R. SHMUEL ABOAV

Apunte biográfico de un rabino veneciano del S XVII que fue injustamente tratado.


Los Aboav, estirpe hispano-hebrea  fundamental en el desarrollo de la cultura sefardí, tienen su más remoto origen en la Corona de Aragón en tiempos de Jaime I, que colocó a r. Abraham Aboav en la localidad de Altea (hoy Valencia) Luego pasan a Toledo, donde su hijo Isaac escribe «Menorat Ha´maor» El candelabro ilumuminador,   en cuyo nombre se construyó la famosa sinagoga de Tsfat. Su hermano, Isaac, fue hijo de Abraham III, que en 1433 engendra a Isaac Aboav -último gaón de Castilla- pues en 1492 partió hacia Portugal. Fue padre de r Abraham Aboav IV y Yaakov Aboav. Abraham IV tuvo que verse forzado a la conversión y vivió como cripto-judío con el nombre de Duarte Diaz y murió en Porto en 1550. Su hijo Yaakov, será quien pase la familia al norte de Europa y  ya murió en Amsterdam; su hijo David, casado con Isabel de Fonseca, fue el padre, en Castro Daire, Portugal, el Primero de Febrero de 1605,  de un niño llamado Simao, que luego, cuando llegue con siete años de edad Amsterdam, se convertirá en  r Isaac Aboav de Fonseca.

Pero no sólo en Amsterdam hubo comunidades de neocristianos retornados. También en Hamburgo (hoy Alemania) se desarrolló una intensa comunidad. Y allí nace, en 1610, Shmuel Aboav, hijo de Abraham Aboav V, o Rabbi Abraham ben Menasseh Aboab, miembro fundador de la congregación hamburguesa, fundador de la sinagoga Keter Torá, La Corona de La Torá.

Su padre -y su madre, Anna Dinis-  lo envíaron a estudiar a Venecia. No debemos nunca olvidar que la comunidad de Amsterdam y sus aledañas en el norte de Europa,  tiene sus fundamentos rituales en la comunidad de Venecia; es decir, todo el culto y tradición de la llamada cultura sefardí occidental , que tenemos por surgida en Amsterdam, no surge de la nada, sino que parte de los cánones venecianos y no de otro lugar. Así pues, Aboav, a los 13 años de edad -nada más terminar su Bar Mitzvá-  fue enviado a formarse en el gueto veneciano con el director de su mayor yeshivá entonces, el  rabino David Franco. A esta temprana edad ya escribía sobre temas píos.  Por desgracia, un año después de llegar a la ciudad de los canales, r David Franco partió de este mundo. Algunos  años después, a los 18, que entonces eras un hombre hecho y derecho, se casó con la hija huérfana  de su mentor y guía espiritual, Mazaltov Franco. A pesar de sólo haber estudiado un año con r Franco la impronta que le quedó en su vida intelectual fue notoria, porque además de los saberes propios de los rabinos aprendió idiomas -latín y dialecto véneto, seguramente, aunque entre ellos hablaba español- e incluso fundamentos de lo que entonces era la ciencia.  Su propia esposa tenía alto nivel educativo y de ella dijo r Samuel Aboav que fue la que inculcó todos los valores éticos a sus hijos. Todo les iba tan bien que hasta la familia de Hamburgo se mudó a Venecia. No obstante, Aboav, esposa e hijos,en 1638 pasaron a vivir en Verona, donde fundó una yeshivá de prestigioso nombre en toda Italia.

En 1850 se le propuso retornara Venecia como rabino principal. Aceptó y también fue presidente del ribunal rabínico de la ciudad hasta el fin de sus días. Su nombre era tan famoso en el orbe rabínico que recibía muchas preguntas de distintas partes del mundo, dedicándose, claro está, a dejar escrita cuenta de sus «responsa». Pero con una peculiaridad: era tan humilde que no las firmaba con su nombre, sino con los nombres de los integrantes de la yeshivá.

Davar Shmuel, una de sus obras

Toda su vida era un cielo azul sin nubes. Hasta que de pronto, ya con ochenta años de edad, se decretó sobre él la expulsicón de la ciudad y vagó de ciudad en ciudad y de país en país, viviendo más en turbio que claro. ¿El motivo de la expulsión? Aboav era un firme opositor a la secta de los sabateos que habían creado Sabtay Tzví y su acólito, Nathan de Gaza. Esté, decía Aboav, le había confesado en persona que todo aquello del mesianismo sabateo era una vulgar patraña y un vil engaño. Y los rabinos venecianos decidieron que el peligroso era él, no el loco de Esmirna y el instigador de Gaza. Además de esto, su nombre era polémico por  obtener apoyo financiero de las comunidades judías de Europa occidental para los asentamientos judíos en la Tierra de Israel, en particular Jebrón, lo que enojó al Dux Venitiae, que le expulsó.  En 1643, recolectó fondos para el rescate de los judíos de Kremsier, cautivos por los suecos. Sólo poco antes de morir , tras la misericordia del Dux, pudo regresar a Venecia, muy enfermo,  y retomar su cargo como rabino principal (hasta entonces en manos de su hijo Yosef, que continuó con el proyecto de Jebrón hasta el extremo de abandonar la ciudad para irse a vivir en la comunidad jebronita)

Otro hijo, Yaakov, también rabino veneciano, prestó especial atención a las antigüedades bíblicas y las ciencias naturales y mantuvo una activa correspondencia literaria con Theophil Unger, un pastor entusiasta y coleccionista de manuscritos hebreos. Aboav también mantuvo, de 1682 a 1692, una correspondencia científica con el erudito consejero imperial Job Ludolf, en Frankfort-on-the-Main. El rabino  Yaakov murió en 1727 en Venecia. Su hijo Abraham dejó de vivir en la Serenísima República de Venecia y pasó a vivir en la Subime Puerta del Imperio Otomano, concretamente en Salónica.  Sus descendientes  establecieron la rama otomana del apellido.)

La obra literaria de r Samuel Aboav es muy citada hoy en día pues sus responsa -editadas póstumamente-  son de las más importantes de este género literario netamente judío.

Ca. 1650, se imprimió en Praga una antología llamada «Sefer ha´Zijronot» ,  Libro de los Recuerdos, una de sus más famosas obras. El propósito de esta colección era despertar a la gente para que observara  las  mitzvot de La Torá y  evitara  transgresiones que estaban acostumbrados a ignorar. (El Barroco es una época muy decadente, de crisis, de desorden) El libro se imprimió de forma anónima y hasta surgió  una disputa sobre la identidad de su autor. El primero en atribuir este libro a Rabí Shmuel fue el autor de Hammad Yamis, cuando lo coronó con el título «la excelencia del sabio jasídico, como escribió Rabí Shmuel Abuhav en el libro de recuerdos». Ha´Hida, en su libro Shemot Ha´Gdolím, Los nombres de los grandes,  también testifica que el autor del libro es el rabino Shmuel Abuhav, quien «durante la mayor parte de su jasidismo no mencionó su nombre». Hoy en día este hecho es aceptado universalmente, pero en su tiempo se tenía muy en duda. Algunas obras suyas aún están en manuscrito, esperando ser editadas por alguien competente-