Parashá: Ki tavó, כִּי-תָבוֹא , cuando entres. Deuteronomio 26:1–29:8. Hafatará: Isaiah 60:1–22. Darshán : Morenu Verabenu, Ribí David Jananiá Pinto, shlita
“Cuando hayas entrado en la
tierra […], entonces, tomarás
de las primicias de todos
los frutos que saques de la
tierra.” (Devarim 26:1-2)
En esta parashá, se detalla la mitzvá de bicurim (‘primicias’). Hakadosh Baruj Hu nos ordenó (ibíd. 6:5):
“Amarás a Hashem,
tu Dios, con todo tu corazón,
toda tu alma y todas tus fuerzas”.
Es decir, Hashem nos ordenó que recordemos siempre que dependemos completamente de Él; que Le sirvamos por medio de los tres componentes de la persona: “todo tu corazón” implica el corazón (‘pensamiento’), “toda tu alma” implica la vida y “todas tus fuerzas”, el dinero.
En la mitzvá de bicurim, se explica la frase “con todas tus fuerzas” también como el servicio a Hashem por medio de la adquisición de la tierra, pues la persona ofrenda las primicias de los frutos de la tierra. De la misma forma, la persona tiene que separar maasrot (‘diezmos’) de las frutas de su campo como condición para poder comerlos. Y la razón de ello es para que le quede claro al hombre que aun aquello que parece ser suyo, por ser el producto de su esfuerzo y su adquisición, le pertenece a Hakadosh Baruj Hu, el Creador de todo, y el hombre tiene que traerlo al Bet Hamikdash. De aquí aprendemos que lo que quiere Hakadosh Baruj Hu es que el hombre se eleve y se conecte con Él al pensar, al hablar y en sus actos, en todo momento de su vida, cuando está trabajando para conseguir su sustento, al andar por el camino, al acostarse, al levantarse…
Podremos entender el motivo a partir de la parashá anterior (Devarim 21:10-11):
“Cuando salgas a la guerra […] y vieras en los cautivos una mujer de bella apariencia…”.
Existen dos tipos de enemigos: existen aquellos con los que hay la probabilidad de rectificar y llegar a la paz (como, por ejemplo, cuando marido y mujer se odian —Rajmaná litzlán—, con esfuerzo y trabajo pueden llegar a amarse nuevamente como al principio); y existen aquellos enemigos que son eternos, con los cuales no se puede llegar a la paz en absoluto, y cuando dice “enemigos” se refiere en este caso a la Inclinación al Mal.
El versículo “cuando salgas a la guerra sobre tu enemigo” se refiere al enemigo eterno, la Inclinación al Mal (véase el Zóhar Jadash, parashat Ki Tetzé, artículo Ki Tetzé, 58b). Por lo tanto, la guerra con el Satán debe ser hasta que se llegue a exterminarlo, como dice la parashá de Ki Tetzé. Ello es una condición obligatoria para el cumplimiento de las mitzvot en parashat Ki Tavó, que conectan al hombre con Hakadosh Baruj Hu en todo momento, como los bicurim, como ya hemos dicho.
A veces, la persona piensa que tuvo éxito en vencer a la Inclinación al Mal, luego de haberla derrotado varias veces, y que ya no necesita batallar contra ella. Ciertamente, ello no es tan simple, porque la Inclinación al Mal es como una serpiente, la cual, por naturaleza, no muere hasta que se le aplasta la cabeza por completo. Así mismo hay que hacer con el Satán. Hasta que la persona no lo desarraigue del corazón por completo, si queda un mínimo vestigio del mal, éste volverá con toda su fuerza original —jalila—. Por eso, la batalla contra el Satán es larga y fatigante, y para vencerlo hace falta erradicarlo por completo delmundo, así como hay que hacer con Amalek.
Podemos aprender que el judío no debe apegarse al oro y la plata, a partir de la enseñanza de David Hamélej. Se cuenta que él tenía una corona de oro que pesaba cientos de kilos, la cual había obtenido de los despojos de la guerra. En la Guemará (Tratado de Avodá Zará 44a), se cuenta que David Hamélej llevaba esa corona muy pesada sobre la cabeza por medio de una especie de magneto que la mantenía suspendida en el aire. El propósito de David Hamélej era insinuarle al Pueblo de Israel que el oro y la plata no estaban adheridos a él en absoluto. Más bien, se encontraban fuera de su cabeza; por lo tanto, él no acostumbró a contar y calcular su riqueza, pues para él ello representaba una pérdida de tiempo. De esa forma, tenía su mente disponible para captar la sagrada Torá, como dice el versículo (Tehilim 40:9):
“Y Tu Torá está dentro de mi vientre”
Es decir, la Torá estaba muy dentro de él, en su cuerpo y en su mente. No es así en cuanto al honor, el reinado y el oro. Según su punto de vista, estos estaban suspendidos en el aire, y no se le adherían a su cuerpo en absoluto. David Hamélej batalló de esta forma toda su vida en contra de la Inclinación al Mal
En la ciudad de Bené Berak, sucedió una vez que una persona adinerada falleció y sus hijos heredaron una gran fortuna. Esta persona adinerada había dejado dos testamentos, y había ordenado, antes de fallecer, que abrieran uno de dichos testamentos inmediatamente después de su muerte, y que el segundo lo abrieran siete días después de su muerte. En el primer testamento,escribió que todo lo que pedía era una cosa pequeña: que lo enterraran con las medias que había usado en Yom Hakipurim. La Jevrá Kadishá (‘el grupo de personas que se encargan del entierro según la halajá’) se opuso cuando escuchó dicha petición , ya que está prohibido enterrar a una persona con cualquier prenda de vestir, pues, de la misma forma como la persona vino al mundo —desnuda—, así se la deja; las mortajas son sólo por honor al muerto. Las únicas vestimentas en el Mundo Venidero son las mitzvot y las buenas acciones. El Gaón de Vilna explicó que el Guehinam (‘infierno’) es la terrible vergüenza por la que pasa el hombre que pecó, porque si está “desnudo” de Torá y de mitzvot, no tendrá adónde huir y cubrirse. Luego de que la Jevrá Kadishá se aconsejó con las autoridades en la halajá, se determinó que el padre fuera enterrado sinsus medias, en contra de su última voluntad.Pasados los siete días de luto, abrieron el segundo testamento. En él encontraron que el padre había escrito lo siguiente: “Hijos míos, les pido disculpas por haberles ocasionado angustia por el tema de las medias. Yo sabía muy bien que está prohibido enterrar al muerto con cualquier ropa. Lo que quise lograr con ello fue que supieran y vieran que la persona no va al Mundo Venidero ni siquiera con sus medias, las cuales pertenecen a este mundo; por lo tanto, la persona no se lleva nada de lo que adquirió en este mundo. Así también será con ustedes cuando le llegue a cada cual su día. De toda la fortuna que yo les dejé, no podrán llevarse ni siquiera una aguja. Por lo tanto, no deben perseguir el dinero, pues es vanidad”.
Esto es lo que insinúa el versículo “cuando salgas a la guerra contra tus enemigos”; “tus enemigos” se refiere a la Inclinación al Mal, que podrás vencer sólo si te anulas delante de Hashem. Entonces, Hashem te la entregará en las manos y “capturarás cautivos…”.