plataforma con él y traducir su mensaje al francés, el italiano y  el inglés.

Por encargo de Herzl, Emma se involucró en la difusión del sionismo entre las mujeres neoyorquinas. Las de Emmanu-El no estaban interesadas, pero sí las jóvenes del Lower East Side, Las Hijas de Sión, que empezaron a estudiar con ella de forma habitual. Cuando en 1910 la líder sionista  Henrietta Szold regresó de Eretz Israel, decidida a formar una organización, pidió a Emma y a otras cinco miembros de los grupos de estudio  que formaran una nueva asociación. Esta institución llevó el nombre de la madre de Emma, la jebronita sefardí, Hadasa. Gottheil luchó obstinadamente junto a Szold para convencer a los demás de que podrían administrar su primer proyecto: enviando  enfermeras a Eretz Israel. Ahora saben por qué el gran hospital de Jerusalem «Hadasa» -fundado en 1934- se llama así: en recuerdo de la sfaradiá de Jebrón.

  Cuando en 1921 los sionistas estadounidenses se separaron ideológicamente debido a diferencias sobre la forma de recaudar fondos, se organizó la muy conocida  Liga de Mujeres «Keren Ha¨Yesod» para administrar la recaudación de fondos de la Organización Sionista de América. Dirigida por Emma,  la Liga de Mujeres se convirtió en una organización separada, la «Liga de Mujeres por Palestina», dedicada a mantener refugios para mujeres solteras que llegaban a Israel como pioneras.

  El gobierno francés otorgó a Emma  la Cruz de la Legión de Honor  en 1940, en reconocimiento a sus servicios a la causa de la amistad franco-americana. Pero no vivió lo suficiente como para ver el restablecimiento de la soberanía judía en Israel, pues murió -alea ha´shalom- en la ciudad de Nueva York, el 11 de junio de 1947. Su marido había  fallecido once años antes.