PARASHAT HA´SHAVÚA: «HAAZINU»

Parashá: הַאֲזִינוּ‎ , Haazinu, escuchad. s Deuteronomio 32:1–52. Haftará: 2 Samuel 22:1–51.  Darshán: Morenu Verabenu, Ribí David Jananiá Pinto, shlita


“Pero engordó Yeshurún,
y pateó —te engordaste,
te engruesaste y estuviste
cubierto [de grasa]—; [Israel]
entonces abandonó al Dios que
lo hizo” (Devarim 32:15).

He conocido muchas personas que, todo el tiempo que no tuvieron posesiones, se sentían dependientes de la bondad del Cielo. No obstante, cuando Hakadosh Baruj Hu les otorgó riqueza y honor, en lugar de incrementar su amor y su agradecimiento hacia Él, lamentablemente, lo “patearon” todo y confiaron en su gran riqueza. Todo eso se debió a que, desde el principio, dichas personas no estuvieron apegadas a la Torá. Por lo tanto, cuando les llegó la prueba de la riqueza y se enceguecieron con ésta, se cumplió en esas personas el versículo “Pero engordó Yeshurún, y pateó”. En contraste, uno que está repleto de Torá y sacia su sed con ella, puede estar seguro de que nunca la va a menospreciar, y ni el oro ni el dinero ni todo lo demás relacionado con el mundo material lo va a mover de su cercanía a Hakadosh Baruj Hu.

Podemos contemplar la diferencia abismal que existía entre Avraham Avinu y su malvado sobrino Lot. Una de las diez pruebas a la que tuvo que enfrentarse Avraham Avinu fue la orden de “Vete, por ti, de tu tierra y de tu patria y de la casa de tu padre”. Aparentemente, nos hace falta comprender de qué prueba se trató, pues, en esa misma orden, al decirle “por ti”, Hakadosh Baruj Hu le estaba asegurando que iba a tener mucho provecho de ello: “Haré de ti una gran nación, te bendeciré y engrandeceré tu nombre”.

¿Quién podría haber escuchado esa promesa y no haber salido a cumplir el mandato? En contraste, si meditamos acerca de Lot, el sobrino de Avraham, él también salió junto con Avraham y él también lo abandonó todo, pero no con las promesas que Avraham había recibido. Hakadosh Baruj Hu no le había prometido nada a Lot, y, de todas formas, Lot salió de su tierra. Siendo así, aparentemente, la virtud de Lot fue mayor que la de Avraham. ¿Por qué la Torá destaca que la prueba de Avraham fue mayor que la de Lot?

Besiatá Dishmaiá, me parece responder que, ciertamente, Lot se apegó a Avraham y salió con él, pero lo hizo solo por interés propio. Lot, al principio, era un hombre pobre, carente de recursos, y de pronto, vio que Avraham había decidido abandonar el país por orden de Hashem, con la promesa de que recibiría muchas bendiciones de riqueza y honor. Lot sabía que dichas bendiciones se iban a cumplir y quiso ser socio en aquella promesa. Él quiso aprovechar la riqueza de Avraham y tomar parte de ella. Por lo tanto, se apegó a Avraham y salió con él. De modo que para él no fue ninguna prueba. ¡Al contrario! Se alegró de salir con Avraham para tener ganancias personales.

En contraste, Avraham Avinu, alav Hashalom, sí debió pasar una gran prueba. A pesar de que Hakadosh Baruj Hu le había prometido muchas cosas buenas, Hashem quería examinarlo: ¿acaso iba a salir debido a las promesas que le había hecho, o la única intención de Avraham era cumplir la voluntad Divina? Y, en efecto, Avraham Avinu pasó la prueba excelentemente, como atestigua más adelante el versículo: “Se fue Avram, como Hashem le dijo, y con él marchó Lot. Tenía Abram setenta y cinco años cuando salió de Jarán” (Bereshit 12:4), respecto de que Avraham salió debido al mandato de Hashem.

¿Por qué Lot no fue influenciado por el temor del Cielo de Avraham mientras convivió con él? Se puede responder de acuerdo con lo que dijo el Taná (Tratado de Avot 5:16): “Todo amor que depende de algo, cuando ese algo desaparece, el amor desaparece”, y ya que todo el amor de Lot por Avraham era solo para teneruna parte en la riqueza de Avraham y no en Nombre del Cielo, al momento que Lot logró su propósito y se hizorico, ya no había razón por la que continuar apegado a Avraham. Por ende, desapareció su amor por Avraham. En una ocasión, vinieron a ofrecerme una cuantiosa suma de dinero con la cual habría podido mantener las instituciones por decenas de años. Pero ello era a condición de que participara de la boda de aquel millonario que me había hecho la oferta.

Cuando escuché que la boda no llenaba los requisitos de la Torá, me rehusé al instante, rechazándolo con ambas manos. Aquel millonario quedó atónito al oír mi respuesta. Yo le dije que, aun cuando él me asegurara el triple de aquella suma, no estaba dispuesto a transgredir la ley de la Torá. Debemos ser firmes y claros en cuanto al cumplimiento de las mitzvot de la Torá y en el servicio a Hashem Yitbaraj, sin ceder la menor mitzvá.