Nota sobre los comienzos de la vida judía tras la readmisión en Inglaterra
Eduardo I de Inglaterra, en 1290 -el mismo año que murió su esposa, Leonor de Castilla- expulsó a los judíos del reino inglés. De forma oficial, el elemento hebreo no pudo volver a Inglaterra sino cuatro siglos más tarde, en 1655, cuando se instaura el breve periodo republicano después de que Oliver Cromwell depusiera a Carlos II. Pero esto no significa que antes de esa fecha no hubiera vida judía a orillas del Támesis: desde mediados del S XVI, en los barcos de la naviera de Doña Gracia Nasi y familia, que comerciaban con pimienta entre Lisboa y Amberes, habían salido como polizones muchos cripto-judíos que desembarcaron secretamente en puertos de Britania para vivir como españoles católicos.
En 1655, a causa del dominio en las Indias Occidentales (las Antillas), estalló una guerra entre la España de Felipe IV y la Inglaterra de Cromwell. Las autoridades británicas confiscaron todas las propiedades de españoles en Inglaterra, incluyendo las de los cripto-judíos (que a la sazón estaban allí como súbditos españoles) España, por su parte, hizo lo mismo con las de los ingleses.
Uno de aquellos cripto-judíos era un rico comerciante llamado Antonio Robles, a quien se le confiscaron dos barcos. Fue entonces cuando aquel hombre, de origen canario, se declaró judío secreto y haber estado viviendo bajo coacción bajo la apariencia de católico. A los pocos meses, la justicia dio la razón a Robles, que pasó a ser el primer judío naturalizado inglés. Y lo que es más importante, se sentaba un precedente -después de las conversaciones con el rabino de Amsterdam Menasahe ben Israel- para que los judíos vivieran abiertamente en Inglaterra bajo una condición insalvable: que no practicaran conversiones.
El 19 de diciembre de 1656, Antonio Fernando Carvajal, otro rico cripto-judío dedicado al comercio por barco, y amigo personal de Cromwell, acordó con los guardianes de la iglesia de Santa Catalina el arrendamiento de una casa en el nº 5 de Creechurch Lane -en la City de Londres. Este local, del cual hoy no queda sino una placa conmemorativa, fue el lugar donde se fundó la primera comunidad judía de Londres y por tanto, donde se levantó su primera sinagoga. El contrato de arrendamiento firmado con aquella iglesia anglicana fue por un período inicial de 21 años, a un alquiler de 40 libras anuales.
Los servicios de la sinagoga comenzaron a realizarse en enero de 1657, después de tener un Sefer Torá que adquirieron en la comunidad sefardí de Amsterdam. (Si no hay Sefer Torá no hay sinagoga) A la sinagoga también asistía un cierto número de «tedescos» (término con que los sefardíes denominaban a los askenazíes, pero no podían subir a leer La Torá ni tenían capacidad de voto en las decisiones)
Su primer rabino fue r. Samuel Levy, seguido de r Moshé Atías (aunque se cree que éste en realidad fue el jasán de la comunidad hasta 1660) En 1664 tomó las riendas de la sinagoga r Saportas, de Orán, Argelia, que había sido rabino de Marrakesh y Fez, en Marruecos, pero que se había trasladado a Amsterdam. Dejó Londres por una epidemia de cólera y se refugió en Hamburgo. Otros rabinos que lideraron la comunidad fue r Yehoshúa da Silva, r. Yaakov Abendana, nacido en Marruecos y cuyo hermano enseñó hebreo en Cambridge, y r Salomon Ayllón, muy polémico porque se sospechaba que era un sabateo.
Al mes siguiente de la consagración del templo, la comunidad firmó otro importante arriendo: el de un terreno en Mile End para usarlo como cementerio. Este cementerio se llama hoy el Viejo Cementerio, pues en 1733 se compró otro solar, ubicado hoy dentro de los terrenos de la Universidad Queen Mary de Londres, en Mile End, que pasó a llamarse Nuevo Cementerio. Nadie se entierra en él desde 1905.
Pasado el primer periodo de 21 años, se renovó el arriendo en las mismas condiciones. Pero no hubo tercero, porque entonces se empezó a construir, muy cerca, la sinagoga de Shaar Ha´Shamáim, en la calle de Bevis Marks, que aún está en pie y en uso, como decana de la vida sinagogal inglesa.