La cantautora israelí Mor Karbasi triunfa en los escenarios de todo el mundo, tanto por público como crítica como por venta de discos. Y la clave de su éxito: su autenticidad.
Jerusalén a mediados de los años ´80 del siglo anterior: ahí es donde vino al mundo la hija de una sefardí de Marruecos, Shoshana, y un judío de Irán. La mezcla perfecta par la pasión por el romance tradicional de la música en judeo-español , la mezcla idónea para alcanzar un éxito que ha procurado, presto presto, halagos internacionales como para compararla con las más grandes.
La sangre tiene memoria, le decía su abuelo marroquí. La hija de ese abuelo, poetisa para niños, ya nacida en Nazaret, inculcó esa poesía a su propia hija para que recordáramos. No sólo canta romanzas sefardíes, va más allá: piutím (poemas litúrgicos del rito judío) y hasta lo que se ha dado en llamar músicas del mundo -etnomúsica- de corte andalusí. Pero no le basta con interpretar: también compone. Su memoria tiene sangre y su sangre , como la del abuelo, poseía poesía.
Puncha, puncha la rosa huele / que el amor muncho duele. / Tu no nacites para mi: 7 presto alexate de mi. 7 Acodrate d’aquella hora/ Que yo te bezava la boca. / Aquella hora ya paso, /dolor quedo al coracon.// Montanas altas y mares hondas, llevame onde ‘l mi querido /llevame onde ‘l mi amor, / el que me de consolacion. /Si otra vez me queres ver, / sale afuera te havlare./ Echa los ojos a la mar: / alli me puedes encontrar.
Sus actuaciones en directo por festivales como el Womad hacen estremecer a todo el mundo entre Jerusalén y Nueva York. La BBC -residía en Londres hasta mudarse a Sevilla con su esposo, el guitarrista Joe Taylor- así como la televisión francesa, se han rendido a sus pies varias veces, tantas veces como discos ha sacado. El último , Los ojos de la novia; y el anterior La Tsadiká -la Santa. Y otros tres más.