PEDRO DE PRAT Y SOUTZO

Historia de las relaciones entre la diplomacia española y los sefaradíes de Tesalónica.-


D. Pedro de Prat Agacino de Zea Bermudez y Mavilly, marqués de Prat de Nantouillet, fue hijo del gobernador de Puerto Rico, donde probablemente nació el 7 de junio de 1847. Se dedicó a la diplomacia para el Reino de España en Suecia, Dinamarca, México, Berna y desde 1909, en Atenas y Constantinopla. En 1887 había enviudado y en 1891 contrajó nupcias con Elisa Soutzo y Rhally, aristócrata de origen greco-rumano. Tuvieron cuatro hijos; uno de ellos, nacido en Atenas el 23 de junio de 1892,  fue Pedro. En enero de 1912, Pedro de Prat inicia su carrera diplomática como agregado cultural en Constantinopla, y en 1915 -en plena Guerra Mundial-  entra en la embajada española en Atenas.

Por aquel entonces, 1912,  el reino de Grecia está inmerso en las Guerras Balcánicas, en las cuales el Imperio Otomano se enfrentó a una liga de naciones formada por Bulgaria, Montenegro, Serbia y Grecia. Una vez expulsados los otomanos de la Península Balcánica sobrevino otra guerra entre todos los países de la liga por el reparto del territorio. Bulgaria sale mal parada y promete vengarse.  Se crea Albania. Grecia toma el Epiro. Salónica deja de ser otomana y pasa a ser griega. Asesinan al rey -bisabuelo de Sofía de España- y en agosto estalla la Primera Guerra Mundial. Grecia oficialmente será neutral, pero se crea un cisma social en el reino entre las facciones del nuevo rey, Constantino, y el primer ministro, Venizelos. Al borde de la guerra civil. La comunidad judía de Salónica no sabe que en agosto de 1917 la ciudad arderá y destruirá casi quinientos años de vida judía sefardí, quemando todo el archivo del Gran Talmud Torá. Algunas familias adineradas sienten que deben irse de Salónica: el s XX no trae nada bueno. Las familias más pobres acabarán siendo las víctimas del nazismo en Auschwitz.

España también va a ser neutral en la Gran Guerra. Reina Alfonso XIII, que en la primera década del siglo XX se ha reunido con el doctor y senador Angel Pulido para tratar el asunto de lo que fue el germen del libro «Españoles sin patria», esto es, los sefardíes. Pedro de Prat, agregado de comercio en la embajada española de Grecia, en 1912, cuando las tropas griegas entraron en Salónica, sintió la necesidad de proteger a los sefardíes de posibles problemas diplomáticos y envió cartas al primer ministro griego y al príncipe Nicolás de Grecia reclamando protección para los súbditos españoles e incluso ejercer como abogado de los sefardíes. Sólo en Salónica eran 80.000: tres cuartas partes de la población total. Prácticamente todos recelosos de la política de Venizelos, pues temían acabar perdiendo el control del puerto de Salónica si los problemas derivaban en una Guerra Mundial. De Prat proponía dar a los sefardíes la nacionalidad española. Pero Grecia temía perder a aquellos judíos que tanto podían hacer por la economía del país. Para 1916, no obstante los constantes impedimentos, De Prat consiguió la nacionalidad española de 213 familias. Y quedaba un plazo abierto para los que quisieran imitarles.

También hubo problemas internos. Pablo Abravanel fue injustamente acusado de quedarse con el dinero de los  trámites y las familias que lo acusaron acabrían recibiendo la nacionalidad en 1924, con el decreto ley de Miguel Primo de Rivera, con un plazo que finalizaba en enero de 1930.

Venizelos, espoleado por los Aliados, llamaba a levantarse contra Constantino I y abolir la monarquía. Esto significaba que los judíos empezaron a ser hostigados por las tropas germanófilas del rey -casado con una princesa prusiana. Las oficinas de «La Unión y el Fénix», en la calle Stavros de Atenas, donde muchísimos judíos guardaban en  sus ahorros, fueron asaltadas. De Prat consiguió del monarca que se indemnizara a muchos perjudicados.  Muchos sefardíes fueron apresados. Pero fueron puestos en libertad por la intercesión de Pedro de Prat, que los consideraba súbditos españoles. Luego los reservistas monárquicos quisieron atentar contra  el mismo Pedro de Prat y su familia, disparándole dos balazos infructuosos.

De Prat fue el intermediario entre el cónsul español en Salónica, Teodoro Varela, y el gobierno en Madrid para que nombraran cónsul en Salónica al sefardí Salomon Ezrati. Además, de Prat fue mediador en favor del decano de los sefardíes, Mario Naar, que tras 28 años de servicio en el consulado solicitaba del gobierno español una pensión con la que pagar los estudios de sus hijos.

Otra de las empresas que De Prat apoyaba en Salónica era la publicación de la revista «Hispania», dedicada a la revitalización de los estudios de la lengua española.

Pedro de Prat fue trasladado a la embajada de Estocolmo nada más acabar la Primera Guerra Mundial. Al año sigguiente pasó a Tetuán. Volvió al cuerpo diplomático en Atenas en 1924, después de dos años en la embajada de Tokyo. En 1928 fue trasladado a Bucarest, donde permaneció ocho años. En 1940 fue nombrado ministro de España en Turquía, hasta que fue cesado en 1943, por haber creado en Estambul  una organización secreta, integrada mayoritariamente por rusos y griegos, que proporcionaba informes a la inteligencia militar alemana sobre el frente ruso y las operaciones británicas en el Próximo Oriente.

En otra ocasión trataremos otros diplomáticos españoles respecto a sefardíes con nombres concretos.

Bibliografía:

  • Archivo General del Ministerio de Asuntos Exteriores (Madrid), Histórico, Personal, leg. 190, exp. 1053.
  • The Spanish diplomacy and the Sephardic communities of Greece during the first third of the 20th century, Rosillo, Matilde Morcillo.  Cuadernos Judaicos; Santiago N.º 31,

  • Ministerio de Asuntos Exteriores, Extracto de las hojas de servicio del personal de carrera diplomática hasta el 1º de abril de 1969, Madrid, Ministerio de Asuntos Exteriores, 1969; J. Juárez, Madrid Londres Berlín. Espías de Franco al servicio de Hitler, Madrid, Temas de Hoy, 2005.