![nitzavim](https://i0.wp.com/www.sfarad.es/wp-content/uploads/2020/09/nitzavim.png?resize=380%2C214&ssl=1)
Parashá: Nitzavim/ Va´Yelej, נִצָּבִים/ וַיֵּלֶךְ , Presentados/ Fueron. Deuteronomio 29:9-30:20/ Deuteronomio 31:1–30. Haftará : Isaías, 61:10–63:9 (para ambas) Darshán: Morenu veRabenu HaGaón HaTzadik Rabí David Janania Pinto shlita.
“Y retornarás hasta Hashem, tu Dios, y
atenderás Su voz, tal como todo lo que yo
te ordeno hoy, tú y tus hijos, con todo tu
corazón y con toda tu alma” (Devarim 30:2).
En los Yamim Noraím (‘Días Solemnes’), el hombre llega a reconocer la verdad, yobtiene un conocimiento de Hashem, alpunto que está obligado a volver en teshuvá y retornar a Hashem, su Dios. Es sabido que en los Yamim Noraím —desde Rosh Hashaná hasta Yom Kipur— el Espíritu de Hashem se posa sobre los Hijos de Israel, y tiene elpoder de influir sobre la persona y despertar en ella el arrepentimiento, en condición de
“¡Despierten, durmientes, de vuestro sueño;
y los adormecidos, de vuestro sopor!” (Rambam,
Hiljot Teshuvá 3:4).
De igual modo, ese mismo Espíritu de Hashem que sobrevuela en los Yamim Noraím ayuda a la persona a purificarse y limpiarse de sus pecados. Y no solo logra provocar un despertar en la persona para que haga teshuvá, sino que la ayuda y actúa para que logre limpiarse dela transgresión.
Esto se puede ilustrar mediante una alusión. Un hombre al que se le ha adherido barro o lodo tiene limpiarse el cuerpo con agua y jabón. Mientras mayor sea la suciedad, mayor será el esfuerzo que tendrá que hacer para poder limpiarse. Así mismo sucede con el hombre que se generó un defecto a sí mismo por medio de la transgresión, ya que ensució su persona y su alma. Entonces, ¿cómo podría estar de pie delante del Creador, baruj Hu? Y aunque haga una teshuvá profunda, aún le quedará la marca de todas sus transgresiones. No obstante, cuando Hakadosh Baruj Hu conoce y ve la voluntad de la persona de querer acercarse a Él y retornar en teshuvá completa delante de Él, Hakadosh Baruj Hu cava un hoyo debajo de Su Trono de Gloria por donde recibe las plegarias de la persona. Y por cuanto Hakadosh Baruj Hu cava dicho hoyo debajo de Su Trono de Gloria, surge de allí una gran iluminación para que la plegaria de aquel que hizo teshuvá sea recibida sin que los ángeles acusadores impidan que la tefilá ascienda hasta el Trono de Gloria, y así Él la escucha y recibe.
Uno que medita al respecto verá que se trata de una bondad infinita de Hakadosh Baruj Hu hacia Sus creaciones, ya que, a pesar de sus innumerables transgresiones, Él no les cierra las puertas. ¡Al contrario! Él ayuda a las personas a limpiarse y purificarse de sus pecados al anular la fuerza del argumento de los ángeles acusadores. Cuando la plegaria es recibida donde el Creador, la persona queda limpia de pecados, y en ese momento, se asemeja a un bebé recién nacido, que no ha probado el sabor del pecado, o a una mujer que se sumergió para purificarse ritualmente de su condición de nidá y que surge pura de las aguas.
En los Yamim Noraím, Hakadosh Baruj Hu le facilita al hombre volver en teshuvá delante de Él por el hecho de que Él se encuentra en su cercanía, y de esta manera, el hombre es influenciado por el ambiente de santidad que hay en el aire. Y a partir de esta influencia, el hombre tomará conciencia en lo que respecta a Hashem, su Dios, y buscará acercarse a Él. Asimismo, estos días festivos están influenciados por el mérito de los Patriarcas, que se encuentra del lado de aquellos que se arrepienten. Y en estos días, mencionamos particularmente el mérito de la Atadura de Yitzjak, de la cual aprendemos el verdadero amor que sintió Hashem por Abraham Avinu y por Yitzjak, su hijo. Aquellos Patriarcas sagrados estaban tan cercanos a Hashem Yitbaraj que no había nada material que formara una barrera entre ellos y Hashem, y estuvieron dispuestos a entregar su vida en santificación de Su Nombre.
En el relato de la Atadura de Yitzjak está escrito (Bereshit 22:8):
“Y fueron ambos juntos”.
Los comentaristas explican que el lenguaje que utilizó el versículo viene a indicarnos acerca de la cualidad de entrega personal que tenía Yitzjak Avinu, totalmente equiparable a la de su padre Abraham Avinu. Incluso él estaba dispuesto a entregar su vida a condición de cumplir la voluntad de Hashem. Asimismo, dicho lenguaje atestigua acerca del amor grandioso que sentían mutuamente Abraham y Yitzjak, ese mismo amor profundo que sentían por Hashem Yitbaraj. Ese amor fue tan fuerte que Hakadosh Baruj Hu, la Torá y los Patriarcas son considerados como un solo concepto .
Precisamente, por medio del amor de Avraham y Yitzjak, aprendemos cuán grande fue la entrega de ellos para con el Creador, ya que, a pesar de que estaban unidos hasta lo más profundo de sus almas, estaban dispuestos a separarse uno del otro si esa era la voluntad de Hashem Yitbaraj. De ello, aprendemos que el amor por Hashem estaba a la cabeza de todas sus prioridades, y era lo único que dirigía sus senderos. Abraham Avinu fue diligente en cumplir la voluntad de su Creador, como dice el versículo(Bereshit 22:3):
“Y madrugó Abraham
por la mañana, ensilló su asno…”;
es decir, él no esperó que sus siervos le ensillaran su asno. Por el contrario, debido a que la orden de Hashem le era muy querida, se levantó al alba y él solo ensilló su burro para ser lo más diligente posible en el cumplimiento de la mitzvá. Esa es la grandeza de los Patriarcas que, a pesar de que estaban muy unidos unos con otros, el amor por Hashem era lo único que tenían delante de los ojos, el cual les indicaba el camino a seguir, debido a que la base del amor que sentían mutuamente era el temor del Cielo y el deseo de cumplir con la voluntad de Hashem Yitbaraj.
En los Yamim Noraím, el hombre tiene que corregir sus actos, no solo aquellos que tienen que ver con el Creador, sino también aquellos que tienen que ver con el prójimo,aprovechando la influencia de la santidad que proviene del hecho de que Hashem se encuentra cerca. Debemos saber que en los temas que tienen que ver con el hombre y su compañero, la Inclinación al Mal es muy poderosa y trata, con todo su ser, de evitar que el hombre corrija estos asuntos.
En los asuntos que tienen que ver con el hombre y el Creador, la Inclinación al Mal puede hacerse la desentendida, pero en lo que respecta a los asuntos entre el hombre y su compañero, la Inclinación al Mal se despierta y actúa para hacer que el hombre tropiece una y otra vez, sabiendo que Hakadosh Baruj Hu perdona la falta respecto de Su honor, pero no la falta cometida respecto de Sus criaturas; y por esto, el propósito que tiene la Inclinación al Mal al hacer tropezar al hombre con los pecados entre él y su prójimo es el de usarlos como argumento de acusación en contra del hombre. La treta de la Inclinación al Mal es la de aturdir al hombre, hacer borrosa su visión, hasta enceguecerlo; le hace pensar que él mismo (el hombre) no le hizo ningún daño al compañero y que dicho compañero no tiene ningún resentimiento contra él. Y por cuanto la Inclinación al Mal tergiversa la percepción de la realidad y se la muestra de forma distinta, el hombre no siente que tiene que arrepentirse de ello y continúa manteniendo esas transgresiones en su haber. Y a pesar de haber hecho teshuvá en lo que respecta a los asuntos que tienen que ver con Hashem, su arrepentimiento no está completo hasta que corrija también lo que tiene que ver con el compañero.
El Báal Hatania, explica extensamente, en sus sagrados libros, que Hakadosh Baruj Hu, cuando desciende hasta el Pueblo de Israel en estos días de misericordia y de perdón se asemeja a un rey que siempre está en su palacio en medio de la ciudad. Todo el que quiera ver al rey debe aproximarse al jardín exterior que rodea al palacio y procurar un lugar desde donde pueda verlo. No obstante, ciertos días del año, el rey sale de su palacio y va al campo con el fin de que incluso aquellos alejados de la ciudad tengan la posibilidad de verlo. Así mismo es el comportamiento de Hashem en estos días. Él está cerca de Sus hijos a lo largo del año entero, y todo aquel que quisiera volver en teshuvá a Él puede hacerlo. Pero, con todo y con eso, en los Yamim Noraím, Hakadosh Baruj Hu se acerca a Sus hijos aún más, con el fin de que también aquellos que se encuentran alejados “en el campo” —es decir, aquellos que se encuentran alejados de Él todo el año— puedan volver en teshuvá al aproximarselos días del Juicio, los días de Rosh Hashaná.
R. Avi Zarki, nosaj sfaradi yerushalmi