Parashá: «Ekev», ,עֵקֶב, por culpa de. Deuteronomio 7:12–11:25. Haftará: 2ª de Consolación, Isaías 49:14–51:3 Darshán: Morenu Verabenu, Ribí David Jananiá Pinto, shlita.
“Observé, y he aquí habíais pecado contra
Hashem, vuestro Dios; habíais hecho para
vosotros un becerro de fundición; os habíais
descarriado pronto del sendero que os había
mandado Hashem.” (Devarim 9:16)
En la parashá de Ékev, Moshé vuelve a enumerarles a los Hijos de Israel los pecados y las transgresiones que habían cometido y con los que habían hecho enojar a Hakadosh Baruj Hu, a pesar de que Hashem les había mostrado una mano buena y misericordiosa. Uno de los pecados más graves que cometieron los Hijos de Israel en el desierto fue el del becerro de oro, transgresión que es de las primeras en acusarnos siempre, en toda oportunidad, y por el que aun hoy en día estamos pagando con sufrimientos.
Tenemos que comprender por qué precisamente el pecado del becerro de oro continúa siendo el primero en salir a acusar al Pueblo de Israel en cada generación, y nos hace sufrir varios castigos, por el pecado que cometieron nuestros ancestros. Y, además, ¿por qué los Hijos de Israel habían escogido erguir una imagen de becerro de oro y no tomaron un becerro vivo del abundante ganado que tenían? Pero la mayor objeción es: cómo puede ser que losHijos de Israel, la generación que conoció a Hashem, quienes presenciaron los milagros de Hashem y vieron la Shejiná “cara a cara”, llegaron al extremo bajo nivel de pecar con la peor de las transgresiones.
Esto se puede responder según las palabras de nuestros Sabios, de bendita memoria (Tratado de Sanhedrín 97a): “El hijo de David (Mashíaj) no vendrá hasta que se acabe el último centavo del bolsillo”. Estas palabras son una incógnita. ¿Qué relación guarda la llegada del Mashíaj con el hecho de que “se acabe la plata del bolsillo”? ¿Acaso Hakadosh Baruj Hu no puede apresurar la Redención aun cuando tengamos mucho dinero? Se sabe que los Hijos de Israel, al salir de Egipto, estuvieron muy urgidos en busca de plata y oro. Luego de la partición del Mar Rojo y el hundimiento de todo el ejército de Egipto en el mar, Hakadosh Baruj Hu tuvo que desconectar a los Hijos de Israel del mar a la fuerza, porque estaban excitados recogiendo todo el oro de los egipcios que el mar estaba expulsando. Los Hijos de Israel salieron de Egipto con muchas posesiones, pues Hakadosh Baruj Hu les había ordenado que les pidieran a los egipcios artículos de plata y de oro, sin la intención de devolverlos, sino con la intención de cumplir lo que Hakadosh Baruj Hu les había prometido a los Patriarcas sagrados, que sus hijos saldrían de Egipto con muchas posesiones. Y, a pesar de ello, los Hijos de Israel estuvieron alborotados recolectando cuanto más oro y plata pudieran de lo que había expulsado el mar luego de haber ahogado a los egipcios, porque la plata y el oro eran muy preciados a los ojos de los Hijos de Israel. Y a pesar de que no cabe duda de que la plata y el oro son de utilidad en la vida de la persona, ya que la ayuda a mantenerse, de todas formas, nuestros Sabios, de bendita memoria, dijeron (Avot 3:17): “Si no hay ‘harina’ (‘sustento’), no hay Torá”.
Pero, después de todo, la pregunta sigue en pie: ¿cuánto valor se le puede otorgar al oro y la plata?, ¿y acaso a través del oro el hombre puede satisfacer todas sus necesidades? Al oro y la plata hay que darles el lugar que les corresponde; la persona debe cuidarse de no llegar a ser arrogante por causa del dinero que tiene, pensando que toda la fortuna que ha logrado ha sido gracias al esfuerzo de sus manos; más bien, la persona tiene que internalizar el hecho de que todo proviene de Hashem Yitbaraj, y únicamente Él decide quién será rico y quién, pobre. Cuando todo el interés de la persona está enfocado en el dinero y las posesiones, todo el tiempo piensa cómo poder aumentar su riqueza y su poder, y muy pronto se hace esclavo del dinero y hace del dinero prácticamente una idolatría.
La parashá de Ékev (y ékev significa literalmente ‘talón’) viene a enseñarles al Pueblo de Israel que debían reducir su estatura, ser bajos, y aprender del talón, que es la parte más baja del cuerpo de la persona. Solo cuando la persona empequeñece su espíritu y está dispuesta a entregar su vida en la Tienda de la Torá, abasteciéndose de lo extremadamente necesario, tiene el poder de servir a Hakadosh Baruj Hu con todo el corazón.
Todos los que piensan que pueden aumentar el materialismo a la par del estudio de Torá, están equivocados gravemente, porque, como hemos dicho, estos dos hechos se contradicen mutuamente. Cuando el materialismo es lo que ocupa la mente de la persona, la sagrada Torá no tiene cabida y pierde gracia a los ojos de la persona, pues ésta se encuentra excitada en pos del dinero y el materialismo, en aumentarsus posesiones y riqueza, más que en aumentar su Torá y sus mitzvot. Solo cuando el corazón de la persona está libre de la plata y ésta no se encuentra en el bolsillo de la persona, podrá Hakadosh Baruj Hu revelarle Su Shejiná, en concepto de “y Su reinado gobernará sobre todo” (Tehilim 103:19).