PARASHAT HA´SHAVÚA: «ZOT HA´BRAJÁ»

 

Parashá: וְזֹאת הַבְּרָכָה‎, Zot Ha´brajá, Esta es la bendición.  Deuteronomio 33:1–34:12. Haftará sefaradit: Josué 1:1–9. Darshán: Morenu Verabenu, Ribí David Jananiá Pinto, shlita


Todas las Parashot Ha´Shavúa son importantes, pero hay algunas que son especiales: es el caso de la de Zot Ha´Brachá, Esta es la bendición (con que Moshé Rabenu bendice al Pueblo de Israel antes de que el gran profeta muera sin poder cruzar el río Jordán) Es la última parashá del ciclo anual de lecturas y no sólo es especial por eso y por su contenido, sino porque en el Shabat de Jol Ha´Moed Sukot se lee en dos Sifrei Tora y quien lee se denomina Jatán Torá, el Novio de La Torá, pues es un gran honor ser quien cierra el ciclo. La última de las siete subidas a la tevá para leer se llama Kol Ha´Nearím, la Voz de los Jóvenes, pues sube un muchacho con la bar mitzva recién hecha.


La sagrada Torá nos ordenó alegrarnos en la Festividad de Sucot; y en las plegarias, así como también en el Bircat Hamazón, nos referimos a la Festividad de Sucot como “la época de nuestra alegría”. A modo de esclarecimiento, podemos decir que es sabido que en el mes de elul, el mes de la misericordia y el perdón, comienza la travesía de la persona en busca de acercarse a Hakadosh Baruj Hu, para volver a Él y estar en Su cercanía, como dice el versículo (Yeshaiá 55:6):

“¡Buscad a Hashem mientras puede ser hallado;
llamadle en tanto que está cercano!”.

¿Cómo puede la persona, en verdad, acercarse a Hakadosh Baruj Hu y encontrarse en Su proximidad? Para ello hay tres etapas que el hombre tiene que atravesar para poder considerarse entonces que está cercano a Hashem. Primero quetodo, el hombre tiene que prepararse bien en los días de la misericordia y el perdón; principalmente, debe tomar resoluciones buenas para mejorar sus actos—como efectivamente hace todo judío para mejorar y volver en teshuvá por todos sus pecados—; y de esa forma, acercarse a Hashem Yitbaraj.

Pero no basta con esta primera etapa. El hombre tiene que indefectiblemente pasar a la segunda etapa, que consiste en los Diez Días de Arrepentimiento, desde Rosh Hashaná hasta Yom Kipur. En estos días, nos acercamos cada vez más a Hakadosh Baruj Hu; con cada día que transcurre, hay más y más temor respecto del esplendor de la Gloria de Hakadosh Baruj Hu, y de Su supremacía y Su reinado sobre todo lo existente. Así, con cada día, sentimos cómo nos acercamos a Hashem, y cómo Hashem se encuentra con nosotros, en condición de “el Rey que está en el campo”. Así como nosotros queremos acercarnos a Él, Hashem también quiere acercarse a nosotros. Él desciende a nosotros desde los cielos y reside entre nosotros como un rey que baja a los campos para encontrarse de cerca con su pueblo. Así, nos acercamos a Hashem con cada día que pasa, hasta Yom Kipur. Cada vez, queremos estar aún más cerca de Hakadosh Baruj Hu, y hasta pedimos tener el mérito de estar extremadamente cerca de Él, en condición de “porque en este día se hará expiación por vosotros, para purificaros; de todos vuestros pecados, delante de Hashem, os purificaréis” (Vaikrá 16:30).

Solo después de atravesar estas dos etapas, llegamos a la tercera y última etapa: la Festividad de Sucot, con lo cual aprendemos que, en los días de la Festividad de Sucot, Hakadosh Baruj Hu extiende sobre Su pueblo Su Nombre sagrado, y todos los Hijos de Israel se adhieren y se conectan a Él. Y dice el versículo (Vaikrá 23:42):

“En tabernáculos, habitaréis una septena de días…”.

La letras finales de cada palabra de esta frase en hebreo forman el término motat (מותת’ :la muerte de…’),
que hace referencia al versículo (Tehilim 34:22): “La muerte del malo será la maldad…”, lo cual nos enseña que por medio de habitar en la sucá, podemos “matar” y expulsar las kelipot de la impureza que se llaman “muerte”, y alcanzar una vida eterna.

Después de la gran alegría de la Festividad de Sucot, en la que nos sentamos a la sombra de la fidelidad y gozamos del resplandor de la Shejiná, y recibimos cada día a los sublimes y sagrados Ushpizín, llega el octavo día de la festividad: Sheminí Atzéret. Esta festividad se encuentra por encima de la naturaleza, y Hakadosh Baruj Hu nos dice: “Deténganse otro poco más. Quédense Conmigo un día más, y celebremos una vez más juntos”. No solo eso, sino que la santidad de este día es de lo más grande, tanto es así, que influye santidad sobre todos los días del año. Y de la influencia espiritual de este día especial, podemos extraer fuentes de santidad para todos los días del año que recién empezamos.

Y, en efecto, es correcto referirse a la Festividad de Sucot como “la época de nuestra alegría”, y debemos
alegrarnos en la festividad de forma extrema. Después de todas las etapas y los niveles en los que se
asciende desde que comienza el mes de elul —el mes de la misericordia y el perdón— hasta Rosh Hashaná; luego, los Diez Días de Arrepentimiento y Yom Kipur; y de Yom Kipur, el hombre llega entonces ala última etapa, la Festividad de Sucot, en la que se sienta bajo la sombra de Hakadosh Baruj Hu, debajo de los Nombres sagrados de Él, que lo envuelven.

Así, después de este último día, llega Simjat Torá, en que nos alegramos con la Torá y todo lo que hemos
logrado en santidad y ascenso.