LA JUDERÍA DE CUÉLLAR

Notas sobre la comundiad de Cuéllar, en la provincia de Segovia.


La  localidad de Cuéllar -donde la provincia de Segovia linda con la de Valladolid- tiene una historia intensa; en tiempos de Fernando III y Alfonso X , gracias a la industria de la lana, se convirtió en una de las principales plazas de la meseta del Duero. En  su castillo celebró María de Molina las Cortes de 1297 y en su principal iglesia se casó Pedro I, el pretendiente a la Corona que preferían los judíos. En 1444, Juan II donó el señorío de Cuéllar a su condestable, el polémico Alvaro de Luna, que en Cuéllar fue detenido para ser decapitado en Valladolid. El señorío pasó de nuevo a la monarquía y Enrique IV se lo compró a su hermanastra -Isabel La Católica- para donarlo en 1464 a Beltrán de la Cueva, duque de Alburquerque. Este reforzó las defensas de la localidad ante los constantes ataques de la reina Isabel para recuperar por la fuerza lo que había vendido por 20.000 doblas de oro.

La documentación más antigua que conocemos sobre asentamiento judío en Cuéllar es un registro fiscal del obispado de Segovia, datado en 1290, en el que consta el pago de 933 maravedíes. Es decir, si comparamos con los impuestos pagados, por ejemplo,  por la aljama de Segovia, se trataba de una judería pequeña. Ahora bien, en tiempos de Enrique IV, el pago era de 3000 maravedíes.

Puerta de entrada a la judería

Este incremento demográfico de la judería de Cuéllar dicen los historiadores que está motivado por el hecho de que Diego de Alba fuera nombrado corregidor (alcalde) de la villa por Beltrán de la Cueva, duque de Alburquerque. Descendiente de familia neocristiana, la Inquisición abrió a Diego de Alba un proceso por judaizante, aunque consiguió salir absuelto usando sus influencias en la nobleza. Se le acusaba de haber sido circuncidado, de beneficiar tanto a los judíos que su número se había triplicado en pocos años

 Además, se le acusaba  de asistir a la sinagoga de Cuéllar a celebrar Rosh Ha´Shanám sentándose a comer con los judíos, y a escuchar los sermones del rabino Abraham Simuel, a quien protegía notorianmente. Además de líder espiritual de la comunidad hebrea,  r. Simuel era el médico personal de Beltrán de la Cueva (el apellido de conversos más profuso en Cuéllar) No sabemos mucho de él, pero era amigo de Isaac Abravanel, por lo cual también debió serlo de Abraham Senior. También se sabe que poco antes de la promulgación del Edicto de Granada, un día las autoridades irrumpieron en la sinagoga, buscando a un judío al que se le señalaba como perpetrador de un delito.

Esa sinagoga, según se desprende de un documento de 1518,  estaba situada en la confluencia de lo que hoy son  las calles de S. Esteban y la Magdalena. Como único vestigio de todo aquello,sólo queda  la Puerta de la Judería, portillo de época medieval que comunicaba entre sí a dos de los tres recintos amurallados que componían la fortificación.

Como viene siendo habitual, la localidad explota su imperceptible pasado judío con intenciones turísticas sin entender en absoluto lo que es el judaísmo.