Reseña biográfica de uno de nuestros más prestigiosos sabios talmúdicos.
En la era rabínica de los tanaítas -entre el año 1 y 220 de la era común- destaca un sabio de bendita memoria que pertenece a la cuarta generación de sabios mishnaicos, esto es, entre los complicados años de 139 y 163 CE. Y su nombre, r. Meir Baal Ha´Nes -Meir El Milagrero (El nombre de Meir, que significa «iluminador» es un apodo. Su nombre de nacimiento era Misha). Este discípulo del r. Akiva, uno de los que no fue víctima de la epidemia cuyo fin celebramos en Lag la´OMer, tiene el honor de ser el tercer sabio más mencionado en toda La Mishná; todas las mishnayot anónimas -precedidas de «Otros dicen…»- son obra suya.
Según nos cuenta el propio Talmud, el padre de este rabino era el mismísimo emperador Nerón, por lo cual es obvio que llegó al rabinato previa conversión al judaísmo. Su esposa, Bruria, era hija de r. Janania ben Taridon. Su oficio era sofer s´tam (escriba de documentos legales según la Ley Hebrea, Torá y Mezuzot) También es recordado por tener una memoria prodigiosa, capaz de escribir toda la Meguilá de Esther de memoria sin un sólo error.
Fue de los rabinos que renovaron el Sanhedrín cuando la sede fue trasladada de Yavne a Usha por el acoso que los judíos sufrían por los intolerantes romanos tras la Revuelta de Bar Kojbá. De hecho, él fue el delegado hebreo en viajar a Roma para buscar la Paz. Era muy conocido entre los de su tiempo por su gran carácter conciliador.
Su aporte a La Mishná es bastante significativo. Y todos los Shabat hacía grandes sermones que dividía en tres partes. De todas formas, no consiguió sus propósitos y tuvo que marchar al exilio en Babilonia. No se sabe en qué lugar de Asia murió, porque pidió que su cuerpo fuera abandonado e las olas del mar. Sin embargo, otros dicen que fue enterrado en Tiberias. Su hilula -su enaltecimiento- se celebra el día catorce del mes de iyar. Sea su mérito nuestra protección.
El Talmud dice que él y r. Nathan estaban en contra del presidente del Samhedrín, Raban Shimon Ben Gamliel.. aunque en realidad más que estar en contra lo que querían era hacer prevalecer su sabiduría. El apodo de milagrero, no obstante, es del S XVIII.