
Parashá: בָּלָק , Balak. Números, 22:2–25:9. Haftará: Miqueas, 5:6–6:8. Darshán: Morenu Verabenu, Ribí David Jananiá Pinto, shlita
“Estaba asentado Israel en
Shitim cuando el pueblo
empezó a prostituirse con
las hijas de Moab, las cuales
llamaban al pueblo a los
sacrificios de sus dioses […].
Así se apegó Israel a Báal
Peor, y el furor de Hashem
se encendió contra Israel”
(Bamidbar 25:1-3).
¿Cómo pudo haber sucedido aquello? ¿Cómo pudo haber sucedido que los Hijos de Israel hubieran descendido tanto de nivel que pecaron con las hijas de Moav e idolatraron a Báal Peor, el dios de ellas, la idolatría más inmunda?¡Ellos ya habían recibido la Torá y aquella generaciónera la del conocimiento, hombres Tzadikim! ¿Cómo pudieron pecar de tal forma?
Como dilucidación, podemos decir que es sabido que cualquier oficio o negocio material en este mundo es llamado “servicio”, el cual involucra el esfuerzo y el trabajo que realiza el hombre para obtener su sustento o similares en este mundo, en la vida que el hombre desarrolla sobre la faz de la tierra. Si es así,
salvando las diferencias, toda acción que el hombre hace en este mundo en honor a Hashem Yitbaraj ya sea el estudio de Torá o el cumplimiento de las mitzvot, o actos de tzedaká y bondad, e incluso la dedicación del hombre a diversos asuntos de orden espiritual— está incluida en el marco de “servicio”.
Resulta de esto que también la tefilá se llama “servicio”, como dijo el Arí, zal, (Tratado de Taanit 2a) sobre el versículo (Devarim 11:13): “y servirle con todo su corazón”. ¿Por qué se utiliza aquí la palabra “servicio”? Para referirse al servicio que se realiza en el corazón, es cual es referido como la tefilá. Es decir,todo lo que el hombre haga en el campo espiritual en favor de Hashem Yitbaraj es llamado “servicio”. De aquí aprendemos que, así como el hombre hace uso de su cuerpo físico para un trabajo físico y material, de la misma forma, el hombre tiene la obligación de usar su cuerpo para las necesidades del servicio espiritual. El nivel de servicio a Hashem, que es totalmente sagrado, no tiene que ser menor que el nivel del servicio material. Por lo tanto, el hombre tiene que usar su cuerpo para el servicio a Hashem. Todos los miembros del cuerpo del hombre, que cumplen su función de forma precisa, acorde con el propósito para el cual fueron creados, participan en la acción en conjunto, cada cual con sufunción. Así, con la cooperación de todos los miembros juntos, todo el sistema llamado “cuerpo del hombre” trabaja como debe.
Y si —jas Veshalom— hubiera algún problema en el cuerpo, por menor que fuera, entonces, todo el sistema del cuerpo podría derrumbarse, un miembro después del otro, hasta que el hombre podría llegar a fallecer —Rajmaná litzlán—. Después de recibir la Torá en el Monte Sinai, los Hijos de Israel se asentaron en Shitim, y no se dedicaron a la Torá, ni a realizar el servicio a Hashem, ni a consagrar su cuerpo al servicio a Hashem Yitbaraj.
Por lo tanto, aun cuando ellos ya habían recibido la Torá y eran “grandes”, y habían visto la victoria en las diversas batallas que confrontaron, no pudieron sobreponerse al pecado, porque ellos se habían asentado serenamente. De esa forma, comenzaron a pecar —Rajmaná litzlán—. Y dicen nuestros Sabios, de bendita memoria, que el nombre Shitim se deriva de shetut (‘tontería’). Efectivamente, así les sucedió. Como es sabido, la Torá protege y salva de todo mal, pero si no hay Torá que proteja o salve de la Inclinación al Mal, entonces, el hombre cae de inmediato en sus garras.
Balak y Bilam fueron para Israel como Amalek y la Inclinación al Mal. Ellos llevaron a los Hijos de Israel —luego de que éstos habían aflojado en el estudio de la Torá— a pecar con las hijas de Moav. Entonces, de inmediato, se levantó Pinjás en medio de la congregación, tomó la lanza en la mano y fue el hombre que realizó una acción para detener la plaga. Él tuvo celos por el honor de Hashem y les demostró a todos que en el servicio a Hashem no puede haber compromiso con ninguna otra parte, así como tampoco con lo profano, ni se puede aflojar. Mas bien, se debe celar el honor de Hashem Yitbaraj. Así Pinjás se hizo merecedor de una gran recompensa, y Hakadosh Baruj Hu dijo que a él le correspondía el derecho de tomar su recompensa en este mundo, al formar él parte del pacto de la kehuná para siempre. Por lo tanto, Pinjás tuvo recompensa en este mundo y para todas las generaciones.