PARASHAT HA´SHAVÚA: «RE´E»

Parashá: רְאֵה, re´e, mira, Deuteronomio  11:26–16:17. Haftará: Isaías  54:11–55:5 . Darshán Morenu veRabenu HaGaón HaTzadik Rabí David Janania Pinto shlita


“Guarda el mes de la primavera
y harás [la festividad de] Pésaj para
Hashem, tu Dios, porque en el mes de
la primavera te sacó Hashem, tu Dios,
de Egipto de noche” (Devarim 16:1).

Rashí pregunta: “¿Acaso los Hijos de Israel salieron de noche? No, ¡no salieron sino de día! Más bien, [el hecho de que el versículo dice ‘de noche’] se debe a que ya en la noche el faraón les había dado el permiso para salir, como dice el versículo (Shemot 12:31):

‘y llamó a Moshé y a Aharón en la noche, y les dijo: «¡Levántense! ¡Salgan de en medio de mi pueblo!» ’ ”.

Este Midrash que citó Rashí presenta una dificultad. ¿Acaso los Hijos de Israel salieron de Egipto por el permiso del faraón? ¡Si fue Hakadosh Baruj Hu Quien les envió al faraón y a su pueblo plagas grandes e infalibles; y con las diez plagas que les envió, Hakadosh Baruj Hu les demostró al faraón y a Egipto cuán poderoso es Él con Su mano extendida, y que Él es el único que gobierna sobre el orden de la naturaleza! Y con la plaga de la muerte de los primogénitos, al ver que tenía sobre su cuello una espada filosa—pues él también era primogénito—, el faraón se vio forzado de inmediato, y no por su propia iniciativa o voluntad, a acceder a liberar a los Hijos de Israel. La pregunta que se puede formular en este caso es: ¿a esto se le puede llamar “dar el permiso para salir”? ¿Acaso la salida de los hijos de Israel dependía de la voluntad y el buen deseo del faraón?

Y, además, ¿qué necesidad había de obtener el permiso del faraón? ¡Si toda la salida de los Hijos de Israel de Egipto estuvo acompañada de milagros y maravillas, de señales y de ejemplos formidables! Siendo así, ¿para qué fue necesario que los Hijos de Israel recibieran el permiso del faraón para salir de la tierra de éste? ¿Acaso sin su permiso no habrían podido salir de allí? Para poder responder a estas dificultades, debemos meditar un poco acerca del versículo con el que comienza la parashá:

“Observa, [Israel,] yo pongo delante de vosotros, hoy, una bendición y una maldición”.

A simple vista, este versículo parece difícil de comprender, pues no es posible ver una bendición o una maldición con los ojos, de forma material y palpable. Entonces, ¿por qué se utilizó el término “observa”?

Pensé que se puede responder, besiatá Dishmaiá, que Moshé Rabenu les dijo a los Hijos de Israel que lo observaran muy bien a él, como se puede leer del pasuk: “Observa, [Israel,] yo”, es decir, “Obsérvame a mí, [Israel]”. Su intención fue que lo observaran a él y vieran que todo aquel que se apega a la sagrada Torá puede llegar a tener las mismas fuerzas y poderes que él. Moshé Rabenu ameritó hablar con la Shejiná Misma, “cara a cara”, y subió a las Alturas, permaneció en el dominio de los ángeles durante cuarenta días y cuarenta noches, y llegó a la cima de las virtudes espirituales; todo gracias a que se dedicó a la sagrada Torá, y cumplió la voluntad de Hashem Yitbaraj. Siendo así, era muy recomendable y apropiado también que los Hijos de Israel siguieran los pasos de Moshé Rabenu, y se apegaran a Hashem Yitbaraj y a Su sagrada Torá.

La Torá nos prohibió toda una variedad de alimentos, y nos permitió solo ciertos alimentos, con el fin de que el hombre pasara la prueba y ver si, en efecto, es un siervo fiel a su Patrón; ver si es que está listo para disciplinarse en la observación de las mitzvot y cumplir Su voluntad con todo el corazón. Esta disciplina se ve expresada, entre otras cosas, cuando el hombre se enfrenta a la prueba de la comida, en que sabe que la Torá le prohibió cierto alimento, y, a pesar de que tiene muchas ganas comerlo, se aleja de él y se abstiene de comerlo. De esta forma, el hombre demuestra su fidelidad al Creador del mundo. Y Hakadosh Baruj Hu es ensalzado por medio de este hombre, y le dice:

“Eres Mi siervo, Israel; a través de ti, Me esplenderé”.

Por su propio acto, el hombre amerita que las bendiciones de la Torá recaigan sobre él.
Ahora se puede entender por qué los Hijos de Israel tuvieron que recibir el permiso del malvado faraón para salir deEgipto: ellos aún no tenían en sus manos el poder de la Torá. El Pueblo de Israel, mientras permaneció en Egipto, estuvo vacío de Torá y de mitzvot. Y por cuanto no tenían el poder de la Torá —pues, a la fuerza, estuvieron sometidos bajo el dominio del malvado faraón, quien era el símbolo de la kelipá impura—, tuvieron que recibir el permiso de él para poder salir de Egipto. Esto afligió mucho al Creador del mundo, que, con todo y con las señales, milagros y maravillas que había hecho para los Hijos de Israel en medio de Egipto, ellos aún necesitaban recibir el permiso del faraón para poder salir. A falta del poder de la Torá, los Hijos de Israel estaban sometidos a la kelipá impura, que no era nada menos que el propio faraón.

Eso es lo que quiere decir el versículo:

“Guarda el mes de la primavera […] porque
en el mes de la primavera, te sacó
Hashem, tu Dios, de Egipto de noche”.

La noche es el tiempo prescrito para la oscuridad. Moshé Rabenu les dijo a los Hijos de Israel que tenían que recordar que ellos habían estado sumergidos en Egipto en una oscuridad espiritual, sin la luz de la Torá y de las mitzvot, dominados por la impureza del malvado faraón; y debido a ello, se vieron obligados a pedir su permiso para salir de Egipto, pues el sometimiento principal de la kelipá proviene del poder de la sagrada Torá. Cuando no hay Torá, el hombre se ve dominado por las fuerzas del mal, las cuales cobran fuerza y el hombre se somete al poder de dichas fuerzas. De aquí, los Hijos de Israel comprendieron que les convenía apegarse a Hashem Yitbaraj y a Su Torá, y cumplir con Su voluntad, pues solo la Torá podría protegerlos contra los enemigos espirituales y materiales que los acusaren, ya que la Torá ciertamenteprotege y salva; y a partir del poder de la Torá, le llegan al hombre todas lasbendiciones.

Todo el que se dedica a la Torá y cumple las mitzvot de Hashem se salva también de la pobreza, y la bendición de Hashem le llegará. Como dice el versículo de la parashá (Devarim 15:4):

“No hay forma de que haya en ti un menesteroso, porque ciertamente que Hashem te bendecirá”.

Rashí objeta que más adelante Moshé Rabenu dice: “Pues no faltará el menesteroso en el seno de la tierra”; y la aparente contradicción se puede explicar que cuando el Pueblo de Israel cumple con la voluntad de Hashem, los pobres se encuentran en las demás naciones, mas no en Israel; pero cuando no cumplen la voluntad de Hashem, los menesterosos se encuentran en medio del Pueblo de Israel.

Tenemos, entonces, que la bendición de Hashem es la que enriquece a todo el que cumple la voluntad de Hashem Yitbaraj y cumple con Sus mitzvot, porque las fuerzas “externas” no tienen poder o dominio sobre el hombre y no pueden someterlo, ya que ese hombre se encuentra bajo la protección y supervisión directa de Hashem Yitbaraj, Quien lo protege y cuidad de todo mal.



Nosaj Yerushalmi , Avi Zarqui