LA JUDERÍA DE SIGÜENZA

Lo que sabemos de la habitación hebrea en la localidad seguntina, hoy en la provincia castellana de Guadalajara.


Alzada con antigüedad sobre un cerro que mira al río Henares, a medio camino de la calzada romana que unía Mérida con Zaragoza, fue sede episcopal del reino visigodo invadida por los musulmanes, que modificaron su fortaleza hasta que retornó reconquistada en 1123. Un año más tarde, la ya entonces mayor reina Dña.Urraca de León -primera reina de la Península Ibérica- hizo a los judíos una concesión: se permite que la llamada Cuesta del Huesario pase a ser el cementerio de los del credo hebreo: el fonsario de los djudeos. (Es decir, había población judía asentada en la plaza en tiempos de la dominación musulmana. Es la primera noticia histórica que tenemos de la judería seguntina.)

El cementerio judío de Sigüenza se localizaba fuera de las murallas, en la ladera de poniente de la fortaleza, saliendo por la Puerta Nueva y junto a la fortaleza. […] Gran importancia tienen los usos y costumbres relacionados con la muerte, entre ellos la oración realizada a la memoria de los antepasados en los cementerios judíos. Amortajado el cadáver, se celebraba el mortuorio en la casa del difunto. Una de las costumbres más repetida -común su práctica a los musulmanes- era el derramamiento del agua almacenada en la casa del difunto, que se había contaminado con la presencia del cadáver, usos que seguían vigentes entre numerosas familias de origen judeoconverso. Luego se procedía a su inhumación en tierra virgen dentro del recinto del cementerio judío, dependiente de la comunidad, a donde era llevado en procesión […]se cantaban endechas, tras lo cual tenía lugar el banquete de mortuorio o cohuerzo.

Javier Castaño González. «Las comunidades judías en el obispado de Sigüenza en la Baja Edad Media: transformación y disgregación del judaísmo en Castilla a fines del Medievo» UCM, 1994

La necrópolis hebrea estuvo en uso hasta que los judíos de Sigüenza, con lo de 1492, tuvieron que marcharse, dejando tras de si las tumbas de sus padres y sus ancestros desde el S XII, es decir, tres siglos de enterramientos según la Ley de Moisés. El fonsario en cuestión fue localizado casualmente en 1826, con el hallazgo de un gran número de esqueletos. Actualmente, ese fonsario ocupa la parte de ladera junto al castillo y el aparcamiento del Parador Nacional:

Según archivos catedralicios, no constan violencias contra los judíos seguntinos, que se dedicaban sobre todo al comercio y el préstamo en las inmediaciones de la catedral. Sin embargo, al alborear el S XV, esto es , después de los crueles y destructores eventos del antisemitismo de 1391,  las prédicas antisemitas de Vicente Ferrer -generalizadas en toda Castilla- obligaron al rey Juan II a tomar medidas de seguridad con los pagadores de sus tributos, no fuera que los mataran y se quedara sin sus impuestos. Así que el monarca decretó que se concentran los vecinos hebreos en barrios concretos para ellos, amurallados -esto es, defendidos. El perímetro de ese barrio judío en el mapa actual de la población es el siguiente. (Pueden usar los comandos de acercamiento y alejamiento para ubicar la calle Sinagoga, donde obviamente estaba el local donde se rezaba)

El decreto de Juan II también implicaba la cláusula de que sólo podía haber una sinagoga por aljama. En Sigüenza, tal era el número de judíos que vivía, había dos sinagogas; una de ellas fue vendida a la Cofradía de S. Juan Bautista por 6.000 maravedíes, y estaba en lo que llaman calle de la Zapatería. (En el edificio de esta cofradía se registraron posteriormente denuncias por prácticas judaizantes) Y es que incluso fue un judío seguntino quien enseñó hebreo al Cardenal Cisneros -que además de regente de Castilla a la muerte de Isabel la Católica fue Inquisidor General.)

En los registros fiscales del último cuarto del S XV -los de la época de los RRCC- consta que los judíos de la aljama de Sigüenza abonaban 1.500 maravedíes anuales, por lo cual tenemos que calificar el número de vecinos hebreos como considerable. Y bastante solvente desde el punto de vista económico: cuando en 1490 la comunidad había perdido gran parte de su prosperidad, aún pudo reunir la muy alta  suma de 204.464 maravedíes por el rescate de los judíos de Málaga, plaza reconquistada por los Reyes Católicos.

Pronto se decretaría el Edicto de la Alhambra, con la cruel disyuntiva de la conversión o el exilio. La sinagoga de Sigüenza fue dada por el Cardenal Mendoza a un pariente suyo, Pero Lasso de Mendoza, que la usó para convertirla en dinero vendiéndola por veinte mil reales.

Como ocurre habitualmente en Sefarad, no queda nada material que nos pueda acercar con seguridad aquella judería. No obstante, en la villa, y concretamente dentro del perímetro de la judería, existe hoy en día un establecimiento hostelero que es una casa del S XVI. Aunque el edificio ha sido adaptado a las necesidades del hospedaje en nuestro tiempo, se la llama Casa del Judío porque en el artesonado de los aleros del edificio hay Estrellas de David. La casa habría pasado a poder de conversos, como indica el escudo sobre la puerta principal.

Una vista de las estrellas de seis puntas en los aleros:

 

Y aquí el edificio -muy remozado en el S XX-  de los cofrades que fue la sinagoga vieja:

No obstante, hay quien duda de  la ubicación de este emplazamiento: no es una opinión unánime. Algunos historiadores -Pilar Martínez Taboada, cronista de Sigüenza y profesora titular de la Universidad Complutense de Madrid.- sostienen que la sinagoga vieja estaba un poco más abajo, en un inmueble situado en el cruce de la actualess calles San Vicente y Travesaña Baja.

Aquí podemos ver el edificio en el que también se da como muy posible ubicación de la sinagoga en cuestión:
La historiadora Pilar Mtnez Taboada dice poseer un documento en el que se señala que el templo hebraico se emplazaba “en el cantón [esquina] entre la Travesaña y la calle San Vicente”. El edificio, aunque remodelado en parte durante el decurso de los siglos, tiene evidentes trazas de edificicación medieval y habría que tenerlo muy en cuenta como posible sede sinagogal de la judería de Sigüenza. Con las disposiciones reales para la concentración del elemento hebreo en una zona concreta, muchas casas quedaron abandonadas por completo y fueron derribadas: es el origen de la hoy llamada Plazuela de la Cárcel»

Cuando la municipalidad seguntina fue candidata a ser Patrimonio de la Humanidad, recalcó que la villa tenía un pasado judío que estaba muy interesada en recuperar mediante el estudio de la Historia. Por supuesto, no se trata de interés por el judaísmo, sino interés por el Turismo, que es algo muy distinto.