PARASHAT HA´SHAVÚA: «DEVARÍM»

Parashá: Devarim, Dichos.  Deuteronomio 1:1–3:22. Haftará :  Isaías 1:1–27. Darshán: e, Morenu Verabenu, Ribí David Jananiá Pinto, shlita


Éstas son las palabras que
habló Moshé a todo Israel a
este lado del Jordán, en el
desierto, en el Arabá, frente al
Mar Rojo, entre Parán, y entre
Tófel y Laván y Jatzerot y Di
Zahav’’ (Devarim 1:1).

Al respecto de la frase “Éstas son las palabras’’, Rashí escribe: “Debido a que son palabras de reproche, a través de las que enumeró aquellos lugares en donde [los Hijos de Israel] enojaron a Hakadosh Baruj Hu, [Moshé Rabenu] ocultó aquellos hechos y aludió a éstos [haciendo solo mención de los lugares] por respeto a Israel’’.

Vi que en el boletín Al Ken Yomerú Hamoshelim se objeta que, más adelante, Moshé Rabenu les recuerda a los Hijos de Israel el pecado de los espías explícitamente (Devarim 1:22); y en parashat Ékev (Devarim 9:8-21), Moshé Rabenu se explaya recordándoles el pecado del becerro de oro, también de forma explícita. Entonces, ¿qué quiere decir Rashí aquí cuando dice que Moshé Rabenu, por respeto, reprochó a los Hijos de Israel por medio de alusión?, ¡si encontramos que él los reprochó igualmente de forma explícita por los pecados que habían cometido!

A mi parecer, dicha objeción se puede dilucidar de la siguiente manera: de aquí aprendemos que cuando el Rabino quiere reprochar a los miembros de su congregación, no debe comenzar de plano con reproches a toda voz. De hacerlo así, no cabe duda de que la congregación no querrá aceptar sus palabras debido a sus regaños. Más bien, antes de reprocharlos directamente,debe comenzar a hablarles con calma y serenidad, por respeto; y una vez que haya comenzado a reprocharlos solo por medio de alusiones, puede avanzar de a poco con su reproche hasta llegar a los puntos más delicados; y así toda la congregación no dejará de escucharlo. A ello se debe que, al principio, Moshé Rabenu hablara con tranquilidad con el público, con palabras de paz y amor, como dice el versículo (Kohélet 9:17):

“Las palabras de los sabios [dichas] con serenidad son mejor atendidas que el clamor del gobernante entre los necios’’.

Y sobre este versículo, los Grandes y Tzadikim explicaron que si “Las palabras de los sabios’’ se dicen “con serenidad’’ — si son dichas con calma y tranquilidad—, entonces “son mejor atendidas’’ por los oyentes. Y solo después de que los que escuchan prestan atención y comprenden las alusiones que el Rabino les insinúa “entre líneas’’, ellos meditan acerca del arrepentimiento, gracias a las palabras del Rabino. Es entonces que el Rabino podrá continuar y llegar a tocar puntos explícitos que requieren de su reproche, incluso respecto de temas muy graves.

Así lo hizo Moshé Rabenu. Al principio, comenzó diciéndoles a los Hijos de Israel su reproche con alusiones, por respeto a ellos. Y después de que ellos atendieron a sus palabras, y se percataron de que tenían que hacer teshuvá íntegra, solo entonces, Moshé Rabenu procedió a reprocharlos de forma explícitapor los graves pecados que habían cometido contra Hakadosh Baruj Hu a lo largo del camino. Y encontramos esta forma de reprochar en varios lugares en la Torá. La primera vez que aparece es cuando Adam Harishón pecó comiendo del Árbol de la Sabiduría que Hashem le había prohibido, y entonces, Hakadosh Baruj Hu lo buscó y le preguntó:

“¿Dónde estás?’’ (Bereshit 3:9).

Obviamente, Hakadosh Baruj Hu sabía dónde estaba Adam Harishón, solo que, tal como explicamos, Hakadosh Baruj Hu le preguntó dónde estaba solo para comenzar la conversación de forma casual. Después, le preguntó si había comido del árbol que le había prohibido —hecho que también, obviamente, Hashem sabía de antemano—; y porúltimo, lo reprochó directamente por su transgresión.

Encontramos algo similar en las palabras de Jazal, quienes dijeron (Tratado de Nidá 16b) que la persona nunca debe entrar a su casa de forma súbita, para no asustar a sus familiares. Más bien, antes de entrar, debe hacerles saber que está por entrar, en cumplimiento de la máxima de no entrar de pronto, sino, más bien, con calma, permitiéndoles a los miembros del hogar prepararse mentalmente para su llegada.

De todo lo expuesto, se desprende que cada uno de nosotros debe sopesar cada asunto y ver en qué condición se encuentra y proceder de la forma más apropiada. Pero bajo ningún punto de vista, se debe comenzar de inmediato con reproches y quejas abiertamente, o con palabras que podrían atemorizar, como lo hizo Yaakov Avinu con sus hijos antes de fallecer. Asimismo, no se debe comenzar el reproche con palabras duras que podrían asustar a los que escuchan, porque éstos podrían “huir’’ de dichas palabras, y no prestarles atención y renegarlas. La regla es comenzar siempre de forma calma.