PARASHAT HA´SHVUA: «JUKAT»

Parashá: Jukat, חֻקַּת ‎ , Decreto.   Números 19:1–22:1. Haftará:  Jueces  11:1–33. Darshán: Morenu Verabenu, Ribí David Jananiá Pinto, shlita


 

“Debido a que no creísteis en Mí, para santificarme a
los ojos de los Hijos de Israel, por lo tanto, no traerán
a esta congregación a la tierra que les di a ellos.”
(Bamidbar 20:12)

El propósito principal del hombre en el mundo es engrandecer el honor del Cielo y santificar el Nombre sagrado de Hashem ante las masas. En esta parashá, encontramos que Moshé y Aharón involuntariamente y sin la menor intención, redujeron el honor de Hashem Yitbaraj al golpear la roca; y les dijo Hashem: “Debido a que no creísteis en Mí, para santificarme a los ojos de los Hijos de Israel…”, por eso, fueron castigados gravemente, de forma que perdieron el mérito de traer a los Hijos de Israel a la Tierra Sagrada.

Es obvio que esta acusación contra Moshé y Aharón es extremadamente meticulosa, ya que Hakadosh Baruj Hu es muy estricto con Sus piadosos, aun por el grosor de un pelo. No obstante, no cabe duda de que Moshé Rabenu se preocupó a lo largo de toda su vida de honrar el Nombre de Hashem, y cuidó de ello con mucho celo. Moshé, con total abnegación, se preocupó del honor del Nombre de Hashem Yitbaraj y de engrandecerlo en todo el mundo.

Uno de los ejemplos que demuestran este hecho se encuentra en esta parashá, cuando los Hijos de Israel
pecaron y hablaron acerca de Hashem y de Moshé de una forma no positiva; Hashem les envió las víboras para que los mordieran, lo cual causó una elevada tasa de muerte en el pueblo. Y cuando Moshé le suplicó a Hashem que detuviera la plaga, Hakadosh Baruj Hu le dijo (Bamidbar 21:8):

“Hazte una víbora y colócala sobre un asta”

y en lugar de hacer una “víbora”, Moshé hizo una “serpiente”, como dice el versículo (Bamidbar 21:9):

“Y Moshé hizo una serpiente de cobre y la puso sobre el asta”.

Y la pregunta que surge es: ¿por qué Moshé no hizo tal como fueron las palabras de Hashem? Los comentaristas explican que las serpientes les llegaron como castigo debido a que habían chismeado acerca de Hakadosh Baruj Hu, lo cual fue precisamente el pecado de la primera serpiente (najash), en la época de Adam Harishón y Javá. Y las víboras les llegaron a los Hijos de Israel también como castigo por chismear acerca de Moshé; al que ofende a los Talmidé Jajamim le corresponde como castigo ser mordido por una víbora (saraf), como dijo el Taná (Tratado de Avot 2:10): “Y sus susurros son como los susurros de una víbora”. Y en hebreo, la palabra “víbora” es la misma que la palabra “serafín”: saraf (רףׂש.( Y cuando Moshé clamó a Hashem Yitbaraj, Hakadosh Baruj Hu le dijo: “Hazte una víbora (saraf)”, es decir, que Hakadosh Baruj Hu le dio esta orden en concordancia con la falta de respeto que el pueblo tuvo hacia Moshé Rabenu, lo cual le dolía a Hakadosh Baruj Hu más que la falta hacia Su propio honor. Por eso, Hakadosh Baruj Hu le dijo a Moshé que hiciera una víbora (saraf), para insinuar la Falta de respeto hacia Moshé. Pero Moshé Rabenu, por su gran humildad y modestia, se preocupó del honor del Cielo, el honor de Hashem Yitbaraj, más que de su propio honor particular, por lo que hizo una serpiente (najash), para insinuar la falta de respeto hacia Hashem Yitbaraj.

Es decir, Moshé obvió su propio honor en favor del honor del Cielo, sin sentir el menor remordimiento. Y, además, dijeron nuestros Sabios, de bendita memoria (citado por Rashí en Bamidbar 20:11), que, efectivamente, al principio, Moshé le habló a la roca, tal como le había ordenado Hakadosh Baruj Hu, solo que de dicha roca apenas si brotó un poco de agua, con lo cual no se podía suplir la demanda del pueblo. Entonces, Moshé decidió golpear la roca. No obstante, Hakadosh Baruj Hu tenía en mente otra cosa; Hakadosh Baruj Hu quería que Moshé Rabenu le volviera a hablar a la roca, sin perder las esperanzas, hasta que saliera abundante agua.

Todo esto con el fin de enseñarle al pueblo una regla de vida: aun cuando la persona pida algo de Hashem Yitbaraj, y le pida, rogándole mucho, que lo salve de su angustia, de todas formas, aun cuando no vea una respuesta inmediata a su pedido ni que sus plegarias sean respondidas, no debe perder las esperanzas —jalila—, y no debe “golpear la roca” de la fe que tiene en su ser. El Pueblo de Israelpodría haber aprendido este poderoso mensaje si Moshé Rabenu hubiera insistido en hablarle a la roca, una y otra vez, hasta conseguir lo que se necesitaba. No obstante, cuando Moshé Rabenu elevó su vara y golpeó la roca, se desvaneció aquella moraleja, ese mensaje potente destinado al Pueblo de Israel. Por lo tanto, Hashem Yitbaraj se enojó, pues, más allá de la falta del honor del Cielo que esto representaba, los Hijos de Israel perdieron la oportunidad de aprender una gran e importante lección que habría sido efectiva para todas las generaciones.

Que sea Su voluntad que tengamos el mérito de engrandecer y santificar siempre el Nombre de Hashem Yitbaraj con nuestros actos, y que Su Nombre sea elevado, glorificado y alabado en medio de todas las naciones.
Amén veamén.