PÀRASHAT HA´SHAVÚA: «BE´RESHIT»

Parashá: Be´Reshit, בְּרֵאשִׁית‎, Al principio. Genesis 1:1–6:8. Haftará sefardí: Isaías  42:5–21. Darshán: Morenu Verabenu, Ribí David Jananiá Pinto, shlitá.


“Y fueron todos los días
que Adam vivió novecientos
años y treinta años, y murió”
(Bereshit 5:5).

La Torá se explaya en mencionar todos aquellos hombres que vivieron en la generación de Adam Harishón y en las generaciones posteriores, hasta llegar a la de Nóaj. Incluso, al final de parashat Nóaj, encontramos que la Torá se extiende en mencionar todas las generaciones desde después del Diluvio hasta Avraham Avinu, especificando cuánto vivieron, cuándo engendraron descendientes, y cuántos años vivieron después de que comenzaron a engendrar. Y no solo eso, sino que, aun después del Diluvio, la Torá se explaya mencionando los nombres de los hombres, los años que vivieron y a qué edad fallecieron.

Aparentemente, todo lo anterior resulta dificultoso de entender, pues ¿para qué nos importa saber todos esos detalles, si las acciones de aquellos hombres no tuvieron ninguna influencia para la posteridad en absoluto? ¿Por qué la Torá se explaya tanto en mencionarlos uno por uno? Pensé que se puede responder que la Torá quiere enseñarnos, a través de ello, una lección de moral para todas las generaciones, ya que aquellos hombres vivieron muchos años y todos ellos con seguridad conocieron a Adam Harishón.

Adam Harishón, sin duda, les habrá contado a todas aquellas descendencias suyas un sinfín de historias acerca de la Creación y de lo que aconteció en las generaciones que siguieron, acerca de que Hakadosh Baruj Hu había creado todo el mundo en solo seis días, de que Hashem lo había preferido a él por encima de todas las criaturas, que lo había puesto en el Gan Eden y que los ángeles le servían carne asada y le daban de beber vino del Gan Eden antes de que él fuera expulsado. Asimismo, seguramente, les habrá contado acerca del tiempo en que él estuvo en el Gan Eden hasta que, debido a su transgresión, fue expulsado de allí. Y, más que nada, Adam les habrá contado acerca de su teshuvá y del salmo que había recitado: “Mizmor shir leyom Hashabat…”. Solo que todas estas historias importantes no influyeronpara bien sobre ninguno de aquellos hombres de esas generaciones que vivieron por cientos de años.

Aun cuando vieron que había comenzado el Diluvio, ellos no se subyugaron ante Hakadosh Baruj Hu, y nohicieron teshuvá. Y no solo eso, sino que, hasta quisieron asesinar a Nóaj precisamente en el comienzo del Diluvio. Siendo así, aparentemente, ante el comportamiento deplorable de aquellos hombres, ¿para qué le iba a servir que tuvieran larga vida si no tenían el menor rastro de espiritualidad? Y, como prueba de que no merecían vivir, todos murieron en el Diluvio, excepto Nóaj y los que estaban con él en el arca, a quienes Hakadosh Baruj Hu cuidó de todo mal para que no fueran dañados o afectados por los malvados de su generación, y tuvieran que ser castigados por ello. Si Hashem hubiera permitido que los influenciaran y los dañaran, entonces, no habría quedado nadie por cuyo mérito darle continuación al mundo.

Incluso después del Diluvio —cuando llegó la generación de la Dispersión—, en lugar de vivir todos en armonía, y ser un elemento positivo en la Creación y servir en unión a Hashem, ellos utilizaron su unión para rebelarse contra Él. Se hicieron idolatrías y hasta hicieron de sí mismos idolatría —Rajmaná litzlán—, e incluso intentaron construir una torre que llegara hasta el Cielo para batallar contra Él.

Por lo tanto, la Torá se extiende escribiendo los nombres de los hombres que vivieron tantos cientos de años y las anécdotas en las que estuvieron involucrados, para enseñarnos que de nada sirve rezar y pedir vida larga si ésta va a estar carente de contenido espiritual. Los hombres que viven este estilo de vida no proveende ninguna ventaja ni beneficio a la humanidad, ni se lo proveen a sí mismos; y mucho menos, cuando noreconocen el bien que les proporciona Hakadosh Baruj Hu. Solo una vida con contenido espiritual se puedellamar vida, la cual es una vida con provecho para todoel mundo. Por lo tanto, lo que la Torá quiere enseñarnos es que losprimeros hombres vivieron durante muchas generaciones enteras, pero vivieron años vacíos de cualquier tipode contenido espiritual, sin fe en el Creador. Dichas generaciones fueron agotando sus méritos hasta queno les quedó nada, y Hakadosh Baruj Hu los exterminóde debajo de los cielos, por cuanto les había ofrecido incontables y muy amplias oportunidades para volver enteshuvá, pero ellos se rehusaron rotundamente a hacerlo.

Todos debemos extraer de ellos una lección de moral para todas las generaciones, acerca de cuánto tenemos que aprovechar los años de nuestra vida y preocuparnos de llenarlos de Torá y mitzvot y buenos actos, y pedir por una vida llena de contenido espiritual superior, pues ésees el propósito del hombre en este mundo.



Nosaj Marruecos