LOS ALVAREZ DE INGLATERRA

La familia Alvarez de Londres y sus más conocidos representantes.


Alvarez -literalmente, el hijo de Alvaro (o de Alvar, en la Edad Media)- en su vertiente judía debe ser apellido creado a través de las especiales relaciones afeudaladas de los neo-cristianos que se acogen a un señor que habría de protegerles. El más antiguo Alvarez que a nosotros nos cupo  hallar, aparece en el año de 1400 -tras las grandes oleadas de critptojudaísmo posterior a las matanzas generalizadas de 1391. Y el lugar en el que aparece es en la ciudad de Astorga, (Asturica), capital del conventus asturicense de los romanos, que Plinio El Viejo denominó urbe magnífica. Ese judío al que nos referimos, llamado García Alvarez, era, de judío,  Samuel Dios Ayuda, a quien en la Enciclopedia Judía califican de rico y benevolente. Lo conocemos por una sátira del cripto-judío  Diego de Valencia, que le le llama «delicia de todo ornamento del judaísmo»-Así que el hoy populoso apellido Alvarez en Asturias tiene todas las trazas de tener origen en el mundo hebreo.

Contamos esto porque creemos conveniente hablar de unos Alvarez judíos que echaron raíces en Londres, pero que llegaron a las orillas del Támesis desde Surinam. Allí, en esas tierras americanas, encontramos a Aaron ALvarez, nacido en 1778, como hijo de un judío holandés, David Alvarez, a su vez hijo de un judío portugués llamado Aaron Rephael Alvarez.

Desciende de ellos, Alfred Alvarez, que ya nació en Londres en 1851. Se hizo famoso porque enfocó su talento artístico hacia el mundo del metal y se convirtió en la persona que rehabilitó el antiguo artesanado de la herrería, fundando en Archer St.  una factoría y tienda que se puso de moda entre las clases privilegiadas de Inglaterra cuando abandonaban temporalmente sus mansiones campestres para pasar en Londres lo que se llamaba «La estación». Entre sus clientes se encontraban nombres como los Dukes de Westminster y de Norfolk, el marqués de Northampton, Louisa de Rothschild, etc.

No sólo eso, sino que, además, le interesaba mucho la Historia, en particular la de los judíos de Inglaterra -fue factor determinante en anular la propuesta para demoler el edificio de la sinagoga de Bevis Marks. Tenía también una gran pasión por la arqueología y escribía y publicaba artículos en revistas especializadas. Atesoró una nada despreciable colección  de grabados y tratados judíos que fueron expuestos públicamente. Tras su fallecimiento, esa colección fue adquirida por el editor jefe del periódico The Jewish Chronicle, Asher Isaac Meyers.

Alfred Alvarez falleció muy joven, a la temprana edad de 36 años de edad, el 21 de enero de 1887, dos años después que falleciera su esposa, ambos probablemente tuberculosos. 

Otro miembro famoso de esta dinastía fue el gran intelectual Alfred Alvarez -nieto del anterior. Formado en Oxford, donde llegó a impartir cursos, abandonó la docencia para convertirse en escritor —poeta, novelista, ensayista, crítico inglés—llegando a escribir reconocidas obras como En el estanque, que trata sobre su relación con la naturaleza y el envejecimiento,  «El dios salvaje» , un ensayo sobre el suicidio inspirado por la muerte de la poetisa Sylvia Plath, y por s u propia tentativa de acabar con su vida. También fue crítico literario para The Observer, desde donde daba a conocer al lector inglés a muchos grandes nombres de la literatura contemporánea. En 1999 publicó su autobiografía y murió en 2019, víctima de una neumonía tras una larga vida llena de libros, poker, montañas y piscinas. Todos sus papeles, intervenciones televisivas, et, están custodiados en la British Library.