PARASHAT HA´SHAVÚA: «VAETJANAN»

 

Shabat Najamú…Parashá: Va´Etjanán, Supliqué, וָאֶתְחַנַּן‎ Deuteronomio  3:23–7:11 . Haftará:  Isaías  40:1–26, Darshán: Morenu Verabenu, Ribí David Jananiá Pinto, shlita.


“Se enojó Hashem conmigo a causa de vosotros,
pero no me escuchó.” (Devarim 3:26)

Moshé Rabenu suplicó en muchas plegarias a Boré Haolam que le permitiera entrar a la Tierra de Israel para poder tener parte de ella. Rabenu Yaakov, el Báal Haturim, dice que la palabra vaetjanán (ואתחנן : ‘y supliqué’) tiene el equivalente numérico de 515, debido a que Moshé Rabenu rezó 515 veces delante de Hakadosh Baruj Hu para obtener Su permiso de entrar a la Tierra Sagrada. No obstante, Hakadosh Baruj Hu no aceptó sus numerosas plegarias, y no solo eso, sino que le dijo a Moshé (Devarim 3:26): “¡Basta para ti! No sigas hablando Conmigo respecto de este tema”. Pero esto es de sorprender. Después de todo lo que había hecho Moshé, ¿esa era su recompensa? ¿Acaso Moshé Rabenu no era merecedor de entrar en la Tierra de Israel después de haber aportado toda su vida en favor de la congregación de Israel? Él había arriesgado su vida, subiendo a las Alturas para bajar la Torá y entregársela a Israel, la cual había aprendido de boca de Hashem Mismo. ¿Por qué a pesar de que Moshé había pronunciado tantas plegarias delante de Hashem para ingresar a la Tierra Sagrada, Hashem no se lo permitió?

La razón por la que Hashem le negó la petición a Moshé Rabenu respecto de entrar a la Tierra de Israel es porque Él sabía definitivamente que, a fin de cuentas, ello no iba a ser beneficioso ni para Moshé ni para el Pueblo. Así nos explicaron nuestros Sabios, de bendita memoria, que si Moshé Rabenu hubiera entrado a la Tierra de Israel, él habría insistido con sus plegarias delante de Hakadosh Baruj Hu para que no se destruyera el Bet Hamikdash, y Hakadosh Baruj Hu, que no habría querido negarse a su petición, habría enfocado Su furia sobre los Hijos de Israel en lugar de destruir el Templo. Pero como los Hijos de Israel son muy queridos para Hashem, Él no iba a querer exterminarlos. Por eso, prefirió que Su furia recayera sobre las piedras y las maderas antes que hacerla recaer sobre los Hijos de Israel.

En este concepto, hay un fundamento maravilloso que nos enseña que todo lo que Hashem hace es para bien. Aun cuando los ojos de la persona carecen de la capacidad para poder divisar la infinita misericordia de la mano de Hashem en todo lo que a la persona misma le sucede, sería bueno que ésta se acostumbre a ver la grandeza de la bondad de nuestro Creador en todo aspecto. La persona debe esforzarse en ver la piadosa mano d eHashem, aun cuando en el momento del incidente, no tenga la posibilidad de llegar a la profundidad de todas las razones que fundamenten lo que le ocurre, y de internalizarlas. Sobre esto dijeron nuestros Sabios, de bendita memoria (Tratado de Berajot 54a): “La persona tiene que bendecir por lo malo de la misma forma que bendice por lo bueno”, porque aun cuando, a sus ojos, lo que le haya ocurrido le parezca que es malo, en verdad no es así. Quien reconoce y sabe las cuentas de Hashem verá el verdadero bien que habrá de surgir de todo lo acontecido.

Hay muchas cosas que al principio se ven como malas o difíciles, pero, con el pasar del tiempo, la imagen se aclara, y descubrimos que justo a partir de tal o cual angustia fue que brotó la salvación. Solo que, por la limitación de nuestra “visión”, no fuimos capaces ver el beneficio de aquello. Solo después del hecho, se puede descender a la raíz del asunto. También las plegarias de Moshé no fueron en vano. A pesar de que Hakadosh Baruj Hu no le concedió lo que pedía y no le dio el mérito de entrar a la Tierra de Israel, creemos y estamos completamente seguros de que sus sagradas plegarias repercutieron en los Cielos, y, al final, habrán tenido un efecto positivo para los Hijos de Israel a lo largo de todas las generaciones.

De todo lo dicho, resulta que, para poder sentir a Hashem y Su Torá, es necesario encontrarse en la cercanía de Hashem y no alejarse de Él, ya que la lejanía crea el enfriamiento y la separación entre Hashem y Su pueblo. No es lo mismo observar la foto de un paisaje que ver el paisaje mismo en persona. Cuando la persona se encuentra en un lugar maravilloso y lo observa directamente, la vivencia es mucho más profunda, pues todos los sentidos de la persona están inmersos en esa experiencia. Moshé Rabenu quería con todas sus fuerzas entrar a la Tierra de Israel, porque en ella hay muchas mitzvot que una persona común podría llegar a menospreciar a causa de la costumbre. Pero Moshé tenía la intención de esforzarse en el cumplimiento de todas las mitzvot que las personas hacen “por costumbre”, y de esa forma, darle satisfacción a Boré Haolam.