PARASHAT HA´SHAVÚA: «BE´SHALAJ»

Parashá: בְּשַׁלַּח, Al enviar, Beshalaj. Exodus 13:17–17:16. Haftará sefaradit:  Jueces  5:1–31. Darshán: e Morenu veRabenu HaGaón HaTzadik Rabí David Janania Pinto shlita


Entonces, cantará Moshé y
los Hijos de Israel este canto a
Hashem.” (Shemot 15:1)

Nuestros Sabios, de bendita memoria, dijeron (Tratado de Berajot 35a): “No se dice shirá (‘canto’) sino sobre vino”. Encontré escrito en nombre de Ribí Yitzjak Zeev Haleví, zatzal, que esto representa una objeción, pues encontramos que hay muchas shirot que se dicen sin vino, por ejemplo, cuando los Hijos de Israel cruzaron el Mar Rojo, cantaron Shirat Hayam (‘el Canto del Mar’) sin vino; también cuando se dice e Halel al hacer la degollación del Korbán Pésaj y ofrendarlo, se dice sin vino.

Para poder responder a esta objeción, hace falta primero estudiar acerca de por qué en verdad no se dice shirá sino sobre vino; ¿qué inconveniente tiene decir shirá sin haber bebido una copa de vino? Me parece que se puede dar, con la ayuda del Cielo, la siguiente explicación: debido a que una verdadera shirá es solo aquella que surge del corazón, no basta con cantar con la boca, sino que el canto tiene que proveer satisfacción y alegría. Ese es el canto que surge del corazón. Y cuando la persona se encuentra bien, alegre y jovial, entonces su corazón se eleva y el canto brota de su garganta. Y sobre el vino, está dicho (Tehilim 104:15): “Y el vino alegrará el corazón del hombre”. El vino tiene la particularidad de que calma a la persona y le alegra el corazón; entonces, su corazón se ensancha y se abre como un enorme salón del cual sale el canto y sube solo, desde lo más profundo del interior de la persona, y no solo de la boca para afuera.

Siendo así, es probable que existan muchas oportunidades en las cuales el corazón de la persona se encuentra en ese estado elevado, alegre y dichoso, aun sin haber tomado vino. He aquí que los Hijos de Israel, cuando estaban cruzando el mar por tierra seca vieron el poder y la fuerza de Hakadosh Baruj Hu, Su mano fuerte, Su brazo extendido. Sin duda, en ese momento se les abrió el corazón de tan poderoso que fue el deseo de apegarse a Él, y estuvieron dichosos y alegres por haber ameritado tal acercamiento a Hashem Yitbaraj. No cabe duda de que en ese momento no tuvieron necesidad de vino para emocionarse. La shirá tiene otro fundamento importante: no se dice sino después de la salvación propiamente dicha.

El versículo
(Tehilim 13:6) dice:

“Y yo en Tu bondad confié; mi corazón
se regocijó en Tu salvación. Cantaré
a Hashem, pues me benefició”.

Y escribieron en nombre de Ribí Jaím, zatzal, que hay que analizar desde qué momento se puede decir una shirá por un milagro, ¿acaso solo después de que sucedió el milagro o también si en su corazón uno está seguro de que sucederá el milagro? El Gaón, Ribí Jaím, solucionó esta duda a partir del propio versículo: “Y yo en Tu bondad confié”; es decir, en el momento en que confié en Hashem, aun antes de que llegue el milagro, entonces solo “mi corazón se regocijó en Tu salvación”, tengo alegría por el milagro que habrá de suceder pronto. Pero ¿cuándo “cantaré a Hashem”? Eso será solo cuando ya “me benefició”, solo cuando el milagro haya sucedido.

Y quiero aportar mi porción, la cual me agració Hashem Yitbaraj, para tratar de responder a la objeción: es cierto que no se dice una shirá sino solo después de que el milagro haya tenido lugar, como se entiende del versículo “Y yo en Tu bondad confié”. Incluso cuando el Profeta promete que vendrá la salvación, no se dice una shirá al momento de la promesa, sino después de que se haya cumplido el milagro. Sin embargo, una promesa escrita en la sagrada Torá es totalmente distinta a las demás promesas. Nuestra sagrada Torá es tan verdadera que aun cuando todavía no haya llegado a suceder aquello que la Torá dijo que sucedería, se considera como si de hecho ya hubiera sucedido. Esto se debe a que nuestra sagrada Torá es la verdad; ella es la Torá eterna. Así como la Torá nunca ordenaría un precepto que no se pudiera cumplir, así son las promesas que se dieron en la Torá de que entrarían a la Tierra y construirían el Bet Hamikdash en el futuro; sin duda, se cumplirán en su totalidad. Y vemos que así se dice en las bendiciones de la Haftará: “… y no hay cosa que hayas dicho que regrese vacía, porque eres Dios, Rey, fiel y misericordioso”.

Resulta que los Hijos de Israel, estando en el mar, creyeron fielmente en la palabra de Hashem acerca de la redención que habría de venir, al punto que vieron con sus propios ojos —por así decirlo— como si ya se hubiera cumplido de hecho esa promesa y se encontraban en la Tierra de Israel; y como si ya hubieran realizado las ofrendas en el Bet Hamikdash. Por lo tanto, ahora se comprende por qué cantaron la shirá respecto de la salvación de Hashem que habría de suceder en el futuro; por eso, la shirá brotó desde el interior de sus corazones, y cantaron un canto nuevo de alabanza y elogio a Hakadosh Baruj Hu.