Parashá: בְּחֻקֹּתַי, Be´Jukotai, Por mis decretos. Levítico 26:3–27:34. Haftará : Jeremías 16:19–17:14 Darshán: Morenu Verabenu, Ribí David Jananiá Pinto, shlita
“Si en Mis estatutos anduviéreis,
y Mis preceptos observáreis y
los hiciéreis” (Vaikrá 26:3).
En su explicación sobre este versículo, Rashí cita el Midrash: “[La frase] ‘Si en Mis estatutos anduviereis’, quiere decir que se esfuercen en [el cumplimiento y el estudio de] la Torá”. A simple vista, esta explicación misma requiere esclarecimiento: ¿cuál es la verdadera razón por la que Hakadosh Baruj Hu exige de nosotros que nos esforcemos en la Torá? ¿Acaso el simple estudio de Torá sin esfuerzo no basta? ¡Si a ello también se lo llama estudio de Torá! ¿Y por qué no habríamos de merecer todo lo bueno que Hakadosh Baruj Hu le asegura al que se dedica a la Torá solo por el mérito de que el hombre establece tiempos fijos para el estudio de Torá? ¿Por qué tener que esforzarse o extenuarse en la Torá?
Para esclarecer este tema, a mi parecer, hay que citar primero las palabras del Zóhar Hakadosh, que dice: “Analicemos: Balak era un sabio y gran hechicero por mérito propio, más grande que Bilam. De aquí aprendemos que todo lo que el hombre quiere hacer en el mundo terrenal para servir a Hakadosh Baruj Hu tiene que despertar las raíces de las mitzvot en las Alturas. Con la realización de una mitzvá acá abajo por parte del hombre, se despierta la raíz del acto de la mitzvá, arriba. El acto realizado abajo tiene que llevarlo a cabo con santidad. Y ciertamente, en donde no hay una acción relacionada con una mitzvá, hay una manifestación oral relacionada con la mitzvá. Entonces, de esa manifestación oral depende el acto que ha de despertar la raíz de la mitzvá en las Alturas. ”A esto se debe que, así como nosotros necesitamos despertar la santidad superior con los actos o con la manifestación oral, así mismo aquello que proviene del lado de la impureza también despierta la impureza con un acto o con el habla. Siendo así, aun cuando Bilam fue el hechicero más grande que todo el mundo conocía, Balak fue un hechicero aún mayor que Bilam. Balak fue el mago más grande de todos los sabios de hechicería, mientras que Bilam fue el mago más grandeen cuanto a adivinación, pues hechicería y adivinación son dos asuntos distintos. La magia depende de la acción, mientras que la adivinación no depende de una acción en absoluto, sino solo de la vista y de la palabra. Entonces, podemos decir que en el adivino se despierta el espíritu impuro que se le introduce, y hace lo que hace para causar daño a las personas.
”Pero Israel, que son sagrados, no son como ellos (los hechiceros y adivinos). Todos [los Hijos de Israel] son sagrados, y todas sus acciones despiertan en ellos mismos el espíritu de santidad. Sobre esto, dice el versículo (Bamidbar 23:23):
‘Porque no hay adivinación en Yaakov ni
magia en Israel’.
Es decir, entre los Hijos de Israel, no existe ni la adivinación ni la hechicería, porque los Hijos de Israel se encuentran aferrados al lado de la santidad Superior, y todos sus actos surgen con santidad. Ésta despierta en ellos la toma de conciencia, y así se revisten con la cualidad de la santidad”. De acuerdo con estas palabras, queda bien respondida la inquietud expresada arriba respecto del versículo “Si en Mis estatutos anduviereis”, ya que el versículo dice que no basta con dedicarse a la Torá o establecer tiempos fijos para el estudio y simplemente sentarse a estudiar Torá, pues con ello la acción terrenal de la mitzvá no queda completa. Más bien, solo por medio de la extenuación en la Torá aquí, en el mundo terrenal, sumado al estudio en sí, surge la posibilidad de despertar la raíz de la mitzvá en las Alturas. No solo eso, sino que también por el poder del estudio de Torá con extenuación, se despierta en las Alturas la raíz de toda otra mitzvá que el hombre hace en el mundo terrenal, para conectarla con su respectiva raíz en la Torá de las Alturas. Son sabidas las palabras de nuestros Sabios, de bendita memoria, respecto de que aun cuando la Torá misma no se encuentre en verdad en los cielos, ya que fue entregada a los Hijos de Israel en la tierra, de todas formas, quedó la impresión de su lugar en los cielos desde el día de la entrega de la Torá. Y esta impresión en las Alturas influye en lo terrenal.
Así se puede entender bien que la Torá que estudiamos aquí abajo, en la Tierra, con esfuerzo y con extenuación, es la que actúa para despertar la raíz de la mitzvá del estudio de la Torá en los cielos. Por lo tanto, lo correcto es estudiar la Torá precisamente con extenuación, porque un estudio como éste es el que puede despertar la raíz superior; y entonces, descienden abundantes influencias desde las Alturas, las cuales se convierten en una especie de vestimenta que recubre a aquel hombre que se extenuó en la Torá.