
Breve estudio de la judería argelina anterior a 1492, que demuestra la antigüedad de los sefardíes en las tierras de los bereberes.
A veces, por una innegable presión de reduccionismo histórico, prisas y hasta ignorancia, en algunos focos difusores de la cultura sefardí restringen el estudio del mundo hispano-hebreo extra-peninsular a las comunidades creadas en la cuenca mediterránea tras el Edicto de La Alhambra en 1492. Sin embargo, cuando hablan de comunidades como las de Túnez, Argelia e incluso Jerusalén y Tsfat, muchas veces se olvida que el elemento sefardí no surge allí a fines del S XV, sino mucho antes. Es el caso de los judíos de Argelia.
En 1212 tiene lugar la famosa batalla de las Navas de Tolosa, cerca de la actual localidad de Santa Elena (Jaén, Andalucía) Allí y entonces, el mundo hispano-cristiano, tras cinco décadas de acoso por parte de los ejércitos del imperio almohade -integristas norteafricanos mitad monjes, mitad guerreros- marca el principio del fin de los almohades, desmembrando su imperio norte-africano en una serie de estados independientes que se corresponden con lo que llamamos hoy Marruecos, Argelia, Túnez.
Los mercaderes hebreos de la Península Ibérica van a mantener relaciones comerciales con las ciudades norte-africanas, en especial con Tremecén, cruce de caminos de las rutas caravaneras que vienen desde occidente, levante y el sur. En 1230, Jaime I El Conquistador toma , con mucho esfuerzo -esto es, con mucho derramamiento de sangre- la isla de Mallorca y, luego, la de Menorca.
En 1287, con la disolución total de la taifa de Menorca, un nutrido grupo de judíos menorquines abandona la isla y se traslada a la zona más cercana que tiene fuera de las manos cristianas: el centro del Magreb. Esa comunidad, pequeña pero próspera, se verá muy acrecentada un siglo después, tras las masacres sufridas por las grandes comunidades castellano-aragonesas en el fatídico año de 1391. Muchos judíos de comunidades totalmente destruidas -Sevilla, Valencia, Barcelona, Palma de Mallorca- van a decidir que prefieren vivir con los judíos a los que tan bien les va en Africa.
En el año de 1306, unos cien mil judíos de Francia fueron expulsados por Felipe el Hermoso. Muchos de ellos se refugiaron en Provenza, que entonces no pertenecía a Francia. La familia Durán, sin embargo, tras un tiempo allí, saltaron a la isla Mallorca, donde tras la conquista aragonesa se había repoblado la isla desarrollando una no pequeña comunidad diseminada por las localidades de Inca, Felanich, Sineu, Alcudia, Sóller y Pollensa. Es en este lugar y en este siglo XIV donde encontramos al primer Durán, Xim’on ben-Cemah Duran, autor rabínico que debía ser familiar del rabino Yehuda Desfilis, especialista en Hagadá y Halajá, riquísimo, a quien heredó Leví ben Guerson, conocido como Guershónides. Shimon, Xim ´on era sobrino nieto de Guershonides. Su hijo, Simon ben Sema dará origen a una sucesión de dirigentes espirituales que alcanza el S XVIII en Argel.
A partir de la migración hispano-hebrea del S XIV, la ciudad de Argel -una isla entre el Sáhara y el Mediterráneo- comienza una gran época de esplendor económico, como conviene a una ciudad fundada por los fenicios. Su primer rabino, su primer guía espiritual en la judería, fue Saul Ha´Orán, Cohen Astruc. Lástima que, una vez conquistada por los otomanos, el pirata Barbarroja la usara como puerto donde esconder las naos que acosaban a los navegantes del Mediterráneo. Lean a Cervantes, que estuvo cautivo en Argel durante años. Y quien dice Argel, la localidad más grande y populosa, dice Tremecén, cerca de la frontera actual con Marruecos, Orán, Mostaganem, Tenes, Breshk, Bugía, y en la planicie, Miliana, Medea, Constantina.
La comunidad estaba regida por un Consejo de Neemaním (lit. hebreo, fieles) , a cuya cabeza se sentaban los tres preceptivos dayaním (jueces rabínicos), además de gestionar el funcionamiento de las sinagogas mediante el cobro de una tasa por la carne y el vino kasher. La comunidad está divida en dos grandes grupos: a los que llevan capucha o boina se les identifica con los hispano-hebreos, y a los que llevan turbante, con los mustarabím, los judíos cuyos ancestros jamás pasaron por la Península Ibérica. La mayoría eran los de capucha.
Rabinos conocidos de esa época anterior a 1492 son Isaac ben Seshet Barfat (1326-1408), Simón ben Semaj Semaj Durán, (1361-1442), redactor de las takanot de Argel, ordenanzas que regularon de nueva forma el régimen matrimonial; Amrám ben Meruas Efrati, de Orán, Yosef ben Menir, de Constantina, Efraím Ankaua, en Tremecén, nacido en 1359 y fallecido en 1442, o Benjamím Amar, de Bugía.
Es decir, la comunidad está completamente consolidada cuando llegan los hispano-hebreos de 1492. Tan organizada y con tales medios económicos, que en 1499, los judíos de Argel pagaron el rescate de 700 ducados de oro -cifra más que considerable- para rescatar a un cincuentena de judíos que habían quedado atrapados en los calabozos de Sevilla.
Según Salomóin Ha´Levi Bukarat, sólo a Tremecén llegarón unos 12.000 en 1492, algunos pagando una cantidad enorme e dinero para pagarse el viaje desde la península y comprando el derecho a quedarse en tierras dominadas por los bereberes. Pero eso ya es otra historia.
Bibliografía:
- Richard Ayoun, Argelia entre los s XIII y XX. Hª de una Diáspora. edit. Henry Mechoulan. madrid,. 1992.