Parashá: תּוֹלְדֹת, Toldot, Generaciones. Genesis 25:19–28:9. Haftará: Malaquías 1:1–2:7Darashán: Morenu Verabenu, Ribí David Jananiá Pinto, shlita
“Crecieron los jóvenes y Esav
fue un hombre diestro en la
caza, un hombre de campo;
mientras que Yaakov fue
un hombre tranquilo, que
permanecía en las tiendas.”
(Bereshit 25:27)
De esta forma es como la sagrada Torá describe el comienzo de la vida de Yaakov Avinu, el selecto de los Patriarcas, quien al crecer tuvo el mérito de hablar con Hakadosh Baruj Hu, aun cuando Yitzjak Avinu todavía se encontraba en vida. La razón por la que él es el selecto de los Patriarcas es porque él fue “un hombre tranquilo, que permanecía en las tiendas”; es decir, el hecho de ser el selecto de los Patriarcas se debió, por un lado, al poder de la Torá que él tenía, y, por el otro, a su integridad y rectitud en favor de la verdad. Estas cualidades son lo contrario a las cualidades de Esav y de Laván, quienes fueron embaucadores. Más adelante, nos enteramos de que Yaakov Avinu aprendió de aquellos malvados el embauco y lo volteó, haciendo uso de ello para bien con el fin de vencer a la Inclinación al Mal. Debemos aclarar cómo aprendió a utilizar esta cualidad para bien.
En su camino de Beer Sheva a Jarán, Yaakov Avinu, quien hasta entonces había pasado toda su vida estudiando Torá, vio la necesidad de invertir catorce años más de estudio, a pesar de que con ello estaba retrasando la orden que había recibido de su padre de ir a buscar esposa. Y a pesar de que ya tenía sesenta y tres años, sabía que por medio del estudio de Torá en la yeshivá de Éver por catorce años, él sería capaz de sobrepasar las pruebas que le esperaban, y anular el poder del mal de Laván. Según lo explicado, podemos entender lo que nos dicen Jazal (Tratado de Kidushín 30b): “Se enseñó en la yeshivá de Ribí Ishmael: Si se encontró contigo aquel villano (la ‘Inclinación al Mal’), atráelo al Bet Midrash”. Ese es el consejo astuto en su contra; esa es la única solución para vencer a la Inclinación al Mal: estudiar la sagrada Torá. Así lo hizo Yaakov Avinu, antes de ir donde Laván el Malvado, fue a estudiar en la yeshivá de Éver.
Vemos en este tema algo asombroso. Después de que Yaakov Avinu se había entregado al estudio de la Torá en la yeshivá de Éver, en su camino hacia Jarán, tuvo una visión de Hashem, como dice el versículo (Bereshit 28:12):
“Y he aquí una escalera apoyada en la tierra, pero cuya parte superior llegaba hasta el cielo”.
Ese fue el resultado de todo su esfuerzo en el estudio, por cuyo mérito tuvo una revelación de la Shejiná. De esto debemos aprender que Yaakov Avinu, con su enorme apego a la sagrada Torá, consagró cada miembro de su cuerpo al servicio de Hashem a tal punto que aun sus pies estaban dedicados al estudio de Torá y lo llevaron corriendo a estudiar. E incluso aquella única vez que durmió —que fue solamente por fuerza mayor, pues Hashem ocasionó que se durmiera—, soñó con temas de Torá. Así, está escrito: “se despertó Yaakov de su sueño”, y nuestros Sabios, de bendita memoria, dijeron (Bereshit Rabá 69:7): “No leas ‘de su sueño’ —que en hebreo se escribe mishenató (משנתו ,—(sino ‘de su estudio’ —que en hebreo se escribe, de forma similar, mimishnató (ממשנתו .“—(
No es así en nuestra generación, en la que hay personas que toman píldoras con el fin de deleitar el cuerpo con un mejor y más duradero sueño. Uno de los Admorim de Alexander, ziaa, en la época del terrible Holocausto, se dispuso a decir Kidush sobre el vino en la noche del Séder de Pésaj, y comenzó diciendo unas palabras de refuerzo delante de sus piadosos; dijo: “Kadesh: el judío debe consagrarse con todos y cada uno de los miembros del cuerpo. Esto es algo muy difícil de hacer y solo se puede lograr por medio de la Torá. De la misma forma, al lavarnos las manos, decimos la bendición de ‘que nos consagró con Sus mitzvot y nos ordenó acerca del lavado de las manos’. Nos consagramos por medio de las aguas de la Torá, pues ésta es comparada al agua”. Estos Tzadikim tuvieron una fuerza espiritual que no se puede medir. Ellos fueron llevados a la muerte de variadas e impensables formas crueles, y en su camino entonaron canciones y alabanzas al Creador. Esta fuerza surgió de estar consagrados y entregados completamente a su Creador.
Este es el fundamento que Yaakov Avinu arraigó en nosotros. El hombre debe permanecer siempre conectado a Hakadosh Baruj Hu, y si llegare a sentir debilidad en su servicio a Hashem, debe sobreponerse a ello por medio del estudio