
Parashá: «Ekev», ,עֵקֶב, por culpa de. Deuteronomio 7:12–11:25. Haftará: 2ª de Consolación, Isaías 49:14–51:3 Darshán: Morenu Verabenu, Ribí David Jananiá Pinto, shlita.
“A causa de haber oído
estos decretos, haberlos
guardado y puesto por
obra, Hashem, tu Dios,
guardará contigo el pacto
y la misericordia que juró a
tus padres.” (Devarim 7:12)
En nuestra parashá, encontramos muchas bendiciones y promesas a todo aquel que observare las mitzvot de Hashem Yitbaraj, principalmente, a la persona que se cuida de cumplir incluso las mitzvot más “insignificantes”, que , por su “pequeñez”, la persona podría considerar pisotear con el talón del pie. Rashí escribe que la frase “a causa de haber oído” quiere decir “a causa de haber cuidado las mitzvot sencillas que la persona ‘pisotearía’ con el talón”. Aparentemente, estas pequeñas acciones no tienen mucho valor, y parecería como si su cumplimiento no conllevara mucha recompensa. Por ello, la Torá esclareció aquí que la grandeza del judío en ser un fiel y verdadero sirviente de Hashem Yitbaraj se encuentra en la realización delos actos pequeños.
Sobre lo expuesto acerca de esta frase, “a causa de haber oído”, pensé agregar lo siguiente: ¿Qué llevó a la persona a “oír”, es decir, a observar las mitzvot y las sentencias? La respuesta es“a causa de”. O sea, “a causa de” el final de sus días, la persona presta atención desde hoy al cumplimiento de las mitzvot, a la realización debuenos actos y a la abstención de hacer el mal,observando la sagrada Torá. En este mismo tema, el sagrado Tzadik, Ribí Yaakov Abujatzira, zatzukal, en su libro Pitujé Jotam, explicó que la razón por la que las parashiot de Reé (‘Mira’) y Ékev (‘A causa de’) se encuentran yuxtapuestas es precisamente para indicarle al hombre: “Mira” lo que será “a causa de” el final de tus días; entonces, retornarás en arrepentimiento y lograrás alcanzar el temor del Cielo.
Recuerdo que una vez participé del funeral de una mujer respetable, a quien no le hizo falta nada en este mundo, ni en lo material ni en lo espiritual. Ella había dejado este mundo de forma repentina, ante la enorme angustia de los miembros de su familia y de quienes la habían conocido. Fue tan grande la impresión que tuve de ese funeral que mequedó grabado en el corazón, y por varias noches me fue difícil conciliar el sueño. El temor al Día del Juicio me llenó el corazón; ese es el fin de toda persona. Esto me llevó a pensar algo más. Una de las cosas que la persona“pisotea” es el tiempo. La persona tiene muchos momentos breves los cuales puede utilizar para superarse sin límite; los grandes de nuestra nación tuvieron el mérito de llegar al nivel que llegaron porque aprovecharon de la forma más beneficiosa todo escaso momento que tenían disponible entre un deber y otro en su agenda del día; y aun el cumplimiento de su deber en el estudio continuo, lo hacían sin interrupción alguna, ya que una interrupción en el estudio continuo es muy mala para la persona.
Entre los más grandes del Pueblo de Israel, tenemos aquellos que salían a una guerra de mitzvá; todos eran Tzadikim, como dice el versículo (Devarim 20:8):
“¿Quién es el hombre
temeroso y de corazón débil? Que se vaya y
regrese a su casa”,
sobre lo que la Guemará dice (Tratado de Sotá 44a): “Se trata del que teme de los pecados que pueda tener”. Resulta, entonces, que todos los que salían a la guerra eran personas aptas y puras, cuyas únicas intenciones eran terminar con el enemigo, exterminándolo, y no tenían tiempo libre para otras cosas. A pesar de que se trataba de Tzadikim, en la guerra podrían llegar a ver entre el enemigo alguna “mujer de bella figura”, y se sentirían atraídos por ella y los pensamientos los agobiarían fuertemente. La Torá, sabiendo bien lo que hurga en el corazóndel hombre, les permitió tomarla para que no acaben casándose con ella de forma prohibida —jalila—, debido a lo difícil que dicha prueba representa.
De aquí aprendemos cuán delicado es el tema de “ver”, aun lo más pequeño. Y cuánto más en la época de los días de ben hazemanim, durante los cuales los jóvenes de las yeshivot sagradas se encuentran de vacaciones y salen a relajarse un poco; cuánto cuidado deben tener aun en aquellos lugares que son aparentemente casher, como las playas en las que hay separación entre hombres y mujeres, sobre las cuales hay que averiguar si para llegar a ellas no se encuentra nada prohibido por la Torá o que esté prohibido ver —Rajmaná litzlán—. Con más razón, debemos ser cuidadosos ya que luego de la época de ben hazemanim llega el mes de elul, y con él, los preparativos para el Día del Juicio, que todos los corazones temen.
Se cuenta acerca del Saba de Kélem, zatzal, que una vez entró al salón de estudio de la yeshivá en la época de ben hazemanim y vio a tres jóvenes estudiando Torá con constancia y en voz alta. Les dijo: “Si les parece bien invertir su tiempo en esto, aun en el tiempo en el que no hay un orden de estudio en la yeshivá, es seguro que están destinados a la grandeza”. Y, en efecto, así fue. De aquí debemos aprender cuán grande es la virtud de esos tiempos breves que la persona tiene disponibles. Lo que la persona haga de ellos refleja el amor por la Torá que se encuentra en el corazón del que la estudia, al invertir su ímpetu
y su fuerza en ella, aun en los momentos libres, en los que no tiene la obligación de mantener el orden de estudio de la yeshivá o del colel. Ello expresa la voluntad y el deseo por Torá, e indica que está destinado a ser un grande en Israel.