ISAAC DE PINTO

 Recensión biográfica de quien en el S XVIII era el judío sefardí más notable de la comunidad de Amsterdam.


 Los Pinto -linaje originario de la localidad madrileña de Pinto -aunque venidos hasta la Península Ibérica  desde las yeshivot de Sura y Pumbedita, en Babilonia, en el S XI- son una de las familias más destacadas de todos los tiempos de la sefardosfera. Diseminados por distintos lugares, también la dinastía tiene una rama en Amsterdam.

 Isaac de Pinto y Ximenez-Belmonte fue hijo de David Aaron de Pinto (Amsterdam , ca. 1692-1751) y de Lea Ximenez- Belmonte (ca. 1688-1740), que fue hija de Francisco Ximenez-Belmonte, en hebreo Isaac Salomon Levie Ximenes. El bisabuelo, Abraham Levy-Ximenez había nacido en Viseu a fines del S XVI, y casado con Gracia, emigraron a Amsterdam. Por vía paterna, Isaac de Pinto ben David Aaron descendía de Aaron Jacob de Pinto y Gracia Nunes Henriquez, siendo el abuelo Jacob de Pinto, radicado en Amberes, hijo de Abram Gil Lopez de Pinto, nacido en Lisboa a finales del S XVI y fallecido den Rotterdam en 1668.

Pintohuis, La Casa de los Pinto, en un grabado de 1690.

  La Brit Milá de Isaac de Pinto se realizó el 18 de abril de 1717, por lo cual sabemos a ciencia cierta que nació en Amsterdam el 10 de abril de ese mismo año. Creció en la casa familiar, llamado hasta hoy en día Huis De Pinto, en la calle Sint Antoniesbreestraat (ahora, tras el protestantismo, calle Wag)  entre el Mercado Nuevo y la Calle de los Judíos (Nieuwmarkt y Jodenbreestraat). La Huis (house) de Pinto fue construida en 1605 para uno de los primeros directores de la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales. Luego fue comprada por un importante mercader de cereales bálticos la compró y su heredero se la vendió a Isaac de Pinto, el banquero de Amberes de quien hablábamos antes. La casa, que fue diseñada por el mismo arquitecto que la famosa sinagoga de los sefardíes,  será a partir de entonces sede central de la dinastía.  Pero no era la única propiedad que tenían: su padre, David, tenía una finca -ya inexistente- llamada Tupelburg junto al río Amstel. A mediados del S XVII las familias adineradas preferían vivir por esta zona fuera de la ciudad debido a una epidemia de cólera en 1655 -y no tan adinerados, porque fue el primer lugar del destierro de Spinoza. También pasaron por allí el estatúder Guillermo IV de Orange, Federico II de Prusia o el ex rey de Polonia, para hacernos una idea de la vida social que llevaban. En el jardín había una isla donde Isaac de Pinto mandó construir una sinagoga.  En 1761 la quinta fue vendida por Aarón David de Pinto y fue derribada por completo en 1784 .

Isaac de Pinto tampoco vivió allí de forma continuada. En 1734 vivía en casa de un tío y tutor, Abraham Henríquez de Ferrera, que era tan rico como para ser el principal accionista de la VOC (La Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales, con sede capital en las Molucas, hoy Indonesia) Esta compañía llevó a las Provincias Unidas -hoy Países Bajos- a convertir el joven país en  la máxima potencia europea en comercio, con el 75% de los barcos europeos en su poder a fines del S XVII.. En casa de Henríquez Ferrera, Isaac de Pinto dio unos discursos para un grupo de eruditos sefardíes llamados «Societe Amicale».

Techos de Pintohuis

Para cuando De Pinto era adulto -recordemos que nació en 1717- la república neerlandesa comenzaba ya a estar en declive -ocupando su lugar hegemonónico Inglaterra y Francia. En 1748 la situación era francamente grave, pero De Pinto prestó al Estado el dinero para salvar la profunda crisis derivada de la revuelta generada por la Guerra de Secesión de Austria, con graves consecuencias para el sistema fiscal peculiar de los neerlandeses -asaltaron las casas de los recaudadores- y además estaban asediados bélicamente por los franceses.  Otra consecuencia de ese evento histórico fue que se empezaron a aplicar restricciones a la venta ambulante en Amsterdam; los vendedores judíos de pescado, telas, encurtidos y verduras se vieron gravemente afectados por las regulaciones más estrictas y protestaron enérgicamente. De Pinto medió para solucionar estos problemas. Pidió al Estado que los gremios laborales fueran abiertos para que los judíos formaran parte de ellos y presentó un plan de choque: a los askenazíes pobres, mandarlos a Surinam a cultivar caña de azúcar.  Y es más, propuso que el director de la Compañía Neerlandesa fuera el propio Guillermo IV de Orange, a quien además se le otorgó la potestad de nombrar a futuros directores. Lo primero que hizo fue nombrar vicepresidente a De Pinto.

Alegoría sobre la escritura de la historia :  la Verdad, desnuda porque no tiene nada que ocultar, pero sus ropajes indican que nunca será plenamente conocida. La sabiduría es representada como la deidad Palas Atenea .

No estamos hablando sólamente de un león de los negocios. También estamos hablando de un alma sensible al arte -al menos desde el punto de vista de la alta burguesía, que concibe el arte como inversión financiera. En 1752 compró a Jacob Henriquez de Granada, propietario de una hacienda en Surinam, un edificio en cuyas paredes se habían pintado cinco frescos de Jan Wenix, entonces en la cumbre de su éxito. Las pinturas fueron vendidas por las monjas clarisas en 1921 a un potentado en California y los las pinturas acabaron diseminadas por diferentes partes del mundo. También hizo un encargo a Jacob de Wit, uno de los más destacados pintores dieciochescos de Holanda; católico comprometido, para decorar la biblioteca de Pinto realizó por primera y única vez un desnudo hoy conservado en el Rijksmuseum. (Vid,. foto)

Pierre Famin, un escritor francés que visitóa  De Pinto en su casa en 1760, escribió: «En todas partes la vista se ve atraída por esculturas, cuadros extraordinarios, chimeneas con jarrones y preciosas porcelanas, mesas y armarios con espejos. En el dormitorio, la cama de damasco rojo oscuro se encuentra en un nicho elevado, algo muy especial. También hay una extensa biblioteca con bonitos libros en diferentes idiomas y un precioso mueble chino. Por último, un bonito jardín con estanque. En el medio hay un grupo de estatuas con conchas que trajo de las Indias por mucho dinero. Su biblioteca de Baco incluía 39 especies.»

A pesar de la opulencia alto-burguesa que evidencian estas palabras, De Pinto tuvo problemas económicos. Con la muerte de su padre en 1751 y la Guerra de los Siete Años entre Francia e Inglaterra, De Pinto se declaró en ruina total en 1761 y la casa fue vendida por su hermano Aarón mientras él estaba en París, comiendo con David Hume, Diderot o Lestevenon o criticando el antisemitismo de Voltaire a quien refutó toda su deleznable postura ideológica en la obra titulada  » Apologie pour la Nation Juive ou réflexions critiques sur le premier chapitre du VIIe tome des œuvres de Monsieur de Voltaire au sujet des juifs , (Ámsterdam, J. Joubert, 1762)» Esta obra fue encargo de la comunidad judía de Burdeos.

En 1771, como economista mercantilista que era,  publicó Traité de la Circulation et du Crédit , obra  en la que había trabajó durante diez años. Fue traducida al inglés y al alemán con bastante rapidez.

Cuando dejó París se estableció en La Haya, en un hermoso edificio. Es la época en que el statuder -el jefe del estado neerlandés en esa época- invitaba a los De Pinto y familia a los conciertos privados de Mozart y su hermana.

Hacia 1975, recibió la visita del verbalmente agresivo pensador francés  Jean Paul Marat. De Pinto le echó de su casa. También tuvo enfrentamientos dialécticos internacionales por sus opiniones sobre la independencia estadounidense, siendo acusado de recibir dinero de los ingleses para difundir ideas contrarias a la independencia de las colonias americanas.

Como era habitual, I. de Pinto fue a casar con una prima carnal, Raquel Nunez-Ximenez. Tal cual la matriarca Rajel, Raquel no conseguía darle a su primo Jacob un hijo, pero a diferencia de la figura bíblica, que acabó dando a luz a Benjamín, Raquel nunca consiguió ser madre. Lo tuvieron todo, menos la bendición de traer un hijo al mundo (lo cual en el judaísmo, en esa época, se achacaba a un castigo divino) 

Isaac de Pinto falleció en su mansión de La Haya en 1787, sin descendencia alguna, dejando su herencia a sus sobrinos, hijos de Manuel -Raquel, Jacob y Moses- pero dejando a la Humanidad tratados de economía que inspirarían luego a otro judío,  Karl Marx,  escribir «El Capital.»

Bibliografía:

  • Jacob Samuel Wijler (1923) Isaac de Pinto, Sa vie et ses oeuvres