Parashá: Devarim, Dichos. Deuteronomio 1:1–3:22. Haftará : Isaías 1:1–27. Darshán: e, Morenu Verabenu, Ribí David Jananiá Pinto, shlita
“¿Cómo podré cargar yo solo con vuestros
problemas, vuestras cargas y vuestros pleitos?”
(Devarim 1:12)
Nuestros Sabios, de bendita memoria, nos dicen que lo que le dijo Moshé Rabenu al Pueblo de Israel justo antes de que entraran a la Tierra de Israel: “¿Cómo podré cargar yo solo…?” alude al lamento que figura en el Libro de Ejá (1:1): “¿Cómo se sienta sola la ciudad que tenía un gran pueblo? Está como una viuda”. Los Hijos de Israel habían hablado lashón hará acerca de la Tierra de Israel y dado malos reportes, por ello Hakadosh Baruj Hu les dijo: “Habéis llorado un llanto en vano en el día nueve del mes de av, el día en que regresaron los espías de investigar la tierra. Esta fecha será para llanto a través de las generaciones”; y, como es sabido, ambos Templos Sagrados fueron destruidos en esa misma fecha, el nueve de av.
Se puede presentar una dificultad: ¿por qué Hakadosh Baruj Hu fue tan estricto con los espías que hablaron lashón hará de la Tierra de Israel, e incluso con los Hijos de Israel por haber aceptado el lashón hará que los espías hablaron? Si los espías hubieran hablado el lashón hará acerca de personas, entonces habríamos podido justificar el rigor del decreto, pero la Tierra de Israel no tiene sentimientos como una persona. Siendo así, ¿por qué Hashem fue tan meticuloso con todo lo malo que dijeron de ella?
Podemos decir, para explicar este tema, que el reporte denigrante acerca de la Tierra Sagrada, sobre la cual los ojos de Hashem se encuentran posados desde el comienzo hasta el final del año, refleja simplemente la mala cualidad de ser mal agradecidos. Y la cualidad de ser agradecidos es la llave para el cumplimiento de las mitzvot, porque en el momento en que la persona reconoce el bien del Creador del cual Él la hace acreedora, ese reconocimiento la hace apegarse a la Torá de Hashem y a cumplir Sus mitzvot. Y para que el hombre se acostumbre a reconocer la bondad que el Creador hace con él, debe primero reconocer el bien que realizan las personas que se encuentran a su alrededor, pues, a partir de reconocer el bien a su alrededor, llegará asimismo a reconocer el bien de Hakadosh Baruj Hu —Quien creó al hombre y lo mantiene a cada momento—. De la misma manera, tenemos la obligación de honrar a los padres, pues en ello hay imbuida una gran medida de agradecimiento. Como hemos dicho, a través del agradecimiento hacia sus padres — quienes hacen con él mucha bondad—, el hombre sentirá también la necesidad de agradecer a su Creador, pues con Su conocimiento, entendimiento e inteligencia infinitos, Él creó al hombre.
A Moshé Rabenu no le bastó agradecer a las personas que lo rodeaban, sino que también fue meticuloso en agradecer a lo inerte. Por ello, dijeron nuestros Sabios, de bendita memoria, que Hakadosh Baruj Hu no quiso que Moshé golpeara el río en Egipto en la plaga de la sangre y de las ranas, porque el río había ocultado y salvado a Moshé en sus primeros meses de vida. La Torá, que procura siempre ser sucinta y medida en sus palabras —y letras—, nos recalca el hecho de que Moshé no golpeó ni el río ni la tierra, sino que fue Aharón, su hermano, quien lo hizo, para enseñarnos la grandeza de la virtud del agradecimiento, la cual es la raíz de muchas otras buenas cualidades. Y Hakadosh Baruj Hu fue riguroso con los Hijos de Israel, que habían aceptado las palabras denigrantes acerca de la Tierra de Israel, porque sabía que si los Hijos de Israel se acostumbraban a hablar lashón hará de la Tierra Sagrada que Hakadosh Baruj Hu les entregaba como obsequio, y sobre la cual Sus ojos están posados todo el tiempo, iban a acabar acostumbrándose a hablar de forma denigrante de las personas que los rodeaban, y, a fin de cuentas, iban a acabar siendo expelidos por la tierra. Por lo tanto, encontramos que los Hijos de Israel fueron exiliados de su tierra por haber hablado el lashón hará unos acerca de otros a causa del odio infundado que latía en su interior.
Esta es la razón por la que Hakadosh Baruj Hu fue tan riguroso con los Hijos de Israel en cuanto al castigo, para enseñarles la envergadura del pecado de hablar el lashón hará acerca de la Tierra de Israel, que es un acto totalmente adverso al agradecimiento, pues acaba haciendo caer al hombre de peldaño en peldaño hasta lo más bajo.
Recuerdo que cuando mi respetable padre, zatzal, encontraba un pedazo de pan tirado en el suelo, se molestaba en levantarlo, en representación del agradecimiento que se debe tener al pan, el cual sustenta y alimenta a la persona. Ese es también el motivo de “no desperdiciar”, porque todo aquello de lo que se puede tener provecho está prohibido exterminarlo, por la obligación de agradecimiento que tenemos hacia dicho objeto, el cual puede sernos de utilidad. Y cuando el hombre es meticuloso en las cosas pequeñas y se conduce de forma respetable aun con las cosas inertes, acabará siendo meticuloso también con las cosas de mayor magnitud, y honrará a los grandes Rabanim y Tzadikim y, por encima de todo, a Hakadosh Baruj Hu, Quien lo creó, y continúa sosteniéndolo y manteniéndolo sobre la faz de la tierra.