PARASHAT HA´SHAVÚA: «KEDOSHIM»

Parashá: Kedoshim, קְדֹשִׁים, santos. Levítico 19:1–20:27. Haftará: Ezekiel 20:2–20. Darshán: Morenu Verabenu, Ribí David Jananiá Pinto, shlita


Nos encontramos en los días entre Pésaj y Shavuot. En estos días, se rememoran también las fechas de los aniversarios de dos grandiosos Tanaím: Ribí Shimón bar Yojay y Ribí Meír Báal Hanés, razón por la cual deberíamos dedicar unas palabras en recuerdo de ellos. Pero antes de hablar de ellos, tenemos que
hablar primero de su Rav, ya que ambos fueron alumnos del sagrado Taná Ribí Akivá.

El Rambam dice que Ribí Akivá fue el más grande de los Sabios de la Mishná. Ribí Akivá apoyó a Ben Cozivá (cuyo nombre se puede traducir como ‘causa de decepción’, y que fue también conocido como Bar
Cojbá), pues Ribí Akivá consideraba que Ben Cozivá era Mashíaj. El apoyo de Ribí Akivá a Ben Cozivá fue tal que en el Talmud se refieren a Ribí Akivá como el “portador de armas” de Ben Cozivá. Y encontramos que, a pesar de las reservas que muchos de sus contemporáneos, Sabios de Israel, tenían respecto de Ben Cozivá debido a su comportamiento dudoso, Ribí Akivá continuó firme en su convicción de que el versículo (Bamidbar 24:17) Daraj cojav Miyaakov (‘una estrella de Yaakov pisó’) se refería a Ben Cozivá. Cuando Ribí Akivá lo veía, decía de él: “¡He aquí al Rey Mashíaj!”.

Esto requiere de una aclaración, pues ¿cómo puede ser que Ribí Akivá, de quién se dice que era más grande que Moshé Rabenu (v. Bamidbar Rabá 19:6), hubiera considerado que Bar Cozivá fuera Mashíaj, si vio que no se conducía apropiadamente y hasta renegaba de la providencia Divina? Y no solo eso, sino que Ribí Akivá lo apoyó todo el tiempo, llamándolo Rey Mashíaj. Hace falta comprender también qué quiere decir la expresión “portador de armas” con la que relacionan a Ribí Akivá con Ben Cozivá.

Se puede explicar, como lo cita la Guemará (Tratado de Pesajim 49b), respecto de que Ribí Akivá dijo: “Cuando yo era un ignorante, solía decir: ‘Quién me diera un Talmid Jajam para morderlo como muerde un burro’ ”. Sus alumnos le dijeron: “Ribí, querrá decir ‘como muerde un perro’ ”. Les dijo Ribí Akivá: “Un perro muerde, pero no rompe el hueso; el burro muerde y rompe el hueso”. ¿Por qué Ribí Akivá sentía un odio tan grande contra los Talmidé Jajamim cuando era un ignorante de la Torá, a tal punto que hubiera querido mordelos como muerde un burro que deja su huella?

Cuando Ribí Akivá era simplemente Akivá, culpaba a los Talmidé Jajamim por el hecho de ser él un ignorante; él opinaba que los Sabios no hacían lo suficiente para acercarlo al judaísmo y enseñarle Torá. Por ello, los odiaba tanto. Ribí Akivá sostenía que, si uno ve un lugar en el que hay ignorancia y analfabetismo, y en donde se realizan transgresiones, hay que responsabilizar a los Talmidé Jajamim por ello, ya que se considera que no han actuado lo suficiente en el seno de ese pueblo de ignorantes. Esta situación lleva a las personas a odiar infundadamente y causar la separación de los corazones.

Ribí Akivá encontró en Bar Cojbá la cualidad de ayudar al prójimo, pues había visto cómo él procuraba convencer al pueblo a unirse y pelear contra el enemigo. Y, en lugar del odio infundado que había provocado la destrucción del Bet Hamikdash, Bar Cojbá buscaba el amor gratuito. Ciertamente, Ribí Akivá había visto en Bar Cojbá el defecto de que no observaba las mitzvot como era debido, y que hasta había hecho maldades, al obligar a sus soldados a demostrar su valentía cortándose un dedo —lo cual los dejaba defectuosos—. De todas formas, Ribí Akivá cumplió las palabras del Taná, Ribí Yehoshúa ben Perajiá: “Juzga a toda persona para bien”. De esa forma, Ribí Akivá juzgó para bien a Bar Cojbá, pues pensaba que su comportamiento negativo surgía de la influencia de los romanos. Y ahora que Bar Cojbá quería guerrear contra los romanos, entonces, había que ayudarlo. Si los vencía, sin duda alguna, se iba a anular aquella influencia negativa en los Hijos de Israel. Incluso Bar Cojbá mismo iba a mejorarse, pues una mitzvá lleva a otra mitzvá. Entonces, sin duda, por cuanto Bar Cojbá había abierto una apertura del grosor de la punta de una aguja, del Cielo, le iban a abrir portones como los de un gran salón, por el cual podrían atravesar carrozas y vagones (Shir Hashirim Rabá 5:3).

Y cuando el hombre comienza haciendo una pequeña mitzvá, con el tiempo, llega a un nivel más elevado, y sigue en ascenso hasta llegar al nivel de cojav (‘estrella’), que forma parte de la esencia de Yaakov Avinu. Al decir que Ribí Akivá era su “portador de armas”, se hace referencia a que Ribí Akivá tenía que aconsejarlo y despertar en su corazón el espíritu de heroísmo y de guerra, no solo contra el enemigo externo, sino también contra el enemigo interior, la Inclinación al Mal.