PARASHAT HA´SHAVÚA: «VA´YELEJ»

Parashá: וַיֵּלֶךְ‎ , Va´Yelej, Fue (de ir)  Deuteronomio 31:1–30. Hafatará de Shabat Shuvá:  Oseas 14:2–10, Miqueas  7:18–20 y Yoel 2:15–27: Darshán: Morenu Verabenu, Ribí David Jananiá Pinto, shlita


“Porque en este día se hará
expiación por vosotros, para
purificaros; de todos vuestros
pecados, delante de Hashem, os
purificaréis” (Vaikrá 16:30).

Yom Kipur es, por esencia, un día totalmente sagrado, dedicado a la expiación de los pecados del hombre. Pero, de hecho, no toda persona tiene el mérito de que Yom Kipur le expíe los pecados, sino solo aquel que se preparó para ello, haciendo teshuvá antes del gran temible día. Esta situación se puede asemejara una máquina lavadora: uno le introduce ropa sucia y,al final del ciclo de lavado, la ropa sale limpia. Pero para lograrlo, hace falta que la máquina tenga una fuente de agua y también hay que colocarle jabón; entonces, se selecciona el programa de lavado apropiado, y las ropas salen limpias, sin manchas, aun cuando hayan estado muy sucias. En contraste, si metemos la ropa a la lavadora, pero no nos preocupamos de poner el jabón ni el agua, así como tampoco de seleccionar el programa de lavado óptimo, la ropa permanecerá sucia como al principio.

Cuando las manchas son verdaderamente difíciles, no es suficiente con un programa de lavado regular en la lavadora, sino que hay que llevar la ropa a un local de lavado en seco, en donde la técnica de lavado es especial, en que se utilizan elementos de limpieza más potentes pero delicados que quitan las manchas difíciles sin dañar la ropa. Solo que, para realizar este lavado, el hombre tiene que pagar un precio alto, más que lo que le costaría lavar en la lavadora de su casa.

De acuerdo con esto, podremos comprender que, para limpiarnos y purificarnos de nuestros pecados en Yom Kipur por la propia santidad del día mismo, debemosesforzarnos y prepararnos para ello. Y si el hombre cometiómuchos pecados delante de Hashem, proporcionalmente,el esfuerzo que deberá invertir en su preparación para ese día será mucho mayor. Hakadosh Baruj Hu, de hecho, nos provee la “máquina lavadora” —Yom Kipur—, pero nosotros tenemos que poner “el agua y el jabón”, volviendo en teshuvá completa, verdadera e íntegra. Hakadosh Baruj Hu espera de nosotros que lleguemos al gran y temible día, habiéndonos preparado espiritualmente.

Para ello, Hakadosh Baruj Hu nos dio estos días especiales, desde el principio del mes de elul, mes en el que Él se encuentra más cercano a nosotros que nunca. Aquel que en verdad llama al Creador del Mundo y busca Su cercanía tendrá el mérito de encontrarlo. En estos días del mes de elul, Hakadosh Baruj Hu le da al hombre unaoportunidad más para volver a Él en los Diez Días de Arrepentimiento, los diez primeros días de tishré, desde Rosh Hashaná hasta Yom Kipur.

El Zóhar Hakadosh dice que el reinado de Hakadosh Baruj Hu no resplandece por completo en el mundo sino hasta Yom Kipur. De aquí se entiende que, a pesar de que en Rosh Hashaná coronamos por Rey a Hakadosh Baruj Hu, Su reinado no se establece de forma íntegra sino hasta Yom Kipur. En Rosh Hashaná, cuando coronamos por Rey a Hashem sobre nosotros, hay quienes aún no han despertado en hacer teshuvá; es decir, la “ropa” de ellos todavía se encuentra “sucia”. Es probable que no se hayan molestado en absoluto en introducir siquiera dicha “ropa sucia” a la “lavadora”, o que la hayan metido en una lavadora, pero sin poner agua ni jabón.

Por lo tanto, Hakadosh Baruj Hu nos da otros diez días más, propicios para el arrepentimiento y la expiación, con el fin de llegar al grandioso y temible día, pudiendo estar de pie delante de Él con “ropas” prístinas, limpias de toda suciedad, blancas como la nieve, libres de cualquier pecado. Así, cuando el Pueblo de Israel entero está limpio de pecados y cumple lo que dice el versículo “delante de Hashem, os purificaréis”, tendrán el mérito de coronar por Soberano a Hashem Yitbaraj sobre ellos, haciendo que Su
reinado sea completo y verdadero. Lamentablemente, muchas veces, después de este gran despertar de los Días Solemnes, volvemos a desviarnos hacia el mal. Y a pesar de que le prometimos a Hashem que no volveríamos a hacerlo nunca más, volvemos a “ensuciar” nuestras “ropas” del alma con manchas difíciles de sacar, las manchas de los pecados y las transgresiones. Y mientras Hakadosh Baruj Hu confunde al Satán en estos días de misericordia, si agregáramos más transgresiones en los días posteriores a los días especiales del arrepentimiento, ya no habría forma de detener al Satán de que siga acusando y se le estaría concediendopermiso al Destructor para arrasar. Resulta de esto que no podemos bastarnos con tan solo una única lavada en los Días Solemnes; más bien, debemos limpiarnos y purificarnos constantemente delante de Hashem Yitbarajcon el fin de no llegar a una situación en la que nuestras “ropas” estén llenas de manchas tan difíciles que ya no se puedan quitar. Dios quiera que tengamos el méritode quedar limpios y puros como la nieve, e iluminemos siempre como la luz de la luna llena.