PARASHAT HA´SHAVÚA: «VA´YETSÉ»

Parashá: וַיֵּצֵא‎, Va´yetsé, Salió. Genesis 28:10–32:3. Haftará sfaradit: Oseas 11:7–12:12 Darshán: Morenu Verabenu, Ribí David Jananiá Pinto, shlita


“Yaacob salió de Beer
Sheba y fue hacia Jarán.
Encontró el lugar y pasó allí
la noche porque se había
puesto el sol” (Bereshit 28,
10-11)

El versículo describe la travesía de Iaacob diciendo que salió de Beer Sheba y fue a Jarán, su destino final. Pero luego cuenta que se encontro con “el lugar” refiriéndose al monte Moriá, que en realidad estaba en medio del trayecto; para explicarlo Rashi aclara que cuando la Torá dice “fue hacia Jarán” no se refiere a que ya había llegado, sino que fue su intención llegar a Jarán, pero en la mitad del camino se encontró con el monte Moriá, lugar en el cual fuera ofrendado su padre Itzjak y lugar de plegaria de su abuelo Abraham, por ello es que decidiódetenerse para rezar y fue entonces que HaShem hizo un milagro al retirar al sol del cielo, provocando que anochezca, por lo que Iaacob debió pasar “la noche” allí.

Pero en el Talmud (Julín 91.) explicaron distinto el desarrollo de los sucesos y dicen que realmente Iaacob llegó a Jarán y entonces se percató de su error, y dijo –“¿Cómo pude haber pasado por donde mis antepasados han rezado sin siquiera detenerme para una plegaria?” por eso decidió regresar. Fue entonces que HaShem le hizo el milagro y le acortó el camino hacia el monte Moriá, poniéndoselo justo frente a él. De acuerdo a esta explicación las palabras del versículo coinciden perfectamente con la realidad. Pero llama mucho la atención que justamente Iaacob haya pasado por un lugar tan sagrado como el monte Moriá donde su padre fue ofrendado sobre el altar y no se detuvo a elevar una plegaria pidiendo por su buen destino y que HaShem lo proteja de las manos de su malvado hermano Esav y su tío Laban. Además de acuerdo al Midrash el versículo “y encontró el lugar” indica que cuando Iaacob pasó por Moriá milagrosamente la tierra de todo el mundo se levantó convirtiéndose en un inmenso paredón que no lo dejaba seguir.

El Midrash coincide con la explicación que dio Rashi pero no con la de los sabios del Talmud, ya que si Iaacob regresó especialmente para rezar no había necesidad de retenerlo con un milagro de semejante magnitud. La verdad ilumina su camino Veo que se puede aclarar las dudas de acuerdo al siguiente planteo. Seguramente que Iaacob luego de estudiar catorce años en al Ieshibá de Shem y Eber estaba en un nivel superlativo, casi en un estado que sus pies pisaban la tierra pero su pensamiento flotaba en las alturas,por eso la primera vez que pasó por allí no sepercató, pero al llegar a Jarán, fuera de la Tierra de Israel, la impureza del lugar lo ubicó ysupo dónde estaba y que había pasado de largo por Moriá, de inmediato retomó el camino ycomenzó a regresar, sin pensar en los peligrosa los que se exponía, como la persecución de Esav. Esa era la característica, conducta y actitud de Iaacob, siempre aferrado a la verdad absoluta; incluso cuando se equivocó y debía reparar su error lo hacía de acuerdo a su forma de actuar, la verdad y sinceridad absoluta. Al ver HaShem que Iaacob se dispuso regresar para corregir su falta, decidió ayudarlo acortándole el camino, Rashi dice que le trajo el monte Moriá a sus pies. Pero Iaacob seguía con su cualidad de buscar la verdad absoluta e insistía y se empecinaba en seguir caminando hacia el sitio que pasó por alto; Fue entonces que HaShem debió tomar toda la tierra y ponérsela como muro, para que no pueda seguir. Cabe destacar la franqueza de Iaacob, seguramente los largos años en la Ieshibá le sirvieron para estar preparado y listo para enfrentar los peligros de Esav o de Laban, además emprendió el camino por la indicación de su padre, pero ahora que ya estaba en Jarán, tranquilamente podría quedarse allí, evitando el esfuerzo de salir nuevamente al camino, pero lo importante para destacar es que no se vió influenciado por las conveniencias personales, en este caso quedarse en Jarán, sino que hizo lo que realmente sentía, volvió hacia el Monte Moriá, sabía que para alcanzar “la plenitud” se requiere de esfuerzo y sacrificio.