PARASHAT HA´SHAVÚA: «BE´HALOTEJA»

Parashá: בְּהַעֲלֹתְךָ‎, behaloteja, al subir.  Números 8:1–12:16. Haftará :  Zacarías  2:14–4:7. Darshán: Morenu Verabenu, Ribí David Jananiá Pinto, shlita



Al mandato de Hashem,
acampaban; y al mandato de
Hashem, partían” (Bamidbar
9:20).

De este versículo, aprendemos que la partida y el acampamento de los Hijos de Israel se hacía de acuerdo con la orden de Hakadosh Baruj Hu, pues los Hijos de Israel no hacían nada que no fuera ordenado por Hashem. Y todo lo que hicieron fue de acuerdo al mandato de Hashem. No solo las partidas y los acampamentos de los Hijos de Israel eran según el mandato de Hashem, sino que absolutamente todo lo hacían de acuerdo con Su orden.

No solo eso, sino que aprendemos de aquí que no solo respecto de toda la congregación de Israel decimos que lo hacen de acuerdo con la orden de Hashem, sino que este fundamento se aplica también a cada judío en particular, de todos los estratos del Pueblo de Israel. De esta forma, sabemos que todos nuestros actos tienen que ser de acuerdo con la palabra de Hashem. Todo lo que hagamos sobre la faz de la tierra tiene que ser de acuerdo con la palabra de Hashem, para que en nuestros actos se reconozca la santidad y la pureza, por cuanto el hombre introduce en sus actos el fundamento de actuar de acuerdo con la orden de Hashem.

Lo arriba descrito podemos encontrarlo en Eliézer, el siervo de Avraham Avinu. Cuando Avraham Avinu
lo envió a tomar una esposa para Yitzjak, Eliézer le preguntó (Bereshit 24:5):

Quizá la mujer no quiera venir conmigo a esta tierra. ¿He de volver y llevar a tu hijo a la tierra de donde saliste?”.

Avraham le respondió que de ninguna manera debía llevar a Yitzjak a esa tierra, porque Hakadosh Baruj Hu es Quien forma las parejas; siendo así, Él iba a enviar a Su ángel delante de Eliézer para que lo ayudara a tomar una esposa para su hijo Yitzjak. Y, ciertamente, Eliézer sabía muy claramente que ése era el sendero de Avraham Avinu: confiar únicamente en Hashem. Entonces, por cuanto todo depende del acto y de la orden de Hashem, en condición de “No hay nada más que Él”, Eliézer tenía que ir a Aram Naharaim con esa misma postura, sabiendo que todo se hace únicamente de acuerdo con la orden de Hashem. Así, cuando Eliézer llegó al pozo de agua, poco antes del anochecer, se detuvo al lado del pozo y rezó a Hakadosh Baruj Hu. Esa fue la forma como Eliézer había sido educado en la casa de Avraham Avinu. Él era llamado Damések Eliézer (‘Eliézer de Damasco’), porque la palabra damések es una sigla de la frase en hebreo dolé umashké (‘extrae y reparte’) de las “aguas” —es decir, la Torá— de su patrón. Y la Torá de su patrón era saber e inculcar profundamente en el corazón el conocimiento de que todo proviene de Hashem:

“Al mandato de Hashem, acampaban; y al mandato de Hashem, partían”.

Y a pesar de que Eliézer fue a Aram Naharaim, la ciudad de Najor —el hermano de Avraham Avinu—, él le rezó a Hakadosh Baruj Hu y le suplicó: “¿De dónde vendrá mi ayuda? Mi ayuda viene de Hashem”, frase que, en hebreo, forma la sigla del nombre Eliézer. Además, este nombre está compuesto por las palabras Elí – ézer, que significan “Mi Dios es [mi] ayuda”. Así, aprendió Eliézer en la casa de Avraham Avinu: pedirle todo a Hashem Yitbaraj, ya que todo sucede de acuerdo con la palabra de Hashem.

Y, ciertamente, en cuanto al tema de la búsqueda de la pareja adecuada, podemos ver claramente que todo está orquestado por Hashem Yitbaraj y que Hashem Yitbaraj, desde los cielos, acerca las dos partes de una pareja hasta que terminan casándose en hora buena. Y dijeron nuestros Sabios, de bendita memoria, que la mujer que le corresponde al hombre es determinada por Hashem, pues Hashem es el Único que forma las parejas.

Cuando el hombre quiere ir por el sendero correcto, de acuerdo con la palabra de Hashem, consecuentemente, Hakadosh Baruj Hu le organiza el sendero por el que habrá de andar, y hasta “reorganiza” la Creación de acuerdo con su necesidad. Y a veces incluso puede cambiar la Creación para que el cambio sea adecuado al camino del hombre. Todo esto sucede por cuanto el hombre cumple en su persona “Al mandato de Hashem, acampaban; y al mandato de Hashem, partían”. Asimismo, aun cuando algo parecía imposible que sucediera de acuerdo con las leyes de la naturaleza, mi padre, ziaa, le rezaba a Hashem Yitbaraj pidiéndole que le concediera su voluntad. Y él ciertamente recibía todo lo que pedía de Hashem, por cuanto mi padre lo hacía todo en condición de “Al mandato de Hashem, acampaban; y al mandato de Hashem, partían”.