MICCA ALCALAY DE GROSS

Biografía de una sefardí de Sarajevo en Trieste.


Angel Pulido, doctor, senador y principal adalid del sefardí en las Cortes  españolas de la época de la Restauración Borbónica.

El semanario español «La Ilustración española y americana», que empezó a publicarse en el año de  1869 -una vez caída del trono S.A.R. Isabel II- y que duró hasta 1921 -acabada la Gran Guerra- fue un famoso medio de comunicación de carácter «abierto», donde se difundían las nuevas ideas del momento.  En este semanario,  gracias al dr.Angel Pulido, se publicaban, con asiduidad, innovadores artículos que presentaban a los españoles de la época la sociedad y cultura sefardíes, concebidos como ideal factor de regeneración en la  decadente situación de entonces en el país.  El semanario no sólo se distribuía en España,  sino que de él tenían noticia muchos lectores de español de distintos países europeos e incluso americanos; este es el caso,  por ejemplo, de Dña. María Alcalay, señora de Gross, apodada familiarmente como Micca.

Micca Alcalay en tiempos de sus carteamientos con Pulido

Esta sefardí con orígenes en Alcalá de Henares, Madrid, fue nacida en Sarajevo; luego, fue casada en la floreciente ciudad de  Trieste -hoy Eslovenia, pero entonces puerto adriático del Imperio Autro-Húngaro. En Trieste, Micca casó -o la casaron- con un miembro de los Gross (familia telaviveña hoy conocida en todo el mundo por su impresionante colección de judaica)

Micca Alcalay, que entre su donosura tenía la virtud de ser una mujer culta,  tras leer aquellos artículos de filosefardismo español en el semanario de «La Ilustración», se puso en contacto con el dr. Angel Pulido, con el ánimo de agradecerle su interés en explorar y difundir la cultura sefardí. De este primer contacto surgiría no sólo una gran colaboración  para la  enorme  obra de Pulido, «Españoles sin patria»,  para la cual la sra Alcalay aportó datos de los sefardíes de Serbia, Bosnia y Croacia, sino que también surgió entre ellos, una profunda amistad epistolar de índole antropológica y etnofolclórica.

Su padre, Yosef Alcalay Efendi (efendi es un título de señor que otorgaba  el mundo otomano), era un alto funcionario de la Dirección de Aduanas de Bosnia; pero ella, aunque llevaba consigo un sustrato sarajevita indeleble, abandonó Sarajevo muy joven, al casarse con el sr. Gross, de origen «tudesco» (alemán, askenazi, para sefardíes) El Sr. Gross,  por razón de negocios,  residía en el ajetreado puerto de Trieste y allí formaron su familia, aunque nunca fueron padres. El era rico, pero ella no sólo era bella (para los patrones entonces vigentes): hablaba cinco idiomas y, según se desprende de las cartas con el senador español, tenía consciencia de las ideas de la emancipación femenina, que lamentaba que aún no hubieran  calado en su sociedad. Es decir, además de bella, y además de los nocturnos al piano y de la elegancia al usar la porcelana a la hora del té, era una señora  muy burguesa, muy leída y muy  moderna, por lo que  adquirió -de forma anticipada a las de su clase- ideas feministas recién estrenado el S XX.

«Nosotras estamos peor que en fondo de Asia»

Es así que Micca informa que en Trieste tan sólo hay unas 20 familias sefardíes, todas ellas dedicadas al comercio; dos de ellas, industriales del papel: el Sr. Salto, de Constantinopla, y el sr. Modiano, riquísimo,  de Salónica. Además hay un grupo de bosnios sarajevitas, como la familia Salom o como su propio padre, Yusuf Efendi, todos los cuales carecían de sinagoga sefardí y rezaban con los italianos de la cercana Venecia. También denuncia carencias de escuelas hebreas para sefardíes, ni siquiera de L´Alliance, porque Trieste no es Salónica, ni Constantinopla ni Jerusalén. Para acceder a cultura tenían que ir a Viena y no todos podían permitírselo.

Las chicas -continua- vivíamos en nuestros maravillosos cuartos, abandonadas a nuestras propias ensoñaciones, hasta que un día, de pronto,  entraba, más serio de lo normal, tu padre, que te informaba de que fulano de tal quería casarse contigo, que si le querías. Tú debías responder : Cómo a usted mejor le plazca,  padre. Además de rituales sociales como éste, también aportó canciones tradicionales, infantiles y de bodas, y puso a Pulido en contacto con  Benko S. Davitscho, de Belgrado, cuyas cartas y fotos llegaron una vez cerrada la edición de «Españoles sin patria»

Micca, desafortunadamente, fue víctima de un accidente doméstico en 1904, en el cual peridó la vida. Par Pulido fue un duro golpe. Años más tarde, en 1923, le rindió homenaje publicando un libro titulado «Homenaje a la mujer hebrea» (Madrid, Editorial Ibero-Africano-Americana, 1923)