Historia del expolio del patrimonio judío de Teruel en los Estados Unidos.
Teruel -capital de la provincia homónima, en la comunidad autónoma de Aragón- fue fundada en el S XI por Alfonso II y tuvo una notable población judía desde el S XIII. Llegó a ser la quinta aljama de la corona aragonesa (si medimos la cantidad de maravedíes que pagaban al año, lo que nos permite calcular el número de judíos entorno a los 400 -que no es poco para la época)
Judíos como los Najari o los Abenmale -dos de los más ilustres y ricos- habitaban en el extremo oriental de la ciudad, entorno a lo que hoy llaman la Plaza de la Judería, en donde estaban, por supuesto, la sinagoga y la carnicería. El asentamiento judío estaba propiciado por el propio rey, Pedro III, y en 1279 la comunidad estaba plenamente formada sobre la ladera de la colina donde el rey tenía lo que llaman el palacio menor. Bajo la actual plaza de la Judería se han descubierto los restos de cuatro viviendas, que contaban con amplias bodegas subterráneas soportadas por arcos apuntados, construidas a partir de 1360 aproximadamente. En 1978 se encontraron restos cerámicos importantes de una vajilla e incluso una janukiá del S XV, que se expone en el Museo Arqueológico de Teruel. Pero aparte de estos artefactos, no queda nada a la vista, porque el barrio fue destruido en la Guerra Civil Española. Los edificios que vemos hoy fueron construidos a medidos del S XX, en la postguerra.
Como ocurre en el resto de Aragón, en la Edad Media, después de la reconquista de los territorios invadidos por los musulmanes, se desarrolla la cultura mudéjar, que se refiere a los musulmanes a los que se les permitió seguir habitando en los reinos reconquistados por los reyes aragoneses. Uno de los mayores exponentes de esta cultura es la de su arte -llamado múdejar sólo desde el S XIX. Este arte es básicamente arquitectónico y destaca por sus elaborados artesonados, o techumbres. Su difusión es enorme: las que en el medievo fueran sinagogas de Toledo, hoy iglesias católicas, son múdejares. Teruel presenta una gran cantidad de muestras de arte mudéjar.
Pero muchas cosas han desaparecido.Hubo un tiempo en el que la mayoría de la gente no tenía suficiente formación cultural como para comprender lo que es el concepto de patrimonio artístico, por lo cual tampoco sintieron que hubiera que preparar leyes para preservarlo. Así que, si en tu propiedad privada aparecía algún motivo patrimonial, nada ni nadie te impedía hacer con ello lo que te diera la real gana, que generalmente era ganas de dinero.
El turolense Santiago Sebastián, licenciado en Hª del Arte, publicó en 1959 una obra en la que sacaba a la luz que algunos elementos artísticos de Teruel, datados en el S XIV, no se podían estudiar en la misma ciudad sino en Estados Unidos. Según este estudio, hubo tres nombres responsables de esto. Por un lado, dos coleccionistas: Myron Taylor y George Steedman.
Por otro lado, el triángulo incluía al conocido magnate del mundo de la prensa californiana, William Randolph Hearst (en quien se basó O. Wells para su célebre «Ciudadano Kane») Odiaba España tanto como le atraía. Dicen que el provocado atentando que inició la Guerra de Cuba fue obra suya para tener la exclusiva de las noticias sobre el evento… Ejemplo de su pasión por lo español fue la compra del Monasterio Cisterciense de Santa María de Óvila, en Trillo (Guadalajara), del S XII, que envió piedra a piedra a California. Todas las transacciones que este señor hizo en España fueron debidas a un contacto que tenía en Madrid, el sr. Byrne, que fue quien entregó a Hears 800 artesonados mudéjares (dicen que aprovechándose de la corrupción burocrática en tiempos de la dictadura de Primo de Rivera) Tres de esos artesonados mudéjares fueron los de la Casa del Judío de Teruel.
En 1910, el arqueólogo Juan Cabré decía de esta techumbre: “Dicho edificio fue alcázar de Alfonso V el Magnánimo. Con motivo de celebrarse cortes en Teruel en 1425 ordenó dicho monarca la restauración de su Palacio Real por hallarse en ruinas y seguramente data dicho artesonado de esta época (…) Hoy convertido el edificio para morada de un humilde tejedor en el que ha asentado su taller, solo conserva de su época más noble el artesonado (…) Se le conoce hoy como la casa de la Judería y se halla en la calle del mismo nombre (…) El artesonado constituye una techumbre completamente plana decorada en toda su extensión por las gruesas vigas sobre dobles zapatas; sobre estas vigas descansan las longitudinales del techo que aparece entre ellas y ornado de estrellas entrantes y casetones todos policromados; esta policromía se destaca sobre fondo dorado.”
En 1985, el arquitecto José Miguel Merino, se lanzó a la búsqueda de este expolio siguiendo la pista al sr Byne, llegando a descubrir que la techumbre de la Casa del Judío de Teruel estaba en el llamado “Morning Room” (o “Hall, vestíbulo”) junto al comedor de la Casa Grande del Castillo de Hearst en San Simeón (California). La otra techumbre adquirida por el millonario norteamericano, conocida como “techumbre de Teruel” o “techumbre B-14”, cubría desde 1926 el dormitorio del propio Hearst.
El castillo, erigido a medio camino entre Los Angeles y San Francisco fue construido para su amante, la actriz Marion Davies -por lo cual lo frecuetnaba mucho Charles Chaplin o Cary Grant. Nunca lo vio acabado y fue donado al Estado de California, que cobra por entrar a verlo.