PARASHAT HA ´SHAVÚA: «VA´ERÁ»

Parashá: וַיֵּרָא‎, va´yará, Apareció.  Exodo 6:2–9:35 . Haftará;  Ezekiel 28:25–29:21. Darshán:  Morenu Verabenu, Ribí David Jananiá Pinto, shlita


“Con esto sabrás que
Yo soy Hashem: he aquí
que golpeo con el báculo
que tengo en la mano
las aguas del río, y se
convierten en sangre”
(Shemot 7:17).

El propósito principal de las diez plagas era que los egipcios reconocieran a Hashem Yitbaraj, y que conocieran Su mano fuerte, tuvieran conciencia y entendieran que Él es el Único que gobierna sobre todo. Desde la primera plaga se vio esta intención clara, a la que el faraón debía someterse, en la expresión “Con esto sabrás que Yo soy Hashem”. También con esta plaga Hakadosh Baruj Hu demostró Su brazo extendido, y Su poder y fuerza sin igual. Esta plaga debió haber sido suficiente para enseñarles al faraón y a su pueblo que Hakadosh Baruj Hu hace en Su mundo lo que Le place, y que a Él le pertenece el mundo y todo lo que éste contiene. Pero, por algún motivo, los corazones obstruidos de los egipcios permanecieron cerrados y sellados,y no se estremecieron con lo que vieron, ni se movieron en busca de conocer más a Hashem Yitbaraj.

Quien profundiza un poco en las grandes señales que estuvieron involucradas en la fantástica plaga de la sangre descubrirá un aspecto asombroso de dicha plaga. El cuerpo de la persona está compuesto de fluidos, y estos fluidos son el agua y también la sangre. La cantidad de agua en el cuerpo de la persona debe estar en proporción precisa y balanceada correctamente. Por eso Hakadosh Baruj Hu creó a la persona con Su maravillosa sabiduría, proveyéndole orificios y cavidades. Así decimos en la bendición de —Asher Yatzar— que recitamos después de hacer nuestras necesidades: “… muchos orificios y muchas cavidades…”. Así, los líquidos sobrantes que se acumulan en el cuerpo salen; de no ser así, la persona estaría en peligro de vida —jas Veshalom—.

Por otro lado, si al cuerpo le faltare la cantidad de agua requerida, podría llegar a deshidratarse, e igualmente, poner en peligro su vida. En la plaga de sangre, todas las aguas de Egipto se transformaron en sangre, sin excepción. El versículo dice: (7:19) “Y hubo sangreen toda la tierra de Egipto, y en los árboles y en las piedras”. Rashí explica que “en toda la tierra de Egipto” incluye las casas de baño público y las tinas de baño en las casas privadas. Y explica que “en los árboles y en las piedras” indica que el agua en los recipientes de madera y en los de piedra se transformaron en sangre. Por lo visto, en dicha circunstancia en la que toda gota de agua en la tierra de Egipto se convirtió en sangre, debió suceder también que el agua que contenían sus cuerpos se transformara en sangre, y así estarían sentenciados a la muerte. Pero Hakadosh Baruj Hu es el Todopoderoso; Él dejó que los líquidos en sus cuerpos permanecieran tal cual y no los convirtió en sangre. Por supuesto que todo el que medita sobre tal grandiosa maravilla entiende y puede ver claramente que Hakadosh Baruj Hu es el Único que gobierna sobre todo el mundo, y Él determina dónde un líquido se vuelve sangre y dónde no.

Y, además, hasta ahora el Pueblo de Israel estaba esclavizado, sometido a sus crueles amos egipcios. Pero con esta plaga, todo se dio vuelta en un segundo; el Pueblo de Israel se convirtió en amo, mientras que los egipcios tuvieron que humillarse y suplicarles que les vendieran agua para poder subsistir. A pesar de esta circunstancia, el faraón no se doblegó y se atrevió a decir: “¿Quién es Hashem para que yo tenga que hacer lo que Él diga? No supe de Hashem, y, asimismo, no dejaré ir a Israel”.