Epigrafía hebreo de la Alta Edad Media en la ciudad de Mérida (Badajoz)
El Museo Arqueológico Nacional -fundado en 1867 por Isabel II con el fin de representar la historia de España- carece de un espacio específico para la cultura judía, pues por un lado, su colección no es grande , ya que la mayoría de la cultura material hebrea fue destruida. Sin embargo, sí posee una serie de artefactos arqueológicos en la Sala 24 de la Edad Media en una sola vitrina expositoria.
Uno de los más importante artefactos de esta vitrina es la lápida mortuoria de r. Yaakov, un mármol cuadrado (47 cms) datado en una fecha incierta entre los siglos VIII y X dec. y encontrado en una exacavación de Emerita Augusta (hoy Mérida, Badajoz)
La inscripción fue datada por Navascués entre los siglos VIII y X, aunque establece un paralelismo entre los caracteres externos de la inscripción, con los carácteres externos del epitafio de Leach, del año 832, que podrían sugerir una comtemporanidad de ambas obras
El texto epigráfico, ya mencionado en la biblia de la epigrafía de la Península Ibérica , del historiador alemán E. W. EMIL HÜBNER. , reza lo siguiente: Pero no se econtró en el cementerio judío de Mérida, sino en el cementerio visigodo, y la inscripción está hecha en latín tardío, no en hebreo, por lo cual podemos entender que los judíos del S VIII (época de la invasión musulmana en la Península Ibérica, o bien desconocían la lengua hebrea, o bien tenían prohibido hacer lápidas n otra lengua que no fuera el latín de la época, o incluso que la familia del difunto eligió que el texto fuera en latín mientras que los de otras familias fueran en hebreo…
El artefacto en sí tiene su propia historia y llegó al Museo Arqueológico en dos veces, ya que la pieza apareció partida en dos y los dos trozos en diferente época. Primero, en 1957, llegó la de la parte izquierda, la más deteriorada por el paso del tiempo, que es la tratada en 1871 por Hübner. En virtud de la normativa vigente anterior a 1985, anterior a los estatutos de autonomía españoles, el artefacto pasó a la colección permanete del MAN. (Hoy hubiera permanecido en manos de la Junta de Extremadura y estaría expuesta en el Museo Arqueológico de Mérida)
Luego fue encontrada la segunda parte por el arqueólogo Martín Almagro, que la donó al Museo Nacional de Arte de Cataluña. Tras diversas reuniones entre el MAN y el MAC se convino en la donación del museo barcelonés al museo madrileño para que las dos piezas estuvieran reunidas.
- Revista Sefarad, vo.19, Núm. 1, CSIC