
Parashá: צַו , Tsav, Ordénales. Levítico 6:1–8:36. Haftará sefaradit: Jeremías, 7:21–8:3. Darshán: Morenu Verabenu, el Admor, Ribí David Jananiá Pinto, shlita
“Ordénales a Aharón y a sus
hijos, diciéndoles que ésta es
la ley en cuanto al holocausto:
el holocausto estará sobre
el fuego encendido sobre el
Altar, toda la noche, hasta la
mañana, y el fuego del Altar
lo consumirá” (Vaikrá 6:2).
Rashí explica, de acuerdo con las palabras de nuestros Sabios, de bendita memoria, que el término tzav (צו’ :ordénales’) implica diligencia. Ribí Shimón dijo que la intención de la Torá es la de advertir que se debe ser meticuloso con mayor particularidad en donde el cumplimiento de una mitzvá pudiera implicar una pérdida monetaria. Esto surge del hecho de que el Korbán Olá era un sacrificio que se ofrendaba completo a Hakadosh Baruj Hu; de la ofrenda, no quedaba ninguna parte que pudieran consumir los dueños que lo traían o los cohanim, porque la ofrenda era quemada en su totalidad sobre el Altar.
Los cohanim se dedicaban todos los días, durante todo el día, a degollar, ofrendar, quemar y reunir las cenizas de este korbán, y luego debían cambiarse de vestimentas para sacar las cenizas acumuladas fuera
del campamento. Y como la ofrenda de este korbán requería de mucho trabajo y molestia, y el cohén no recibía absolutamente nada de ese korbán, la Torá vio la necesidad de agilizar a los cohanim en su realización, y ordenarles a Aharón y a sus hijos que no aflojaran en su cumplimiento.
Pero ¿cómo se podría sospechar —jas Veshalom— que los cohanim, comenzando por Aharón, el Cohén Gadol, y terminando por sus hijos, los cohanim, fueran negligentes en su cumplimiento? ¿Acaso se podría pensar que debido a una pérdida de dinero —o, mejor dicho, a una falta de ganancia— por el ofrecimiento del Korbán Olá, ellos fueran a aflojar en su cumplimiento, y no realizarlo en su debido tiempo, a tal punto que la Torá tuvo que dedicar un versículo explícito al comienzo de la parashá?
Podemos explicar, besiatá Dishmaiá, que es sabido que el hombre, por naturaleza y de hecho, es diligente en la realización de cualquier asunto del que pueda obtener algún provecho o beneficio. En un caso como éste, en que obtiene un provecho, el hombre no se pondrá a buscar excusas o motivos para aflojar en lo que tiene que hacer. Se puede ejemplarizar esto con una alegoría: un hombre que necesita levantarse por la mañana temprano para ir en viaje de vacaciones en avión con toda la familia, sin duda alguna, no va a aflojar y dejar de levantarse temprano para poder llegar a tomar su vuelo a tiempo y no perderlo. Así lo hace porque tiene un interés creado en dicho viaje y para no perder el dinero que invirtió
en los pasajes. También, cuando se trata de un viaje de negocios, y tiene que levantarse muy temprano, tampoco va a dejar que la flojera se apodere de él, y, llegada la hora en la madrugada, todo su cuerpo le va a gritar que se levante. Pero si el hombre está cansado, porque se fue a dormir tarde en la noche, y tiene que levantarse para ir a rezar a la sinagoga, a pesar de que la tefilá de Shajarit es considerada como el Korbán Tamid (‘ofrenda matutina’), de todas formas, la Inclinación al Mal encontrará siempre formas y argumentos para que no se mueva de la cama, diciéndole al hombre que “todavía hay tiempo…”. Este tipo de argumentos ocasionan, verdaderamente, una “pérdida de dinero”.
Por lo tanto, la Torá le advierte a Aharón Hacohén que tiene que ser diligente. Y no se nos puede ocurrir sospechar que él aflojara en el cumplimiento de la mitzvá de ofrendar el Korbán Olá por no tener ganancia de ello. De aquí, todo judío, en todas las generaciones, puede comprender la importancia de la diligencia en el cumplimiento de las mitzvot. Se me ocurrió una idea maravillosa. Sabemos que cuando una persona entiende que cierta mitzvá es importante a los ojos de Hashem, lo primero que hace es ver la forma de cómo proceder para cumplir dicha mitzvá. Pero hasta que decide cuál de todas las formas que se le ocurrieron es la más viable, es posible que pierda la mitzvá. Por lo tanto, la persona no lo debe pensar demasiado, no sea que el Satán tenga éxito en lograr que la persona deje de hacer la mitzvá del todo o que la haga a medias o con desgano; y entonces, en este caso, la persona saldrá perdiendo más queganando.
Por eso, la Torá les ordenó a los cohanim ser ágiles, por cuanto ellos sabían cuán grandioso es el tema del Korbán Olá, el cual era ofrendado en su totalidad sobre el fuego para Hashem, pues ese sacrificio expiaba los pensamientos malos de la congregación de Israel. Por lo tanto, la Inclinación al Mal trata con todas sus fuerzas de introducir flojera y pereza en la ofrenda de dicho korbán, con el fin de que los Hijos de Israel permanezcan defectuosos en su servicio a Hashem, ya que, si no expiaron sus pensamientos malos, su servicio es defectuoso. Por eso, la Torá les ordenó a los cohanim ser diligentes y dedicarse a ofrendar el Korbán Olá con agilidad, no sea que se rezagaran con pensamientos que los atrasaran en el momento de actuar y ofrecer el korbán; más bien, debían ser ágiles y realizarlo de inmediato, pues con ello se rectifican los pensamientos malos.