PARASHAT HA´SHAVÚA: «BE´HAALOTEJA»

Parashá: Be´haaloteja. Cuando asciendas. בְּהַעֲלֹתְךָ‎ . Números 8:1–12:16 . Haftará:  Zacarías  2:14–4:7. Darshán: Morenu Verabenu, Ribí David Jananiá Pinto, shlita-


“Viajaron del Monte de
Hashem, una jornada de tres
días…” (Bamidbar 10:33).

Nuestros Sabios, de bendita memoria, enseñaron: “Del versículo ‘Los Hijos de Israel viajaron desde el Monte de Hashem, una jornada de tresdías’, se entiende que de la misma forma como un niño al salir de la escuela, se escapa de allí, así los Hijos de Israel salieron del Monte Sinai”; es decir, el evento en el Monte Sinai les fue una carga tan pesada que quisieron deshacerse de ella, y salieron corriendo.

Este Midrash exige una explicación. Estamos hablando de personas rectas a quienes Jazal apodaron “la generación del conocimiento”. Ellos recién en ese momento habían tenido el mérito de recibir la Torá y de tener visiones de Dios. Entonces, ¿cómo puede ser que de pronto quisieran escaparse de aquel lugar como niños que se escapan de la escuela? Aparentemente, falta comprender cómo puede ser que del versículo “Y viajaron del Monte de Hashem” se entiende que salieron del lugar como quien quiere escaparse. Quizá se deba explicar que viajaron de allí como viajaron y acamparon en el desierto, sin escaparse. Además, se puede decir que con la expresión “viajaron del Monte de Hashem” quiere decir que llevaron consigo en la memoria todo el evento del cual habían sido partícipes en el Monte de Hashem. El Or Hajaím Hakadosh, por su parte, explicó que el versículo: “Y viajaron de Refidim” implica que“viajaron” de la flojera en Torá; que ahora se reforzaron en la dedicación a la Torá. Tenemos, entonces, que sepuede explicar de forma positiva el versículo. ¿Por qué nuestros Sabios le dieron un enfoque no tan positivo?

Creo poder explicar, besiatá Dishmaiá, que nuestros Sabios dijeron así puesto que les resultaba difícilcomprender el comportamiento de los Hijos de Israel, el cual es muy sorprendente: poco tiempo después de recibir la Torá y de la elevación espiritual que ello conllevó, de pronto, sufren una dura caída, expresada en sus quejas y querellas contra Hashem y contra Su enviado, quejas acerca de la falta de agua y de la falta de carne, culminando con las querellas acerca de la Tierra de Israel y hablando mal de ella. Nuestros Sabios quedaron estupefactos ante estos versículos. ¿Cómo puede ser que aquellas personas que habían recibido la Torá en medio de truenos y relámpagos y el sonido del shofar, y que vieron los milagros y las maravillas, de pronto cayeron una y otra vez en las redes de la Inclinación a Mal? ¿Por qué la Torá que recibieron no los protegió y los cuidó de esas trampas?, ¡si la sagrada Torá es el remedio contra la Inclinación al Mal! De aquí que Jazal concluyeron que hay que decir que, ciertamente, hubo un pequeño defecto en su aceptación de la Torá, ya que esa Torá no los influenció a cambiar su sendero para bien. ¿Y cuál fue ese defecto? Que salieron del Monte Sinai como niños que se escapan de la escuela.

Es cierto que tenían que dejar el lugar y viajar según la orden de Hashem —pues “según la orden de Hashem, acampaban; y según la orden de Hashem, viajaban”—, pero no tenían que dejar el lugar con alegría y prisa. Debieron haber expresado añoranza por el Monte de Hashem: “Es una pena que este lugar que es tan sagrado, que incluso a las bestias les estuvo prohibido subir a pastar a su alrededor, ahora, que dejamos este lugar, incluso las bestias podrán ascender a él”. Así, de hecho, debieron haber dejado el lugar con lentitud y pie pesado. Además, todo el tiempo que Hakadosh Baruj Hu estuvo allí en el Monte, el Monte Sinai tenía santidad; ahora que la sagrada Shejiná se había retirado de allí y ellos tuvieron que dejar el lugar, entonces, el monte volvió a ser como cualquier otro lugar. Pero ellos debían haberse conducido de forma tal que todo lugar en el que se encontraran fuera como si en él se encontrara Hashem y Su Shejiná. No obstante, ellos se condujeron de forma contraria, saliendo rápidamente de allí como niños que escapan de la escuela, sin preocuparse de hacer de otro lugar el lugar de Hashem como el Monte Sinai.

Así es el tema también en cuanto a la plegaria. Con asombro vemos que la persona que rezó su plegaria con temor y amor, poniendo la debida intención, es la misma persona que dice Alenu Leshabéaj en carrera saliendo del Bet Haknéset. Con esto demuestra que toda su plegaria fue para ella una carga y una molestia, y esperó el momento en el que pudiera quitarse ese yugo de encima. No se puede dudar que de una plegaria como esa no surtirá ningún efecto beneficioso,ni hará en su alma una impresión-