PARASHAT HA´SHAVÚA: «EMOR»

Parashá: «Emor», אֱמֹר, Di.  Levítico  21:1–24:23. Haftaraá sfaradit:  Ezekiel 44:15–31. Darshán: Morenu Verabenu, Ribí David Jananiá Pinto, shlita


“Tomaréis, por vosotros, el
primer día el fruto de un árbol
de hadar, etc.” (Vaikrá 23:40).

En el Midrash (Tanjumá, Emor 22), Jazal preguntaron a qué se refiere el versículo al mencionar la expresión “el primer día”, ya que, a estas alturas, la Torá está hablando del día quince del mes. Más bien, nuestros Sabios, de bendita memoria, disertan que se trata del primer día de la cuenta de los pecados. Esta declaración requiere de una dilucidación.

Encontré en el boletín Hasvivot (publicado a nombre de mi Rav y Maestro, el Gaón, Ribí Guershon Liebman, zatzukal) que esclarecieron que la frase “el primer día de la cuenta de los pecados” se refiere a que, en los días entre Kipur y Sucot, cada uno de los miembros de Israel corre en busca de su set de Cuatro Especies para alabar con ellos a Hakadosh Baruj Hu en la festividad. De modo que, desde Yom Kipur, el hombre se encuentra muy ocupado corriendo detrás de las mitzvot. Y cuando la persona se encuentra ocupada en mitzvot, entonces, sin duda alguna, no tiene tiempo libre para caer en las incitaciones de la Inclinación al Mal; no tiene tiempo para ir en pos de lo que le sugiera la Inclinación al Mal y, por ende, no peca.

Esto implica que, en Yom Kipur, todos hacen teshuvá íntegra delante de Hakadosh Baruj Hu por los pecados que tienen en su haber, a la vez que toman buenas resoluciones para hacer solamente la voluntad de Hashem Yitbaraj. Pero ¿cómo puede la persona retener en su ser aquella buena conducta para todo el año entero? ¿Cómo puede observar aquellas resoluciones que tomó y ascender espiritualmente con mayor entusiasmo y mayor fuerza? El Midrash nos dice que, cuando el hombre se dedica a las mitzvot y va en pos de ellas, la Inclinación al Mal no lo puede molestar. Como apoyo a lo dicho, encontramos que nuestros Sabios, de bendita memoria, dijeron (Otzar Midrashim 273) que el ocio lleva al aburrimiento y a tener pensamientos foráneos; es decir, cuando el hombre no está ocupado, entonces, por ende, la Inclinación al Mal ve la oportunidad para incitarlo y hacerlo tropezar.

Una vez entendido lo que hemos dicho hasta ahora, comprenderemos y seremos más sabios en otro asunto más. En la mitzvá del ofrecimiento del Korbán Olá, el versículo (Vaikrá 6:2) dice:

“Ordena a Aharón y a sus hijos,
diciendo: ‘Ésta es la ley en cuanto
al holocausto, etc.’”.

Y dijeron Jazal (Rashí, en nombre de Torat Cohanim, sobre este versículo) que el término en hebreo tzav
(צו’ :ordena, manda’) no es sino una expresión de diligencia, una orden a cumplir de inmediato, que se aplica para todas las generaciones por venir. Es así como, debido a este korbán en particular, Hakadosh Baruj Hu quiso que los cohanim sean muy diligentes y cuidadosos, y no aflojaran en su realización, porque en donde cabe la posibilidad de una pérdida monetaria la Torá hace un llamado a que se le preste mayor atención a lo que se hace para no llegar a causar una pérdida.

La Torá descendió al fondo de la conciencia del ser humano, ya que ésa es la naturaleza de todo hombre:
aflojar en donde no ve provecho personal. No cabe duda de que aquello de lo que no obtiene ningún provecho y de lo que solo tiene “pérdidas”, el hombre no lo querrá hacer de todo corazón. Y aun cuando lo hiciere, lo haría con pereza y flojera. Entonces, la Inclinación al Mal podría encontrar una ínfima apertura en el corazón del hombre por la cual introducirse y llegar a hacerlo  tropezar.

Consecuentemente, el hombre tiene que saber que no basta con solo estudiar Torá, sino que es necesario
también estudiar musar (‘ética y moral’). Pude apreciar en lo que escribió el Gaón, Ribí Simja Zissel, el Saba de Kelme, zatzal, que la Torá se “ofende” si el hombre se dedica solamente a estudiar de ella y no se dedica a estudiar musar, porque el estudio de musar lleva al hombre a aspirar a ascender más espiritualmente, y a mantenerse firme como la muralla de una fortificación ante las pruebas. Y aun cuando escuchare que lo ofenden y lo avergüenzan, permanecería callado. Vemos, entonces, cuánto sirve el estudio de musar en cada paso que da el hombre, y lo lleva siempre en ascenso. A tal punto que incluso el solo tomar conciencia de la aspiración a ascender, aun antes de siquiera dar el primer paso en el ascenso, ello le permite al hombre tener el poder de alejar la Inclinación al Mal de él. Lo ayuda también a estar ocupado y dedicado siempre a luchar contra la Inclinación al Mal; de esta forma, sesobreponerse a ésta y se acerca a Hakadosh Baruj Hu.