Generalidades sobre dos segmentos temporales importantes del ciclo anual judío.
El calendario hebreo también tiene cuatro estaciones climáticas. Esto quiere decir que en la antigüedad, cuando los pueblos semitas del Próximo Oriente tenían la agricultura como principal base de producción laboral, entre la primavera y el otoño -la estación seca- realizaban la cosecha, que empezaba después de Pesaj y terminaba con la estación húmeda, la primera lluvia, que es Sukot. La fiesta de Los Cobertizos, que de hecho gira en torno al agua, «cubren» a los Hijos de Israel) Así queda establecido en La Torá: Va´Ýikrá (Levítico),
Ambas fiestas (que junto a Shavuot forman parte de las tres en que se prescribe peregrinación a Jerusalén) tienen una duración de siete días (ocho en la diaspora). La primera y la última de esas jornadas son días festivos –yom tov, día bueno (fiesta de guardar)- y en ellas se aplican las mismas órdenes que en Shabat; pero los días que median entre el primer y el último día de esas fiestas son el lapso de tiempo denominado «Jol Ha´Moed»; y este segmento temporal es semi-festivo, se trabaja pero no se abandona el carácter festivo y se regula el duelo, el ayuno, etc; por lo tanto, en la sinagoga hay formas particulares de culto y, además, mandatos (mitzvot) que ya aparecen en La Torá: en Pesaj, durante esos días comemos Matzá, evitando totalmente lo que leuda, lo que sube, y en Sucot celebramos con alegría durmiendo en un cobertizo y rezando por la llegada de la primera lluvia, lo que cae. Lo que cae para que fructifique el trigo y la cebada que vamos a evitar en Pesaj. Un ciclo donde lo antropológico pasa de la tierra al cielo, de lo agrícola a lo teológico.
En el Libro de Va´Yikrá, 23, se especifica que el décimo quinto día del mes séptimo -el plenilunio de Tishré- festejarás a A´durante siete días en la Suká y no trabajarás. Surante siete sacrificaréis en ofrenda a A´. En La Torá Oral, el segundo tratado, Moadím, se trata ampliamente sobre el Moed Katán, (pequeño) en el que se especifica que en Jol Ha´Moed no se trabaja, pero esto cambia con acuerdos de los rabinos de la era de los Rishonim. Estos rabinos también debatieron si hay que ponerse tfilin o no, y el debate se concluye con r. Yosef Caro en su obra Sefer Yosef, en donde se decide que no es necesario (es decir, que es optativo) En Israel, a día de hoy, la tendencia es no ponerlos, como en Shabat u otro Yom tov. En la diáspora sí hay quien se los pone, pero unos lo hacen con bendición y otros sin ella. Otros lo hacen en función del estado civil: solteros, no, pero casados sí.
En los servicios sinagogales de Shajarit, Minja y Arvit , la parte de las 18 bendiciones es la habitual, pero después se reza Yaalé veýabó, tal cual se hace tras la bendición de los alimentos y en Rosh Jodesh. En Shabat se omite. Esta oración , de la que existen mil versiones con arreglos actuales, fue compuesta en tiempos de los tanaítas, los recolectores de la tradición oral en El Talmud. Tras esto, se canta el Halel y es cuando se esgrime en Sukot el Lulav. Por último, la lectura de La Torá de esa semana, que es Shemot , 33. En Shabat, el Yaale ve´Yabó se sustituye por las Hoshanot. En Sukot, la haftará es sobre el Libro de Ezequiel. En Minja se lee el principio de la parashá de la semana que viene.
Así pues, desde el fin del primer día de Sukot se saluda deseando Moadim Le´Simjá, Fechas para la alegría, y el interlocutor responde Jaguím u´Zmaním le´Sasón, Fiestas y momentos para el regocijo.