¿QUIÉNES FUERON «LOS PROHIBIDOS»?

 Notas sobre aspectos de la emigración al Nuevo Mundo en la primera mitad del S XVI:


Uno de los muchos corredores del Archivo Gral. de Indias, Sevilla

Una vez que el llamado Nuevo Mundo quedó asumido como una enorme fuente de riqueza, la monarquía hispánica centralizó su gestión desde el puerto de la ciudad de Sevilla. Tanto para recepcionar lo que de allá  venía -género- como para administrar lo que de acá  salía -personas. Y esto ocurrió exactamente desde las normativas migratorias de Nicolás de Ovando, gobernador de la isla de La Española entre 1502 y 1511, al cual se le encomendó la prohibición de entrada de extranjeros en América. O como las de su sucesor, Francisco de Bobadilla, hermano de la protectora de Colón (al cual Bobadilla arrestó por irregularidades ante la ley castellano-aragonesa: esclavitud indígena, ocultación de quintos reales de perlas y de oro, la rebelión de Francisco Roldán  y demás acusaciones de traición por parte de sus muchos enemigos)

Toda la emigración estaba gestionada desde 1509  por la Casa de la Contratación de Sevilla, llevando un registro de pasajeros para las Indias Occidentales en el que se hacía constar básicamente el nombre y el oficio, supervisado todo por el gobernador,  con el objetivo primero de asegurarse de que ejercerían el mismo oficio que habían desempeñado antes. Que el herrero no fuera médico ni el villano fuera juez, ni hubiera herejes de ninguna índole, ni gitanos vagabundos ni extranjeros de Amberes;  y, hasta 1525, siquiera aragoneses.  El 20% de los migrantes eludieron toda la normativa a base de astucias como por ejemplo decir que iban a las Canarias nada más.

Archivo General de Indias, Sevilla

De entre todos los colectivos humanos que tenían prohibida la migración a Indias destacan los judeo-conversos. El valenciano Rodrigo de Borja, más conocido como el papa Alejandro VI -el que emitió la bula por la cual Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón serían «los reyes católicos»-  había emitido también cinco bulas de donación y una de ellas tenía relación con la empresa del Nuevo Mundo. Alejandro VI hizo así a Fernando e Isabel la donación de las tierras que acababan de ser descubiertas, la concesión allí de privilegios como los ostentados por los reyes portugueses en su zona africana y,  sobre todo, mandaba que la partición de zonas se hiciera por medio de una raya vertical a cien leguas de las Azores y Cabo Verde». Pero esta prebenda pontificial tenía una condición ineludible: la evangelización del Nuevo Mundo. Por tanto, estaba vetada la emigración judeo-conversa, que corría el riesgo de retornar al judaísmo cuando se viera a tantas leguas de la Inquisición. (1)

La prohibición para los judeo-conversos no se relajaba, sino que se acrentaba con el paso del tiempo. Así, en 1526, el propio emperador Carlos I de España y V de Alemania dejó dicho lo siguiente:

«Porque he oído decir que está proveído y mandado que ningún sospechoso en la fe o infame o públicamente por esta causa penitenciado o los deudos cercanos de ellos, no pasen allá; es cosa muy razonable que así se guarde, porque es tierra nueva e iglesia nueva y muy tierna y como siempre entre cristianos haya contiendas podría de aquí nacer escándalos a los nuevos y tiernos en la fe que son vivísimos y tendrían causa de dudar y otras causas que hay, por donde me parece provisión santa…»

Pero se hicieron excepciones puntuales entre 1511 y 1539 y algunos pasaron el Atlántico sabiendo que serían inahabilitados para ejercer su oficio si fuesen objeto de las pesquisas de la Inquisición, pues entonces serían repatriados a Sevilla para ser juzgados y condenados. Suponemos que desconocían o les convenía ignorar que el propio Colón tiene muchos fundamentos para ser considerado judeo-converso y que en el primer viaje surcó el océano acompañado de judeo-conversos como Luis de Torres, al que mataron los indios.

O el caso de Alonso Rubuelo, vecino  de Santa Olalla, Huelva, pero natural de Casas Rubias, a quien se le abrió proceso inquisitorial en 1529, acusado de haber heredado las prácticas judaicas que aprendió de su padre, que murió con el sambenito puesto….Alonso, que era mayordomo del señor de Sta. Olalla, Esteban de Guzmán, abandonó el puesto con una gran cantidad de maravedíes, embarcó en Sevilla y vivió en Panamá durante muchos años, hasta que fue descubierto y procesado por todo ello. Pero es ejemplo ilustrador de que no era tan difícil eludir la migración a América si eras uno de los prohibidos. Tal es así que en 1534 se decretaron leyes que debían limitar las actividades ilícitas de la migración, sin olvidarse de que el colaborador -el que recibía el dinero para hacer la vista gorda-  también tendría su pena correspondiente.

 

  1. Archivo de Simancas. Cat. V, Patronato Real volumen I, Valladolid 1946, pág, 471, n. 3.363: Bula de Alejandro VI concediendo a D. Fernando V y a Dª Isabel el título de Reyes Católicos, kalendas ianuarii, 19 diciembre 1496.
  2. Los prohibidos en la emigración a América, Esteban Mira Caballos, Universidad de Sevilla