¿QUÉ ES EL SEDER AVODÁ DE YOM KIPUR?

Uno de los más notables y poco conocidos momentos de todo el culto de Kipur en todas las comunidades-


Como sabemos, las sinagogas son espacios donde se desarrolla el culto que se realizaba antaño en el  Templo de Jerusalén. Así, El Hejal, más que un armario para guardar el Sefer Torá, es una representación del Kodesh Ha´Kodeshím, el Sancta Sanctorum, el lugar al que sólo podía entrar una persona -el Kohén Ha´Gadol (Sumo Sacerdote) y en un sólo momento: Yom Kipur. Pero cuatro veces. Y si ingresaba una quinta vez era posible que fuera fulminado (Rambám Biat Mikdash 2:4) El resto de personal no podía entrar allí, siguiendo los versículos de Vayikrá, 16

«Habla con Aarón, tu hermano,  para que no entre en todo momento al Santuario, más allá del velo, delante del propiciatorio que está sobre el Arca, para que no muera; ya que por medio de la nube Yo me revelaré sobre el propiciatorio».

En la  semiótica sacra de la sinagoga – aún hay una representación simbólica más profunda: la del culto en sí. Como en el Templo se realizaban a diario tres sacrificios -mañana, mediodía y tarde- los servicios religiosos hoy son tres: Shajarit (de Shajar, aurora), Minjá (a mediodía) y Arvit (al caer la noche, lo que en hebreo se llama Erev, que es cuando se pone el Sol en occidente, maarav) De los tres, el más significativo, extenso y cuidado es el de Shajarit, y aún más el de Shajarit de Shabat (u otras fiestas de guardar) Pero todavía hay un Shajarit superior: el de Yom Kipur.

¿Por qué ?

El rezo de Shajarit tiene diferentes etapas, pero destaca, sobre todas, la llamada Amidá (En pie), también conocida como «Las 18 (bendiciones)». Es la oración por excelencia, cuando se reza el «Shmá, Israel«. Pero puesto que en el Templo había un sacrificio doble en Shabat, Rosh Jodesh y las fiestas en general, la Amidá, en esas fechas festivas, se repite. Por eso a la repetición de la Amidá se llama «Musaf» (Agregado) Primero, -según la ortodoxia rabínica- se reza en un susurro, y la repetición la hace el jasán (el cantor). Así, además, si hubiere en la sinagoga analfabetos -algo que hasta hace poco no era tan raro- ellos también pudieran disfrutar de los beneficios de la oración. ¿Cómo? Diciendo al final la palabra sacratísima de «Amén», pues entonces, lo que fue para el jasán, será para el analfabeto.

Ahora bien, la Amidá de Shajarit en Kipur es especial. Durante su rezo es cuando se intercala la sección llamada  Seder Avodá, Orden de Labor. Los cristianos los han llamado Oficio Divino.  Se refiere a las obligaciones cultuales del Sumo Sacerdote en la fecha total de Yom Kipur. Este especial recordatorio del Templo en Kipur se hace intercalando algunos piutim, que dependen de la comunidad en sí; los askenazíes  acostumbran a cantar Amitz Koach, pero los sefardíes cantan  Atá Konanta. ( Y entre las distintas comunidades sefardíes también hay variantes entre el nosaj de Turquía y el de los sefardíes de Marruecos, por ejemplo. ) Atá Konanta es creación anónima en la que se describe el trabajo del Sumo Sacerdote el Día de Kipur.

A continuación una grabación de 1959 en la sinagoga de Em Ha´Baním, Casablanca, con la interpretación del mítico jasán Daviz Buzaglo: evidentemente la grabación se hizo ex profeso otro día diferente a Kipur para poder usarse como método didáctico de futuros jasaním.

La tradición de Ata Konanta es antiquísima, como demuestra que en la enciclopedia de la tradición oral -El Talmud- ya se trata sobre este piút para Kipur. Algunos sostienen que se institucionalizó al volver de Babilonia. En la costumbre judía yemenita, se recita después de Musaf, ya que recitarlo en ese momento del rezo se consideró una interrupción inaceptable para el texto de oración estándar.

Durante la noche de Kipur, el Cohen Gadol debía permanecer despierto  estudiando La Torá junto a sabios de Jerusalém.  (Talmud Babilonio, Tratado de Yomá 19(B)). Como todos los días, el primer sacrificio que se ofrendaba era el permanente matinal («Tamid shel Shajar») Así que, al despuntar el alba, el Sumo Sacerdote  se despojaba de sus vestimentas habituales, se sumergía ritualmente en la Mikvé y, luego, vestía sus ropajes de oro; después, hacía la pertinente ablución de manos (Netilat Yadáim) y pies (hoy para nosotros costumbre perdida). Entonces degollaba la ofrenda permanente, recibía la sangre del animal y la vertía sobre el altar exterior,  tal cual hacía todos los días del año.  Luego ingresaba al edificio del Templo para quemar el incienso correspondiente en el altar de oro y después se  dirigía hasta La Menorá; colocaba allí el aceite de oliva para su encendido y, seguidamente,  retornaba al altar exterior, donde ofrendaba los órganos del sacrificio diario permanente junto a las porciones fijas preestablecidas, con una mezcla de harina y aceite cocidos (‘minjat javitín’) Entonces llegaba el momento del sacrificio de Musaf: un buey con siete ovejas. Tras otra ablución de manos y pies,  se quitaba sus ropajes de oro, se sumergía de nuevo  en la Mikvé, vestía ropajes blancos -el color de Kipur-  y volvía a abluir sus manos y pies. Empero,  el Kohen Gadol debía, primeramente, expiar sus propios pecados -y los de su esposa- con su confesión y su sacrificio. Por esta razón le fue ordenado al Cohen Gadol que primeramente trajera un buey para ofrendar un sacrificio de «jatat» Este sacrificio no era comprado con dineros públicos como todos los demás de Yom Kipur, sino que el buey en cuestión junto al carnero que le acompañaba debían comprarse con dinero personal del Kohen Gadol. Tal como está escrito:

«Y ofrecerá Aharón el buey de la expiación, que es suyo, y hará expiación por sí y por su linaje»

El Sacerdote ponía el buey entre el edificio del Templo y el altar exterior, con la cabeza en dirección al sur, mientras el Sacerdote miraba hacia el  lado oeste del Templo; colocaba sus dos manos sobre la cabeza del animal y, al hacerlo, era como si dijese: lo que se debería hacer conmigo como castigo por mis pecados se hará con este buey que he traído para expiar por ellos. Una vez confesados sus transgresiones personales, estaba en disposición de hacerlo por todo el Pueblo de Israel. Esto se hacía con dos cabritillos:  uno era ofrendado a HaShem, para expiar los pecados cometidos por el Pueblo de Israel en relación a la pureza del Templo; el otro era enviado al Monte de Azazel, en el Desierto de Judea,  para expiar todos los demás pecados de la nación. Cuando el Kohen Gadol declaraba cuál era el chivo que sería ofrendado a HaShem, pronunciaba el Nombre Divino Manifiesto y, entonces, los cohanim allí presentes, así como el resto del pueblo de Israel que se encontraban en el patio del Templo,  se ahincaban, prosternaban y proclamaban:

«Baruj Shem Kevod Maljutó Leolam Vaed».

El Kohen Gadol ataba una cinta de color rojizo sobre el pescuezo del chivo ofrendado a HaShem, así como sobre los cuernos del chivo que sería enviado a Azazel. Seguidamente retornaba donde el buey, apoyaba sus manos sobre éste y confesaba en representación de los demás Kohanim:

«Ana HaShem, jatati aviti pashati lefaneja aní ubeití ubnei Aharón am kedosheja (Por favor HaShem, pequé negligentemente, intencionalmente y me rebelé ante Ti, yo y los hijos de Aharón que son tu congregación sagrada), Ana HaShem, kaper na lajataím velaavonot velapshaím shejatati vesheaviti veshepashati lefaneja aní ubeití ubnei Aharón am kedosheja (Por favor, por Tu Nombre, expía los pecados negligentes, intencionales y de rebeldía ante ti, tanto míos como de mi mujer y de los hijos de Aharón que son Tu congregación sagrada) kakatuv betorat Moshé avdeja: ki baiom hazé iejaper aleijem letaher etjem mikol jatotejem lifnei HaShem titharu (tal como está escrito en la Torá de Tu siervo Moshé: pues en ese día os expiará para purificaros de todos vuestros pecados y os purificaréis ante HaShem)»

Tras degollar el buey, entregaba la sangre a otro kohen e ingresaba en Santuario para quemar el incienso, tal como está escrito (Vayikrá 16:11-13):

«Y ofrecerá Aharón el buey expiatorio suyo y hará expiación por él y por su linaje y lo inmolará. Y tomará un incensario lleno de brasas ardientes del altar ante el Eterno y colmará sus puños con incienso aromático bien desmenuzado y lo llevará detrás del velo (al Kodesh Hakodashim) y pondrá el incienso sobre el fuego ante el Eterno para que la nube cubra el propiciatorio que está sobre el Arca del Testimonio y no morirá»

Al salir,  degollaba el chivo  ofrendado a HaShem, recibía su sangre e ingresaba al Kodesh HaKodashim, se paraba entre las varas del Arca y asperjaba una vez hacia arriba y siete hacia abajo. Luego salía del Kodesh HaKodashim, tomaba la sangre del buey y rociaba con ella la cortina que separaba la sala del Templo del ‘Sancta Santorum’, una aspersión hacia arriba y siete hacia abajo. Luego volvía a tomar la sangre del chivo y rociaba con esta la cortina mencionada, una aspersión hacia arriba y siete hacia abajo. De esta manera cumplía lo que está escrito (ídem 16:16): «Y así hará al tabernáculo que está con ellos en medio de sus impurezas»

Luego, mezclaba las dos sangres, pasaba del lugar donde estaba la cortina hacia el altar de oro y rociaba con esta sangre sus cuatro esquinas. Tras esto,  revolvía las brasas y las cenizas  sobre el altar,  hasta ver su cobertura dorada; entonces asperjaba esta sangre sobre el altar siete veces. Seguidamente comenzaba la expiación por el resto de las trasgresiones. El Cohen iba por el chivo a ser enviado a Azazel, apoyaba sobre éste sus manos y confesaba en nombre de todo el pueblo de Israel. Una vez enviado el cabrito al Azael, se quitaban los sebos del buey el cabrito de Hashem y los colocaba en un recipiente para que luego Quemada la carne en el desierto, se comenzaba a leer en La Torá tres de las porciones de lectura del día:

  • a) El orden de la labor del Cohen Gadol en Yom Kipur en la porción de «Ajarei Mot» (Vaikrá 16),
  • b) Un fragmento de la porción de Emor (Vaikrá 23) en la que se detallan los preceptos del día,
  • c) La sección de las ofrendas de Musaf de Yom Kipur en la porción de «Pinjas» (Bamidbar-Números 29). Dado que esta porción pertenecía a otro libro de la Torá, la recitaba de memoria para no molestar al público con la espera del enrollado del pergamino hasta esa sección.

Luego se lavaba las manos y los pies, se desnudaba, se sumergía en la Mikve y vestía  ropajes de oro, volvía a hacer ablución de manos y pues y después  degollaba a un chivo como ofrenda de «jatat» que es parte de las ofrendas de Musaf del día, similar a los que se sacrifican en Rosh Jodesh y días de fiesta. Después ofrendaba  su propio  carnero y el del pueblo; ambos eran sacrificados como ofrenda de «olá». Los sebos del buey y el chivo, cuya sangre había sido asperjada en el Kodesh Kodashim, eran quemados en el altar. Volvía a hacer netilat yadám (y kapot reguel) y se ponía vestiduras de color blanco para penetrar por última vez en el Santuario, para retirar  la pala y la cuchara del incienso que allí habían quedado. Al salir, volvía  pasar por la Mikve, retomaba los ropajes de oro,  sacrificando la ofrenda permanente diaria del atardecer («Tamid shel bein haarbaim»), quemando incienso sobre el altar de oro y encendiendo las velas de la Menorá.

El Talmud explica que los oficiantes deben poner atención en recitar este orden de manera puntillosa, conforme a la opinión que se plasmó en la Halajá (Talmud Babilonio Tratado de Yomá 36(B), 56(B)) de que el recitado es, en la práctica, el sustituto de la ejecución de la ofrenda.