PARASHAT HA ´SHAVÚA: «JAYEI SARAH»

Parashá: חַיֵּי שָׂרָה‎ , Jayei Sarah, La vida de Sarah. Genesis 23:1–25:18.Haftará sefaradit: 1 Kings 1:1–31. Darshán:  Morenu veRabenu HaGaón HaTzadik Rabí David Janania Pinto shlita


“Y murió Sará en Kiriat Arbá, que
es Jevrón, en la tierra de Kenaan”
(Bereshit 23:2).

Escribe Rashí que el nombre de aquel lugar, Kiriat Arbá, se debe a las arbá (הברא’ :cuatro’) parejas allí enterradas: Adám y Javá, A Sará, Yitzjak y Rivká, y Yaakov y Leá. Y, asimismo, sobre lo que dijo Avraham Avinu: “… y me dé la cueva de Majpelá que es de él, etc.”, Rashí escribió , a nombre de nuestros Sabios, de bendita memoria (Tratado de Eruvín 53a), que el nombre de Majpelá se origina del término en hebreo caful (לופכ’ :doble’), porque la cueva está “duplicada” por las parejas allí enterradas.

Es necesario esclarecer por qué sololos tres Patriarcas y solo tres de las Matriarcas se encuentran enterrados allí, en la cueva de Majpelá, y por qué Rajel Imenu, aleha Hashalom, no fue enterrada en la cueva como las demás Matriarcas. ¿Acaso no había lugar para ella allí? ¿Acaso Rajel, que era la Señora de la casa, no tenía el mérito de ser enterrada en la cueva de Majpelá y de rezar desde allí por sus hijos? ¿Es posible eso?

Ciertamente, son conocidas las palabras que Yaakov Avinu le dijo a su hijo Yosef acerca de Rajel, su madre (Bereshit 48:7):

“Y la enterré allí, en el camino hacia Efrat, que es Bet Léjem”,

ya que Yaakov Avinu no la quiso llevar ni siquiera a Bet Léjem, sino que la enterró por el camino que lleva a Efrat. Al respecto, nuestros Sabios, de bendita memoria, dijeron que Yaakov Avinu la enterró allí, en el camino, intencionalmente, cumpliendo con la palabra de Dios, para que Rajel fuera de ayuda a sus hijos. Cuando Nevujadnetzar exilió a los Hijos de Israel, ellos pasaron al lado del monumento de la tumba de Rajel Imenu, para que Rajel saliera de la tumba, y llorara y pidiera misericordia por ellos.

Pero todavía la objeción permanece en pie. Si Rajel hubiera podido ser enterrada en la cueva de Majpelá como todos los Patriarcas y Matriarcas, Hakadosh Baruj Hu habría podido hacer que los Hijos de Israel pasaran por el camino de la cueva de Majpelá, por Jevrón, cuando fueran exiliados, y allí tanto los Patriarcas como las Matriarcas habrían podido salir de sus tumbas y pedir misericordia por los Hijos de Israel. Y si Rajel Imenu hubiera estado enterrada allí, habría salido, más que nadie, de su tumba para pedir misericordia por los Hijos de Israel, y su voz habría sido escuchada en el Cielo, más que las voces de los Patriarcas y las otras Matriarcas.

Siendo así, ¿por qué Yaakov Avinu enterró a Rajel en el camino a Efrat? ¡El camino de Bet Léjem hasta Jevrón no es para nada largo! Y no solo eso, sino que Yaakov Avinu mismo fue traído por sus hijos todo el camino desde Egipto hasta Jevrón; entonces, no cabe duda de que habría sido posible traer a Rajel Imenu a enterrarla a Jevrón en la cueva de Majpelá. ¿Por qué Hakadosh Baruj Hu no le dijo a Yaakov Avinu que la enterrara en Jevrón?

A mi parecer, se puede responder al respecto, de acuerdo con lo que dice el Profeta (Yirmeiá 31:14):

“Así ha dicho Hashem: ‘Una voz fue oída en Ramá; llanto, lloro amargo: es Rajel que llora por sus hijos, y no quiso ser consolada acerca de sus hijos, porque no están’ ”.

Hace falta comprender qué tanto tiene de especial el llanto de Rajel Imenu y su tefilá por los Hijos de Israel. ¿Acaso Avraham, Yitzjak y Yaakov, Sará, Rivká y Leá no suplicaron suficiente por los Hijos de Israel? Sin duda alguna, también ellos rezan siempre por el éxito y la superación de los Hijos de Israel.

¿Por qué se resalta y considera tanto precisamente el lloro y la tefilá de Rajel Imenu a tal punto que el versículo lo destaca con la expresión “es Rajel que llora por sus hijos”? A mi humilde parecer, encontramos solo en Rajel la cualidad de la abnegación en su mayor expresión, lo cual no encontramos en ninguno de los Patriarcas o en ninguna de las demás Matriarcas. Esto se debe a que Rajel le entregó a su hermana Leá, el lugar quele correspondía a Rajel como esposa de Yaakov Avinu. Cuando, en la noche
de bodas, Rajel vio que su padre Lavánla iba a cambiar por su hermana Leá, corrió a entregarle a ella las señas que había acordado en secreto con Yaakov como comprobación de que no fuera cambiada por otra, y para que Leá no pasara vergüenza cuando Yaakov, al ver que no le daba las señas y descubrir que no era Rajel, la echara. Ésta es la gran importancia de Rajel. Por lo tanto, solo Rajel fue enterrada en el camino a Efrat, al lado de Bet Léjem, precisamente por su importancia, porque solo ella incluye en sí misma a todos los Patriarcas y a las Matriarcas. Ella es la “Señora de la casa”; ella es especial en todas sus cualidades, en su conducta noble, en medio de su abnegación. Y por cuanto Rajel se anuló ante su hermana, y le dio su lugar en el día de su boda, e incluso le dio las señas, y, además, le dio su lugar en la cueva de Majpelá, por todo esto, se decretó en el Cielo que Rajel es la “Señora de la casa” de Yaakov y solo su plegaria tiene prioridad en el Cielo. Solo la tefilá de Rajel y su llanto son escuchados por Hakadosh Baruj Hu arriba, en los cielos, Quien le asegura que todos sus hijos, todos los miembros de las tribus de Israel, retornarán a sus fronteras.

Siendo así, como vemos en Rajel, que es la “Señora de la casa”, y es la madre de todos los Hijos de Israel, y reza por todos ellos — como dice el versículo: “es Rajel que llora por sus hijos”, y el versículo se refiere simplemente a “sus hijos”, por cuanto ella amó a todos los hijos de Yaakov, quienes fueron para ella como sus propios hijos—, ese título de “madre” no puede ser cambiado. Y, además, está escrito (Devarim 14:1):

“Vosotros sois hijos para Hashem,
vuestro Dios”,

porque los hijos tampoco se pueden cambiar. Por lo tanto, después, cuando Hakadosh Baruj Hu la consuela a Rajel y le dice: “retén tu voz de llorar”, Él también se dirige a ella con ese lenguaje: “y volverán los hijos a sus fronteras”, usando el término “hijos”, por cuanto el uso de ese término relacionado con Rajel demuestra el extraordinario amor de ella por sus hijos, y el de sus hijos por ella.

Aprendemos de aquí que el significado simple de la palabra “hijo” es más importante que el título de ‘hijo’ en sí, porque un hijo es parte de la persona. Ello es lo que demuestra Rajel, quien, por su amor a los hijos de Israel, llora por “sus hijos”; y su plegaria por sus hijos es escuchada por Hakadosh Baruj Hu, en las Alturas, más que todas las tefilot, y Hakadosh Baruj Hu le asegura a ella que “volverán los hijos a sus
fronteras”.