PARASHAT HA´SHAVÚA: «VA´YISHLAJ»

Parashá nº 8: «Va´Yishlaj» , Envió, וַיִּשְׁלַח‬ ,  Genesis 32:4–36:43, Haftará Sefardí:  Abdías 1:1–21. Darshán: Adi Cangado.


«Historia de una yod”

 

Esta historia empieza con una letra yod (י) que fue arrancada de la palabra que habitaba, pero su ausencia servirá de introducción para hablar de nuestra protagonista. Cuando el pueblo de Israel está a punto de entrar en la tierra de Canaán y Moisés  canta en la Shirat Moshé o “Cántico de Moisés” (Deut. 32) nos encontramos esta extraña metáfora sobre la instrucción, la enseñanza (v. 32:13):

 

יַרְכִּבֵ֨הוּ֙ עַל־בָּ֣מֳתֵי אָ֔רֶץ וַיֹּאכַ֖ל תְּנוּבֹ֣ת שָׂדָ֑י וַיֵּֽנִקֵ֤הוּ דְבַשׁ֙ מִסֶּ֔לַע וְשֶׁ֖מֶן מֵֽחַלְמִ֥ישׁ צֽוּר:

“Los hizo cabalgar sobre los lugares altos de la tierra, para que comieran el producto del campo. Les amamantó con miel de una roca y con aceite de la parte más dura del peñasco.”

 

El verbo que se utiliza aquí es dar el pecho, amamantar, como si la Torá fuese leche materna, mezcla de miel y aceite. A la palabra va´yenikehu (ויניקהו) le falta una letra: la yod. El Baal Haturim, en sus glosas, añade: “Faltó la yod; de una yod arrancada yonéket (יונקת) se amamanta/nutre toda la Torá”.

             Gerarad Hoet, (1648-1733) Biblioteca Universidad               Oklahoma, «Jacob deja a Laván»

En la porción de esta semana, Vayishlaj, se nos narra el regreso de Ya´acob y su familia a casa. Ya´acob se dirige hacia Esaú, su hermano, pero una muerte interrumpe el relato. En el versículo 35:8   leemos:

 

וַתָּ֤מָת דְּבֹרָה֙ מֵינֶ֣קֶת רִבְקָ֔ה וַתִּקָּבֵ֛ר מִתַּ֥חַת לְבֵֽית־אֵ֖ל תַּ֣חַת הָֽאַלּ֑וֹן וַיִּקְרָ֥א שְׁמ֖וֹ אַלּ֥וֹן בָּכֽוּת:

“Y murió Débora, menéket ama de cría de Rebeca, y fue enterrada debajo de Bet-El, debajo del roble, y llamó su nombre (el del lugar) Roble del Llanto.”

 

¿Quién era Débora y qué hacía en Bet-El? Para entender este versículo debemos retroceder muchos años. Eliézer, ayudante de Abraham, había encontrado en la tierra natal de éste a una mujer adecuada para Isaac: Rebeca. La Torá nos dice entonces (v. 24:59):

וַיְשַׁלְּח֛וּ אֶת־רִבְקָ֥ה אֲחֹתָ֖ם וְאֶת־מֵֽנִקְתָּ֑הּ וְאֶת־עֶ֥בֶד אַבְרָהָ֖ם וְאֶת־אֲנָשָֽׁיו:

“Y enviaron a Rebeca, su hermana, y a su ama de cría (meniktah) y al siervo de Abraham y a sus hombres.”

En aquella nueva travesía, Rebeca no se va sola, sino con su menéket, y falta la yod de meniktá (מינקתה). El Shadal nos explica que estas menikot trabajaban en las casas de los ricos; eran amas de cría, crianderas o nodrizas que daban el pecho a los niños pero les acompañaban también durante el resto de sus días, pero no como criadas o siervas. En el Séfer Ha-Yashar (Jayéi Sará 3) se narra que tras despedirse de ellas,  dieron a Rebeca y a su menéket plata y oro y siervos y siervas. El Jizkuni nos dice que aquella mujer era Débora, hija de Uz, el hermano mayor de Betuel y por lo tanto prima de Rebeca.

Pero faltó la letra yod;  y de su ausencia toma el pecho toda la Torá. Esta mujer no era únicamente menéket, ama de cría, sino morá “maestra”. En la traducción al arameo de Yonatán ben Uziel (el Targum Yonatán) se interpreta menéket Rivká como pid’gug’tá d’Rivká (פידגוגתא דרבקה), pero la palabra que utiliza no es aramea sino un helenismo: pedagoga. El arameo pedagog (פדגוג), en femenino pedagoga (פדגוגא), y aquí escribe pid’gug’tá (פידגוגתא) en estado constructo, proceden del griego pedagogós (παιδαγωγός) “maestro” o “instructor”. Débora había sido maestra de Rebeca y quizás también de su hijo más amado, Ya´acob, a quien tal vez habría amamantado o más bien transmitido enseñanzas.

La segunda pregunta que debemos hacernos es por qué la Torá nos habla sobre su muerte aquí, en este punto de la narración. ¿Por qué Débora muere en Bet-El? Otra vez echamos la mirada atrás. ¿Qué había prometido Rebeca a su hijo antes de enviarlo a Padán-Aram? En el versículo 27:45 está la respuesta:

וְשָֽׁלַחְתִּ֖י וּלְקַחְתִּ֣יךָ מִשָּׁ֑ם

“Te enviaré allí pero te traeré de vuelta.”

Antes de morir, Rebeca pide a Débora que vaya a Padán-Aram y diga a su hijo que deje ese lugar, que ya puede regresar pues la ira de su hermano se ha aplacado. Le ruega que traiga de vuelta a su hijo Yáacob. Así enseñó el Rabí Moshé Ha´Darshán a Rashi. Pero antes de partir, Rebeca muere. La Torá no nos narra cómo fue su muerte. Rebeca muere en silencio y en soledad. En silencio, pues la Torá no lo anuncia, y en soledad, pues Ya´acob había huido de joven, Esaú la odiaba e Isaac estaba ciego. Los hititas la habrían enterrado en la Majpelá (Tur Ha-aroj; Séfer ha-Yashar) y la gente del lugar solía maldecir su nombre por las fechorías de Esaú.

El Midrash (Séfer ha-Yashar, Vayishlaj 16) nos dice que Débora cumplió su palabra: llegó a Bet-El, encontró a Jacob y los suyos, y le dice que puede regresar en paz y que su madre ha muerto. En el Midrash (Bereshit Rabá 81:5) leemos:

וַתָּמָת דְּבֹרָה מֵינֶקֶת רִבְקָה וגו’ וַיִּקְרָא שְׁמוֹ אַלּוֹן בָּכוּת, רַבִּי שְׁמוּאֵל בַּר נַחְמָן אָמַר לָשׁוֹן יְוָנִית הוּא אַלּוֹן אַחֵר, עַד שֶׁהוּא מְשַׁמֵּר אֶבְלָהּ שֶׁל דְּבוֹרָה בָּאָה לֵיהּ בְּשׂוֹרְתָא שֶׁמֵּתָה אִמּוֹ, הֲדָא הוּא דִכְתִיב, יַעֲקֹב וגו’ וַיְבָרֶךְ אֹתוֹ, מַהוּ בְּרָכָה בֵּרְכוֹ רַב אַחָא בְּשֵׁם רַבִּי יוֹנָתָן אָמַר בִּרְכַּת אֲבֵלִים בֵּרְכוֹ.

«Y murió Débora, maestra de Rebeca (…) y se llamó a aquel lugar Alón Bajut” (Gén. 35:8). El Rabí Shmuel bar Najmán dijo: alón (alos – άλλος) es la palabra griega para “otro”, pues después de guardar él su luto por Débora, le llegó la noticia de que su madre había muerto, pues está escrito (v. 35:9), “Y se apareció Dios a Jacob (…) y lo bendijo”, ¿cuál es la bendición con la que lo bendijo? Rav Aja en nombre de Rabí Yojanán dijo: con la bendición de los huérfanos lo bendijo.

Aunque el Midrash no hace justicia a la traducción de alón, que significa “roble”, conecta la muerte de Débora con la de Rebeca. ¿Trajo Débora la noticia o bien Yacob la dedujo a partir de su muerte? A diferencia de la muerte de su madre, Débora recibe todos los honores.

Tal vez por eso aquel lugar se llamó alón bajut (אלון בכות), no leamos bajut (בכות) sino bejiot (בכיות), pues tal vez la yod fue arrancada: el roble de los llantos, de dos llantos, por Débora y por Rebeca.

Pasarán los años y los siglos, y otra mujer llamada como ella se sentará bajo el mismo árbol para dictar justicia en Israel (Jueces 4:5). ¿Por qué allí? Para enseñarnos que en la vida la enseñanza brota del pecho más noble pero también de la roca más dura, de sabios de renombre pero también de gentes sencillas como Débora que hacían su trabajo de manera honesta y fiel. Débora me trae a la mente a los hombres y mujeres que a lo largo de los años nos encontramos y que, sin querer ni percatarse, tienen un gesto, o dicen unas palabras, o nos entregan un objeto, y desaparecen pero de repente ya han cambiado el rumbo y la dirección de nuestra vida. El funeral con honores que la criandera de Rebeca recibe es un homenaje a esos hombres y mujeres.

Esta historia empezaba con una yod arrancada y concluye con una yod recuperada. Esta yod reencontrada traduce los plurales de los días, los plurales de los años: los plurales de la enseñanza (Torá). Rabenu Tam decía, “porque de Bari saldrá la Torá y la palabra de Dios de Otranto”.

© Adi Cangado

Reconciliaciión de Jacob con Esau, P Rubens