Parashá: תְּצַוֶּה, Ordenarás. Exodo 27:20–30:10. haftará: 1 Samuel 15:1–34. Darshán: , Morenu Verabenu, Ribí David Jananiá Pinto, shlita
“Y les ordenarás a los Hijos de
Israel que tomen y te den aceite
de oliva puro machacado, para
iluminación, para hacer arder
la luminaria constantemente”
(Shemot 27:20).
En toda la parashá de Tetzavé, no se menciona el nombre de Moshé Rabenu. Sobre esto, dijeron nuestros Sabios, de bendita memoria, en el Zóhar, en la parashá de Pinjás (246a), que ello se debe a que, cuando sucedió el pecado del becerro de oro, Moshé Rabenu salió a defenderlos delante de Hakadosh Baruj Hu y dijo (Shemot 32:32):
“Y ahora, si tan sólo les perdonaras su pecado; pero si no, bórrame, por favor, de Tu Libro, el que escribiste”.
Como consecuencia, el nombre de Moshé fue omitido, por lo menos, en una parashá, la parashá de Tetzavé. Cabe preguntar: ¿cuál es el pecado de Moshé al pedir “bórrame, por favor, de Tu Libro”? ¡Si toda su intención era la de salvar a los Hijos de Israel de la aniquilación! ¡Al contrario, debía haber recibido una recompensa! Para comprender mejor esto, imaginemos a un rey que se enojó con su hijo y quiere matarlo. Viene el ministro del rey yhabla en favor del hijo, con lo cual apacigua la furia del rey, y así salva al hijo del rey de la muerte. El rey debería darle un premio al ministro por procurar mantener a su hijo con vida, pues, con eso de que quiere salvar al hijoúnico del rey, el ministro está demostrando cuánto ama a la familia del rey, y, con seguridad, le corresponde una gran recompensa, y no un castigo.
Así mismo Moshé Rabenu habló en favor de Israel ante Hashem, y Le solicitó que no los aniquilara, y los Hijos de Israel son los hijos del Rey. Además, la Torá es considerada como todo Israel. Siendo así, es de sorprender que el nombre de Moshé Rabenu no sea mencionado en la parashá de Tetzavé por el hecho de que haya solicitado misericordia por los Hijos de Israel, al arriesgar su vida— pues le dijo a Hakadosh BarujHu que, si no los perdonaba, lo borrara de Su Libro, con entonación de pedido—. A mi parecer, el motivo por el que la Torá omitió el nombre de Moshé en la parashá de Tetzavé va acorde, de forma particular, con un gran fundamento en la fe en Hashem, y de forma general, con el servicio a Hashem y el estudio de la Torá. Y el motivo es que el hombre debe anularse por completo, es decir, no debe tener motivos ulteriores —ni el dinero, ni el honor—, más bien, sus prioridades deben ser sólo la Torá y las mitzvot por el honor de Hashem Yitbaraj. Y es en esto mismo en lo que tropezamos cada día: los motivos ulteriores nos impiden ver la fe y la Providencia Divina.
Si nos anuláramos por completo y abandonáramos todo interés creado, podríamos ver claramente y tener fe. El Rey Shelomó dijo en Kohélet (7:2):
“Es preferible ir a una casa de duelo que ir a una celebración”.
Y preguntan los comentaristas: ¿qué tiene de preferible una casa de duelo que una celebración —la cual puede ser una seudat mitzvá, como Simjat Torá, berit milá, o similares—? A esto responden que la verdadera elevación se encuentra en algo carente de intereses. Muchas veces asistimos a una celebración interesados en que el anfitrión de ésta también asista a la celebración que nosotros hagamos; o, quizá, por la comida que habrá; o para encontrarnos con personas; etc. Sólo en una casa de duelo no podemos decir que asistimos al duelo del enlutado para que él actúe recíprocamente; más bien, se asiste verdaderamente en nombre de la mitzvá, para consolar y para solidarizarse con el dolor del prójimo. “Es preferible ir a una casa de duelo que ir a una celebración”.
He visto muchas veces que precisamente en la casa de duelo las personas están dispuestas a escuchar sermones —aunque sean punzantes—, con los que muchos regresan en teshuvá, ya que, en un lugar como ese, como dijimos, no hay intereses ni motivos ulteriores. Entonces, se ve la moral que se aprende del muerto: el hombre tiene fin, no es eterno. Entonces, las personas que concurren al duelo se despiertan, se arrepienten y abren sus corazones para escuchar Torá y sermones constructivos. Aquel que no se anula y no observa que todo lo que hay en el mundo es según la Providencia Divina, no logrará aprender de todo lo que lo rodea en el mundo para mejorarse, sino que lo ignorará.
Así solía relatar Rabí Guershon Lievman, zatzal, constantemente acerca de Rabí Israel de Salant, ziaa: una vez vio a un zapatero entregado a su labor a la luz de una vela, tarde en la noche. Le preguntó: “¿Para qué trabajas tan tarde en la noche?”, a lo que le respondió: “Todo el tiempo que la vela esté encendida aún se puede hacer reparación”. Cuando regresó Rabí Israel de Salant a la casa del anfitrión donde se hospedaba, le relató lo sucedido con el zapatero. Así le dijo: “Lo mismo sucede con nosotros: todo eltiempo que el alma se encuentre en el cuerpo se puedehacer reparación”
Así mismo dijo el Rey Shelomó, que debemos aprender incluso de una hormiga:
“Ve donde la hormiga; observa su sendero y sé más sabio” (Mishlé
6:6).
Los días de una hormiga son muy pocos; de todas formas, ella reúne y colecta, a lo largo de toda su breve vida, alimentos con los que llena sus graneros. Nuestros Sabios, de bendita memoria, explican (Devarim Rabá 5b) que la hormiga hacetodo eso porque tiene confianza y fe en que quizáHashem se apiade de ella y le extienda los días de suvida, para los cuales necesitará todo lo que recolectó para comer. De las anécdotas del zapatero y de la hormiga podemos aprender mucho cuando observamos con ojos de “anulación” y sin intereses creados. Cuánto más se puede aprender, entonces, de todo lo que encontramos en la Creación